No podemos pensar al individuo sin perder de vista a los grupos pues estos siempre lo están atravesando

Los grupos en los que se encuentran inmersos los sujetos, muestran personajes, posiciones, señales que son propios de un individuo perteneciente a determinado momento histórico; para entenderlo en su momento hay que entender en un primer momento el entramado colectivo que conforma su subjetividad; por otro lado entender que no existe individuo solo actuando en los grupos sino que se encuentra detrás de el todo un tejido de signos y símbolos provenientes de otras grupalidades.

No podemos pensar al individuo sin perder de vista a los grupos pues estos siempre lo están atravesando, a este respecto cobra llama nuestra atención el proyecto colectivo, como una creación colectiva que infiere una pluralidad resultado de los vínculos entre sujetos, en este sentido el proyecto es igual a grupalidad a institución.

Dentro de la sociedad, el fortalecimiento y reproducción de sus producciones de sentido van a sustentar la institución de normas, valores y lenguaje, por los que una sociedad se puede mantener cohesionada, concebida como una totalidad. Donde los nuevos sistemas de significación colectiva juegan un papel importante. La institución de la sociedad produce individuos, quienes a su vez, están en condiciones de reproducir dicha sociedad. En palabras de Ana María Fernández “la institución de una sociedad está hecha de múltiples instituciones particulares, que hacen que una sociedad  -aun en crisis-  sea esa misma sociedad”^[1]

Tanto en la sociedad como en el imaginario social el poder y sus relaciones van a incidir en los sujetos de una grupalidad, por que el poder se va a ejercer entre ellos mismos, por medio de dispositivos tácticas estrategias mecanismos que hacen funcionar al grupo; todos estos observados en las relaciones mas comunes e insignes que van a dar cuenta de campos más amplios, en otras palabras nos vamos a mover entre los niveles macro y micro para establecer las relaciones del poder, en alusión La microfísica del poder de Michel Foucault.

Es aquí que donde observamos la doble vía del poder una por medio del ejercicio de reglas y normas y otra correspondiente a una dimensión mágica y simbólica del imaginario social; haciendo que lo instituido perdure o que nuevas significaciones aparezcan. Los dispositivos de poder, para el funcionamiento y la reproducción del poder, necesitan de sistemas de legitimación, discursos del orden, discursos que llaman al orden, y prácticas que van más allá de los discursos valiéndose de soportes mitológicos, que dominen los cuerpos.

Retomando nuestra segunda vía del poder, correspondiente al imaginario social es pertinente la diferenciación de lo establecido, lo nuevo que se crea por que lo que lo que esta instituido no da para mas; son significaciones nuevas que vienen a remplazar a otras y lo instituido que es lo imaginario social (efectivo) lo instituyente es lo radical, con un matiz de innovación de revolucionario; diferenciación que nos hace Ana María Fernández al mencionar que “Castoriadis establece entre imaginario social efectivo (instituido) e imaginario social radical o instituyente […] al Imaginario Social pertenecerían a las significaciones imaginarias que consolidan lo instituido y en tanto tal anudan los deseos al poder […] los universos de significaciones imaginarias sociales operan como organizadores de sentido de los actos humanos estableciendo las líneas de demarcación de lo lícito y de lo ilícito, de lo permitido y lo prohibido, lo bello y lo feo” ^[2] estos sistemas de significaciones consolidan lo instituido y establece lo que esta o no permitido.

Por otro lado lo instituido va a mantener unida a la sociedad, lo instituido se mantiene a través de los propios individuos de una sociedad, para Ana María Fernández la institución crea individuos, que por su cuenta pueden recrear a la Institución de la sociedad.

Los grandes organizadores de sentido van a ser los mitos, que son las significaciones puestas en la narrativa y que nos van a dar sentido como sujetos de una sociedad. Instituyen los nuevos sistemas de significaciones sociales que nos habla de la existencia de un imaginario social que sale de lo establecido por poder. Los mitos como cristalizaciones de sentido para el imaginario social nos va a decir que hacer, que normas nos rigen, sin ser necesario que nadie desde el exterior nos diga que podemos hacer orientado nuestros deseos y acciones en dirección hacia los deseos del poder.

En cuanto a los mecanismos del poder podemos observar que los mitos sociales operan por la repetición insistente de sus narrativas, historias o relatos con efecto simbólico que los sujetos repetimos estas narrativas que se instituyen como universos de significaciones totalizadoras, productoras de discursos que soportan una trama argumental, estos discursos producen y reproducen los argumentos que establecen, por ejemplo, lo femenino y lo masculino en nuestra sociedad. En este mecanismo vemos como opera la violencia simbólica en el sentido que se invisiblizan las diferencias, es decir no da lugar a las diferencias de sentido ni a la diversidad; invalidando la historia, borrando el proceso socio-histórico de estas diversidades homogenizando estableciendo regimenes de verdad y por lo tanto violenta lo diverso.

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