Los famosos traidores: los afrancesados durante la crisis del A.R (1808-1833)” de Juan López Tabar
rubendiApuntes17 de Abril de 2025
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RUBEN DÍAZ RAMIRO
TRABAJO HISTORIA CONTEMPORANEA DE ESPAÑA
“LOS FAMOSOS TRAIDORES: LOS AFRANCESADOS
DURANTE LA CRISIS DEL A.R (1808-1833)” DE JUAN LÓPEZ TABAR”
Índice:
1.- Resumen por capítulos de la obra:
- Capítulo I – Paz en la Guerra (1808 – 1813) (P.p 23-100)
- Capítulo II – El exilio (1813-1820) (P.p 103-181)
- Capítulo III – En la España del Trienio (1820 – 1823) (P.p 181- 271)
- Capítulo IV – La hora de los afrancesados (1824- 1833) (P.p 271 – 346)
2.- Resumen general de la obra
3.- Análisis de la obra
4.- Opinión personal sobre la obra
- Capítulo I – Paz en la Guerra (1808 – 1813) (P.p 23-100)
El primer capítulo de la obra (1. 1) se adentra en los antecedentes de un período agitado en la historia de España que abarca de 1808 a 1813, un tiempo donde el país se ve sumido en una serie de eventos que definirán su futuro. Se describe un escenario en el que España, ante la invasión de las tropas francesas, se ve obligada a tomar decisiones fundamentales en medio del desorden político y social.
En este marco, emerge la figura de Fernando VII, quien llega al trono en un momento de gran turbulencia política tras la renuncia de su padre, Carlos IV. La situación se complica debido a la intervención de Napoleón Bonaparte, cuyos movimientos estratégicos ponen a prueba la lealtad de las élites españolas y desatan acontecimientos como el motín de Aranjuez y el levantamiento popular del dos de mayo.
La narración revela los dilemas que enfrentan las clases gobernantes, divididas entre resistir la invasión y temer el caos que podría generar un levantamiento popular. También se analiza la respuesta de varios grupos ante la llamada a una asamblea en Bayona hecha por Murat, lo que muestra la diversidad de opiniones y las primeras deserciones hacia el lado francés.
La victoria patriota en la batalla de Bailén marca un cambio significativo en el conflicto, debilitando el dominio de José Bonaparte y llevando a figuras clave a unirse al bando español. No obstante, la confusión y la complejidad del entorno político continúan, reflejando la inestabilidad del nuevo régimen josefino y las tensiones que aún persisten en la sociedad española.
Este primer segmento del capítulo 1 también aborda el contexto cultural e intelectual de la época, resaltando el impacto de la prensa y la educación como herramientas para el cambio y el desarrollo. Se estudian las diversas corrientes de pensamiento que existían en España en ese tiempo, desde el liberalismo hasta la influencia francesa, así como las tensiones ideológicas y las alianzas cambiantes que surgieron durante este periodo agitado.
Más adelante en el capítulo, se discuten los esfuerzos del rey José I para obtener el respaldo de los españoles durante su mandato (1. 2). Comenzó con una estrategia conciliadora, pero tras su derrota en la batalla de Bailén, cambió a una táctica más coercitiva, exigiendo lealtades. Se utilizó la coacción para obtener estos juramentos, especialmente de aquellos que dependían del gobierno para vivir o que estaban en áreas controladas. Además, se realizó una campaña de propaganda muy activa, utilizando herramientas como periódicos, panfletos, obras de teatro y discursos religiosos para moldear la percepción pública y atraer seguidores tanto para los afrancesados como para los patriotas, en una lucha ideológica que iba de la mano con la militar.
Más adelante, en un subcapítulo se aborda la influencia de la imprenta, que incluye los periódicos, las proclamaciones y los panfletos. Aquí se señala el rol fundamental de la prensa y los panfletos en la estrategia de propaganda durante el mandato de José I en España. Desde antes de que comenzaran las hostilidades, Napoleón reconoció la relevancia de los medios para manejar la opinión pública y preparó cuidadosamente este frente, incluso recomendando a su hermano que prestara atención a los medios para propagar que la población española estaba sometida. Tanto el gobierno de José I como las autoridades francesas apoyaron la creación de nuevos periódicos y usaron la prensa como herramienta de convencimiento y control. La censura se enfocaba principalmente en las noticias sobre España y el conflicto, mientras que había más libertad para otros tipos de contenido.
Aunque la eficacia de esta propaganda fue limitada, se acepta que tuvo algún impacto, especialmente en momentos clave como la conquista de Andalucía en 1810. No obstante, la desconfianza hacia la prensa afrancesada entre los patriotas complicó la captación de nuevos seguidores, y la propaganda no llegó a convencer completamente a los ciudadanos españoles.
También se menciona el teatro. Este se transformó en una herramienta potente de propaganda tanto para el gobierno francés como para el gobierno de José. La reapertura de los teatros en Madrid en 1808 marcó el comienzo de esta estrategia, aunque la reacción del público fue fría. A pesar de los esfuerzos por elevar la calidad del teatro español, se cuestionó la efectividad propagandística, sobre todo porque la resistencia patriota también utilizó el teatro para promocionar su causa con más éxito. El teatro se volvió un campo de confrontación ideológica durante la ocupación, reflejando las tensiones políticas y sociales del momento.
En resumen, el capítulo brinda una visión detallada y matizada de los acontecimientos y las dinámicas políticas, sociales e intelectuales que caracterizaron el inicio de la Guerra de la Independencia española, mostrando las complejidades y contradicciones de un período turbulento y crucial en la historia del país.
- Capítulo II – El exilio (1813-1820) (P.p 103-181)
El capítulo II comienza con la sección sobre la caída del régimen de José y los primeros movimientos de migración. Aquí se indica que, desde 1812, el estado del régimen josefino se deterioró notablemente, especialmente después de la victoria de las fuerzas anglo-españolas en la batalla de los Arapiles. José I tuvo que abandonar Madrid, lo que provocó un éxodo masivo de los afrancesados hacia Francia o lugares seguros en España. A pesar de algunos intentos de regresar a Madrid, la derrota de Napoleón en Rusia y la presión militar llevaron al exilio definitivo de José I y sus partidarios hacia Valladolid, lo que marcó el final del régimen josefino y el inicio de un éxodo masivo de sus seguidores hacia Francia.
Más adelante se aborda “Los números del exilio”. La emigración de los afrancesados durante la guerra se caracterizó por una alta proporción de exiliados entre los empleados del Ministerio de Policía y los militares josefinos, que representaron alrededor del 70% del total de los afrancesados registrados en el censo. Esto ocurrió debido a la naturaleza de su trabajo y al mayor riesgo que enfrentaban de represalias. Otros funcionarios administrativos, como fiscales y recaudadores de impuestos, también mostraron una alta tasa de emigración, superando en algunos casos el 90%. La geografía tuvo un impacto en las decisiones de exilio, con un menor número de exiliados en las prefecturas andaluzas, ya que la ocupación francesa allí fue menos represiva y hubo menos control por parte de la guerrilla.
En cuanto a la organización y recepción de los refugiados (2. 1. 3), primero se explica cómo la derrota de las tropas francesas en Vitoria forzó al rey José y a los afrancesados a buscar refugio en territorio francés. Desde junio de 1813 hasta mayo de 1814, los refugiados llegaron a Bayona, donde se intentó organizar su atención. Sin embargo, la situación era caótica y las autoridades francesas tenían dificultades para controlar el flujo de refugiados y su distribución en el país. Se estableció una comisión en París para coordinar la ayuda y la distribución de los refugiados, pero los problemas financieros y la falta de control sobre los movimientos de los mismos complicaron los esfuerzos. A pesar de los intentos por normalizar la situación, los refugiados continuaron desplazándose constantemente debido a los acontecimientos militares y la incertidumbre sobre su futuro. La situación se agravó aún más en abril de 1814, cuando el avance de las cuando las tropas de Wellinghton obligaron a los refugiados a reubicarse mas dentro del país.Finalmente, con la paz entre Francia y las potencias europeas en junio de 1814, muchos refugiados se trasladaron a departamentos cercanos a la frontera española, con la esperanza de regresar pronto a su país.
Este mismo capítulo también examina la situación de los españoles que colaboraron con el gobierno francés durante la ocupación de Napoleón y las represalias que enfrentaron tras la restauración de Fernando VII en 1814. Se instauró una política de expulsión y ostracismo para aquellos clasificados como afrancesados, bajo la supervisión de alcaldes o autoridades locales. Los militares de rango inferior a capitán fueron excluidos del ejército, aunque se ofreció un indulto a sargentos, cabos y soldados que se presentaran ante las autoridades militares dentro de un plazo específico.
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