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MUSEO REAL FELIPE


Enviado por   •  23 de Mayo de 2013  •  2.159 Palabras (9 Páginas)  •  544 Visitas

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1.- Responda a las siguientes preguntas:

a.- Elabore una breve reseña histórica del Museo

Esta fortaleza se edificó después del terremoto y maremoto del 28 de octubre de 1746, y fue denominada como Real Felipe en honor del rey Felipe V, primer monarca español de la Casa de Borbón, fallecido precisamente en 1746. Su construcción finalizó en 1774: las tareas de construcción comenzaron durante el periodo de gobierno del virrey José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda, y concluyeron en el tiempo del Virrey Manuel de Amat. Debe destacarse que precisamente el virrey Superunda recibió el título nobiliario de ese nombre en reconocimiento de sus labores en la reconstrucción de la ciudad de Lima y del Callao, luego del mencionado terremoto.

Sin embargo, desde tiempos anteriores ya se habían construido defensas del puerto del Callao frente a posibles ataques de piratas y corsarios. Así, a mediados del siglo XVII se amuralló el puerto. No obstante, el terremoto de 1746 destruyó buena parte de esa muralla, razón por la cual el virrey Manso de Velasco decidió la construcción del fuerte. Este fue edificado con piedra trasladada desde la isla de San Lorenzo, y con los restos de la antigua muralla.

El año de 1774, en el que concluye la construcción del Real Felipe, invita a múltiples reflexiones. Pertenece a un periodo histórico que en lo internacional evidencia acontecimientos que representaron cambios de gran envergadura: la independencia de Norteamérica en 1776, y la revolución francesa en 1789.

En el contexto del imperio español, debemos considerar que es el tiempo de las reformas borbónicas, planificadas desde la metrópoli con el propósito de que la Corona ejerciera un mayor control de sus dominios americanos, tanto en términos de la obtención de recursos económicos, como en lo referido al ejercicio de la autoridad de parte de los agentes de la administración regia.

Este programa de reformas generó un notable descontento social, ya que supuso el quiebre de una situación de evidente autonomía económica de parte de las élites americanas. En tal contexto, la terminación de la construcción del Real Felipe en este periodo histórico no es casualidad; para controlar sus dominios americanos, la Corona entendió que era imprescindible la defensa de sus costas y su adecuada vigilancia. No solo las actividades de contrabando estaban en la mira, sino que con la mejora de las defensas costeras se podía enfrentar con mayores posibilidades de éxito los ataques por mar de las potencias enemigas de la monarquía española.

Junto a ese programa de reformas, y al descontento social consiguiente –que tuvo su mayor manifestación en la gran rebelión de los Andes dirigida por Túpac Amaru II a inicios de la década de 1780- el tiempo de la construcción del Real Felipe coincide también con una creciente afirmación de la idea del Perú en los sectores intelectuales de nuestro país. En efecto, el despotismo ilustrado –propio de las reformas borbónicas- promovió el estudio de las ciencias y de las letras, a partir del optimismo que los ilustrados tuvieron con respecto al dominio del mundo a través del conocimiento. Así, el desarrollo de las expediciones científicas respondió a esas inquietudes, y todo ello llevó a que se diera un mayor interés por el estudio de las peculiaridades de la tierra peruana. En particular, es una época en la que ganan fuerza los estudios de historia del Perú. Por otro lado, la influencia específica de la Ilustración española en el Perú se vio fundamentalmente a través de la denominada “Ilustración cristiana”, que buscó hacer compatibles los postulados intelectuales ilustrados con la fe católica. Felipe de la Barra, estudioso de la fortaleza del Callao, expresa que ésta quedó prácticamente terminada en 1774 durante el gobierno del virrey Amat, quien gobernó de 1761 a 1776, luego de Manso de Velasco. Al virrey Amat le tocó construir “la casamata, los torreones, la contraescarpa, los cuarteles y almacenes a prueba de bomba bajo las zanjas”. Una imagen de la fortaleza presenta los cinco baluartes: el del rey, el de la reina, el del príncipe, el de la princesa y el de San José; cada uno de ellos se diseñó orientado hacia direcciones distintas, Chucuito, la mar brava o el camino a Lima. Otra cita de Felipe de la Barra es interesante: “El tipo de la fortaleza seguía la escuela de Vauban, que regía el arte militar de entonces en el ramo de la fortificación permanente. Su forma es pentagonal con cinco baluartes y comprendiendo murallas, cordín, parapeto, terraplén, escarpa y contraescarpa.

El pentágono tenía un desarrollo externo de 1,580 metros”. Un foso de 16,80 metros de ancho y 2,50 metros de profundidad circundaba exteriormente la fortaleza.Si dejamos la visión material del fuerte y pasamos a un recuerdo de momentos importantes, la moneda 51 memoria es variada y muy rica. Al final del tiempo de los precursores, la rebelión de Gómez, Alcázar y Espejo tuvo como escenario el fuerte del Callao. Más tarde, pasó la fortaleza al servicio de la patria por acción conducida por La Mar; en el levantamiento del sargento Moyano, regresó la fortaleza al dominio realista; y fue escenario de múltiples angustias personales en el tiempo de la anarquía de 1823 y en la época del gobierno de Bolívar. Así, por ejemplo, es ilustrativo el caso del marqués de Torre Tagle, quien en momentos de incertidumbre ingresó a la fortaleza, donde murió en septiembre de 1825.

Poco después, en enero de 1826, terminó el sitio del Callao por parte de las fuerzas patriotas, que se había iniciado tiempo antes con el fin de recuperar el dominio del Real Felipe, que estaba en manos de tropas realistas comandadas por José Ramón Rodil. Este no aceptaba la capitulación de Ayacucho, y dejó una interesante “Memoria” en la que relata sus vivencias durante el tiempo en que estuvo dominando el Real Felipe. Durante buena parte de ese tiempo, Rodil tuvo la ilusión de tomar contacto con una eventual escuadra española para revertir el resultado de la batalla de Ayacucho. En esa “Memoria” del sitio del Callao, Rodil explica las características estratégicas y humanas de la resistencia, que ha merecido múltiples reflexiones. Fue intenso el asedio a la fortaleza del Callao por los patriotas, y tenaz la defensa de Rodil, todo lo cual representa un capítulo importante de la historia de los orígenes del Perú republicano. No se trataba solo del bloqueo por mar al cual se sometía a la fortaleza; estaba en juego el dominio tranquilo del apostadero del Callao, en la porfiada resistencia después de la capitulación de Ayacucho. Es interesante citar un fragmento de la “Memoria” de Rodil, en el que pondera

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