Monumentos re-monumentalizados

Monumentos re-monumentalizados:

La obra de arte en el tiempo de la transgresión publica del espacio urbano.

Pedro de Valdivia ahorcado desde el puente Valdivia en la ciudad de Valdivia

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Chile, país-laboratorio del neoliberalismo desde su instalación forzosa en la década del 70, hoy es testigo de un estallido social que semanas atrás habría sido impensado, la resignación ciudadana y su silencio a la vista de una de las sociedades con mayor desigualdad hacían que su presidente Sebastián Piñera, se refiriese al país recientemente como un “oasis” dentro de Latinoamérica. En estas últimas dos semanas hemos visto que ese oasis era en realidad un espejismo que ocultaba una tremenda impotencia popular, una rabia que se ha manifestado en las calles en forma de protesta y que los medios de comunicación (cooptados por el poder económico) muestran de modo parcial.

En ese contexto, podemos ver que muchas temáticas no resueltas a nivel país han sido relevadas entre ellas la idea de la lucha de clases, la desigualdad, la explotación del pueblo, el reconocimiento de los pueblos originarios y un sin número de temas asociados a la idea de dominación que se van poniendo en escena.

Es así como a propósito de esta revisión en tiempo real de la historia un número indefinido de monumentos (esculturas en general) han sido removidos e intervenidas, como una forma de protesta o como una forma de manifestación de lo que hoy sucede en el país, por lo que sus figuras representan o por la representacion que del poder que en ellas recae.

En la ciudad de Temuco, donde la presencia del pueblo Mapuche ha sido históricamente muy fuerte, decapitaron la estatua de Pedro de Valdivia (conquistador español), e instalaron su cabeza cercenada en las manos del monumento de Caupolicán, el Toqui mapuche que lideró la resistencia araucana en tiempos de la conquista y que murió empalado a manos de sus captores.

Poco más al sur del país, en la ciudad de Valdivia, manifestantes arrancaron el busto de Pedro de Valdivia, que estaba instalado en la plaza Pedro de Valdivia, y luego lo lanzaron, desde el puente Pedro de Valdivia directo al río que lleva su nombre.

Podemos ver estas acciones desde distintas perspectivas, sin duda una de ellas y tal vez la más obvia es verla desde el sentido común como vandalismo, como un ataque al patrimonio artístico y cultural. Sin embargo pensamos que podemos también verlas de un modo reflexivo, como una re-monumentalización de los monumentos intervenidos, una puesta al día de sus significados y por ende de su relación con quienes los contemplan, es decir se transformarían de este modo en nuevos monumentos, en un nuevo patrimonio cultural.

Resulta que la contingencia de los eventos contemporáneos son más veloces que la cultura que los trata de reflexionar, así igual sucede con el arte y cómo éste es entendido. Hay un arte que tiene una cierta inoportunidad, es decir algo que se da a pensar cuando acaece, lo podríamos llamar también un arte de la contingencia, y es así porque se incorpora en los efectos mismos que los medios de comunicación difunden en la red planetaria, asunto que permite tratar su temporalidad, un arte contemporáneo que no se proyecta como devenir del futuro, como adelantado a su tiempo, inexistente en el hoy, y hace al autor un profeta de su tiempo, como una vanguardia. Mucho menos es un arte empeñado en mantener una tradición cultural legitimada por el consumo es mas bien un arte que se instala precisamente en el instante de la inmediatez, en el tiempo presente.

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