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Mujeres Patriotas


Enviado por   •  2 de Abril de 2019  •  Tareas  •  14.007 Palabras (57 Páginas)  •  187 Visitas

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A MANERA DE INTRODUCCIÓN

Quizás lo más difícil de encarar esta obra, sea el hecho de escribir sobre mujeres, siendo mujeres. Desprendida de toda subjetividad y luego de investigar sobre la vida de mujeres, indias criollas y / o españolas, he querido sintetizar las acciones de algunas de ellas, sus luchas sus sufrimientos, sus proezas en aras de la patria que las acobijaba, y las acciones realizadas a favor de un hombre o de varios, de sus hijos o de sus nietos que verían esta América pujante del siglo XVI. Esta tierra prodiga, que nació bajo el amparo de su raza india, fue tomando un matiz diferente cuando llegaron los primeros conquistadores. La evangelización tendría mucho que ver con esta controvertida conquista y con la unión aceptada entre indios y españoles en forma legal o concubinato abierto.

Los conquistadores españoles y portugueses se unieron apenas llegados, con indias a pesar de las nostalgias que sentían por las mujeres españolas y los valores que, para ellos, las representaban. A la vez que poseían a las indias, los indios pasaban a servirles en trabajos varios. Bajo estas características se criaron los mestizos, quienes hablaban su lengua original pero no ignoraban el español. Así, muchos de los conquistadores hicieron traer a sus legítimas esposas, pasando las indias a ser meras criadas o servirles del amo o señor. Tampoco les fue fácil al español desprenderse de sus hijos que habían nacido de la unión con las indias, algunas de ellas de fuertes orígenes y prosapia indígena. En ese contexto aparecen mujeres rebeldes, desobedientes, incorrectas, luchadoras, tenaces, invencibles. También sufrieron por ser originarias de estas tierras, y por ser mujeres, lógicamente. Tampoco se puede obviar la presencia de mujeres cultas, con fuertes intervenciones en los procesos sociales y económicos de la época.

La mayoría fueron catequizadas y aprendieron a fuerza de presión las historias sagradas que luego enseñaron a sus hijos indios y mestizos. Muchas de ellas ejecutaban instrumentos, panderetas, tamboriles y a la vez supieron desmitificar la imagen de mujer sojuzgada durante el periodo hispánico.

El virreinato del alto Perú no era ningún ejemplo de equidad, al menos para aquellos pobladores que sufrieron el enriquecimiento de comerciantes. Las reformas borbónicas trajeron aparejadas una mayor segmentación social y, sobre todo, una mayor presión sobre las clases populares. Las nuevas políticas fiscales produjeron grandes levantamientos populares donde participaron tantos criollos como mestizos e indios. La mayor revolución andina la provoco José Gabriel Condorcanqui, más conocido por Tupac Amaru II, Curaca de los pueblos de Surinama, Tugasuca y Pampamarca del Perú, acompañado por su mujer, Micaela Bastidas.

Las mujeres indígenas, criollas o españolas, supieron cada una de ellas porque y para que llegaron. Estas mujeres- coraje cruzaron océanos, cordilleras a lomo de mula, o kilómetros realizados a pie o a caballo, por selvas, desiertos, paramos, sufriendo todo tipo de privaciones a la par del hombre, a veces acompañadas de embarazos o hijos pequeños. Algunos hijos de estas valerosas mujeres quedaron en el campo de batalla. Fueron muchos los esfuerzos no reconocidos ni valorados por la historia americana.

Al mismo tiempo, mujeres de diversos estratos sociales constituyeron el descollante grupo de las patriotas exaltadas, que se conformaron en espías puntuales y vigilantes a favor de los intereses de las fuerzas independentistas. Por todo ello, este escrito que sirva de homenaje a las mujeres valientes que, sin medir sacrificios, sin medir tiempos, y convertidas algunas en jirones, supieron del desprecio, la humillación, el silencio y entregaron sus vidas en aras de la emancipación de su Patria.

María Mexía

Es un infierno la ciudad del barco del Tucumán. Sin temerle al calor, la expedición de Núñez de Prado funda y desfunda poblaciones.  Hay tierras suficientes, verdor, agua y pasto. Lo intentaron también en los valles calchaquíes sin éxito.

 En el año 1552, un joven de apenas veinte años y llamado Hernán Mexía empaliza es para proteger a las mujeres y sus cosechas. Allí, en una de las aldeas juríes, se produce el encuentro entre una esbelta India de bellos ojos, vestida con una mantilla de lana de la cintura para abajo, con Hernán Mexia. Más tarde, esta mujer tomaría el nombre de María Mexia y le daría cuatro hijos.

   Durante los tres primeros años, tuvieron que levantar la aldea siguiendo el plano de las leyes de India, siempre con el mismo trazado: en el medio la plaza mayor, a su alrededor, casas, cabildo, iglesia, cárcel, los solares de los más influyentes y las demás casas destinadas a los conventos de mercedarios, franciscanos, dominicos y jesuitas.

 Hernán y María pasaron verdaderas zozobras en sus afanes de expansión, debiendo luchar denodadamente contra miles de indios lules durante seis años.

 María, como esposa y compañera, humilde en su ser de India  jurí, colaboradora constante, acompañó a su marido en la aventura de traer desde Chile las primeras semillas de trigo, algodón y árboles frutales. Cada vez que Hernán viajaba a Cusco y Charcas por motivos comerciales, volvía cansado de esos viajes y se refugiaba en los brazos de María. Durante esas largas ausencias, los mestizo hijos de María iban creciendo y recibían la enseñanza del idioma español, ya que María sólo hablaba el quechua y el kakan.

 María nunca se   pudo casar con el padre de sus cuatro hijos. Hernán Mexía contrajo enlace con una española llegada de Chile y a María la hizo casar con un indio llamado Andrés. Ya casado con la española Isabel de Salazar, Hernán y de llevarse las mestizas adolescentes mayores al Perú, para buscarle marido, segundo golpe que sufre María, aunque acepta con resignación el alejamiento de sus hijas.

 Cuando María queda viuda, vive con su hija Leonor Mexía de Tejeda en Talavera Esteco (Tucumán), rodeada de su yerno y nietos. En el año 1600 se instaló en Córdoba con uno de sus nietos. Tenía como dote en ese momento treinta ovejas, tres bueyes, una yegua y un potro que dejó a su nieto Juan. todas sus hijas se casaron con reconocidos y prestigiosos españoles.

  Evangelizada por la iglesia católica, quedó sorprendida por las ceremonias religiosas que realizaban para semana santa. Antes de morir, rodeada por el afecto de todos los   suyos, compro un niño Jesús para la cofradía de los indios.

Entrega

María mece la cuna de su bisnieto y le canta en la lengua kakan: “Huitito que mai pirincue//chimpá piqué// verde miscué”.  María lo acuna mientras repasa la vida, que siendo India pudo brindar su amor a un español, Hernán Mexía. Sus cuatro hijos fueron un regalo de la vida. Como olvidar lo vivido, y cuando él ya conoció a Hernán tenía puesta una túnica y ahora, ya grande, había podido vestirse como una española. Adoraba el vestido de raso azul con pasamanos de seda y el negro elegante que guardaba en un arcón. No importaba ya que su Hernán se hubiera casado con una española. Ella, vestida con una pampilla, lo había conquistado y había disfrutado gran parte de tu vida; ahora se multiplicaba no sólo en hijos, sino también en nietos y bisnietos. Mira su vejez que se trasluce en sus manos rugosas y morenas.

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