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Orden en el Estado. Un breve repaso por la Constitución


Enviado por   •  18 de Mayo de 2020  •  Resúmenes  •  2.410 Palabras (10 Páginas)  •  165 Visitas

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Orden en el Estado

Un breve repaso por la Constitución

Sin lugar a dudas la Revolución de Mayo de 1810 en la ciudad de Buenos Aires puso en duda el poder político, planteando preguntas tales como: ¿Quién?, ¿Por qué? y ¿Para qué manda?. Diferentes fueron las respuestas dadas a estas preguntas, pero los claros ejemplos fueron las provincias autónomas, la Confederación Argentina y por último el Estado de Buenos Aires, un estado aparte de la confederación. Estos fueron dos entes políticos diferentes y contemporáneos, que si bien en un momento coexistirían, uno terminaría convirtiéndose en república y subordinaría a otro.  Esas preguntas planteadas terminarían encontrando finalmente unas respuestas legales, que subsanarían este vacío, recién 43 años después de que se pusiera en duda la representación del Virrey Cisneros en el antiguo y ya para ese periodo inexistente Virreinato del Rio de la Plata. La Constitución de 1853 fue un cierre legal para la revolución, puesto que otorgó una organización legal, dentro de un marco que articularia a las provincias cual piezas de un rompecabezas y las subordinaría junto a sus figuras máximas bajo un principio de representación aun mayor, el presidente. Ahora bien para entender esta constitución tenemos que saber que ésta fue basada en la obra de Juan Bautista Alberdi “Bases y puntos de partida, para la organización de la República Argentina”, la cual muestra una suerte de equilibrio entre los principios revolucionarios de igualdad y libertad que pregonaron en la revolución, junto a un progresismo autoritario, un liberalismo con un fuerte mecanismo de contención que pueda a su vez impedir convertir al poder en arbitrario, como lo fue en el gobierno de Rosas.  

Orden para un Progreso

Ahora bien resueltas las preguntas anteriores surgen nuevas incógnitas para los que pretenden gobernar la ahora nueva República, incógnitas que harían a la construcción de un orden político unificado.

Dentro de un escenario cargado por sectores populares acostumbrados a la violencia como acción política (soberanía popular) surge la cuestión de ¿Cómo controlar el grueso de la población capaz de votar? (hay que recordar el implemento del voto ampliado en el antiguo estado de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, a causa de que no hubiese existido un estado en sí, sin el apoyo de los sectores populares y militarizados que se movilizaban en ese momento), la respuesta se encontraría mediante el voto indirecto, donde los ciudadanos elegirían a los miembros de una asamblea, un colegio electoral que se encargaría de elegir al presidente o gobernador de una provincia. Presidente que tendría como contrapeso a una cámara de diputados, donde cada provincia tendría una cantidad de representantes directamente proporcional a la cantidad de habitantes que posea.

En de un periodo de desunión surgió la pregunta de ¿Cómo subordinar y reunificar al Estado de Buenos Aires?, pregunta que encontraría respuesta luego de un proceso de casi dos décadas (1862-1880) mediante consensos y coerción, mediante acuerdos y mediante las armas. Luego de que la provincia se uniera a la república, aún quedaban partidarios de la autonomía de la misma liderados por el Gobernador Tejeda, quien rompiendo con la ley, mando a volver a militarizar a la sociedad porteña a fin de defender la ciudad frente a las tropas nacionales, siendo estas últimas las vencedoras.

Además otra pregunta que se planteo fue la de ¿Cómo sortear las fragmentaciones económicas y sociales aún existentes? Con tan pocos caminos regionalizados y pocas vías férreas. O ¿Cómo construir un ejército nacional y un espacio soberano?, puesto que no solo se necesitaban hombres, había darles una causa por la que morir, una simbología por la que pelear, una subordinación indiscutible, había que mantenerlos y armarlos, y por ultimo había que tener un cómo y dónde reclutarlos. Un claro ejercicio de todo lo dicho anteriormente fue la “Conquista del Desierto” (1878-1885) al mando de Julio Argentino Roca, un proceso de sometimiento y destrucción muchas sociedades indígenas.

La última pregunta que planteamos haría a la construcción de la argentina moderna, la cuestión se encontraba en el 3er artículo de la constitución de 1853, el que hacía referencia a la capital, es que, ¿dónde establecer la capital? fue una pregunta provisoriamente respuesta en la ciudad de Paraná, pero que tras la reunificación de Bs As en 1860, este estado recibiría en su capital al presidente de la nación como huésped. Luego tras la derrota de los ejércitos de la provincia y la ciudad de Bs As que se habían sublevado a la nación, se logró por fin la federalización esta, y tras esta subordinación político-coercitiva, la ciudad de Buenos Aires se convertiría en la capital de la Republica.

Ahora bien Marta Bonaudo, la autora que voy a tratar a continuación nos divide este periodo de construcción de un orden moderno en tres grandes ambitos distintos.

Sentar las bases de un orden burgués

Según los políticos de la época había que refundar la sociedad basándose en el modelo liberal teniendo como objetivo:

El tensionamiento de las fronteras definiendo la territorialidad en la que iba a asentarse la nueva sociedad; políticas de integración gestadas a partir de la modernización de los transportes y de las comunicaciones; exploración de las potencialidades de los diversos espacios regionales y definición de un diagrama de las formas de ocupación y hábitat; multiplicación de las esferas productivas; mercantilización del conjunto de los factores de la producción; articulación operativa con la demanda mundial y prefiguración de un mercado tendencialmente nacional (Bonaudo, 1999, p.13).

Lo que significó un proceso de adaptación para los sectores burgueses que estaban en pos de buscar una consolidación de capital, algunos ya existían de un pasado colonial y otros nacieron en base a la inmigración europea. Igualmente ambos fueron llevados a su límite operativo, lo cual desemboco en la búsqueda de alianzas, accediendo a créditos bancarios, también pugnaron dentro de las decisiones del estado bajo sus intereses propios, como hacerse con las nuevas tierras conquistadas por la campaña del desierto. Siempre con el pensamiento de integrarse en el mercado mundial, principalmente como productores aunque también hubo experiencias manufactureras. Todo esto según Bonaudo (1999) “generó en el antiguo litoral un modelo productivo capitalista sobre el que se edificó el universo material y simbólico pampeano. Potenciado por la expansión de la frontera y el impacto inmigratorio, delineado por la pervivencia de fórmulas tradicionales y prácticas renovadas” (p.14). A la lógica colonial se le debía imponer la lógica capitalista afectando directamente las formas de trabajo y e imponiendo el nuevo concepto de propiedad. Había que dejar de lado los derechos consuetudinarios y las tradiciones de usufructo para dar lugar a las relaciones entre empresarios y trabajadores a través de pactos contractuales, había que sentar las bases para las nuevas relaciones de producción.  

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