PRIMERAS INTERVENCIONES
zerpiente24 de Enero de 2012
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PRIMERAS INTERVENCIONES: POINSETT, BUTLER Y EL IMPERIALISMO OFICIOSO COMO FUENTE DE INTERVENCIONISMO, 1825 – 1836
Una consecuencia inmediata del surgimiento de México a la vida independiente en 1821, fue su apertura al contacto directo con otros países. Luego de trescientos años de aislamiento casi total, pues la corona española monopolizo el comercio exterior de sus colonias, los mexicanos comenzaron a establecer relaciones diplomáticas y comerciales con Europa y los Estados Unidos.
En consecuencias, una serie de agentes diplomáticos, comerciantes y grandes masas de inmigrantes extranjeros comenzaron a penetrar en el recién abierto país, lo que proporciono la integración de México en el ámbito internacional, pero también, el surgimiento de los problemas y conflictos con el extranjero que serian la fuente del intervencionismo de las grandes potencias.
El primer agente diplomático extranjero acreditado ante el gobierno mexicano fue Joel R. Poinsett, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos desde 1825, cuya misión esencial consistía en convencer al gobierno mexicano de vender Texas a los Estados Unidos. Pero una vez en México, Poinsett se abocó a promover entre la clase política mexicana y las virtudes del sistema del gobierno democrático y republicano de los norteamericanos, con la idea de contrarrestar la influencia del ministro británico Ward, quien trabaja para obtener privilegios para su país, en materia política y económica.
La competencia entre las diplomacias de las grandes potencias incitó en diversas ocasiones a sus representantes a ir más allá de sus instrucciones, y a tomar decisiones en el terreno sin consultar a sus respectivos gobiernos. Esta actividad arbitraria de los agentes diplomáticos puede calificarse de imperialismo oficioso, pues sin contar con autorización oficial, usaban el poder y la influencia de sus respectivas naciones para tratar de influenciar, e incluso presionar y amenazar a los gobiernos ante los cuales estaban acreditados, o inmiscuirse en la política interna del país en el cual trabajaban.
POINSETT Y EL RITO DE YORK
Hacia 1825 la masonería había penetrado en el país, y su forma de organización, la lógica, había sido adoptada por los políticos mexicanos como una estructura básica de organización para agrupar a gente con ideas y metas políticas afines, así como para difundir una ideología política y trabajar para obtener posiciones importantes en el gobierno. En estas circunstancias, las logias masónicas funcionaron como partidos políticos, aunque sin llegar a selo plenamente, pues el carácter secreto de la masonería era incompatible con el carácter público de la actividad política, además de que en un principio tales organizaciones carecieron de un programa de trabajo definido y de un proyecto nacional claro. Por aquellos años se crearon en México dos logias masónicas.
A raíz de la creación de la logia yorkina, la vida política mexicana cayo en una encarnizada lucha entre yorkinos y escoceses que llevo al rompimiento de la estabilidad interna y al inicio de las sucesivas guerras civiles que aquejaron al país hasta la década de 1870. La opinión pública no dudo en señalar al ministro plenipotenciario de los Estados Unidos como promotor del divisionismo entre los mexicanos y exigió al gobierno su expulsión. El presidente Victoria no tuvo entonces más remedio que solicitar al gobierno norteamericano el retiro de Poinsett. La participación de Poinsett en la creación de la logia yorkina constituyo la primera intervención extranjera de importancia en la historia de México, a la vez que es un buen ejemplo de la actitud intervencionista que en lo sucesivo adoptarían los diplomáticos de las potenciales extranjeras en México.
EL CHANTAJE COMO ARMA DIPLOMATICA: ANTHONY BUTLER
En enero de 1830 llego a México, en calidad de Ministerio plenipotenciario, Anthony Butler, con la misión de restablecer la armonía entre los dos gobiernos luego del escándalo provocado por Poinsett, concluir los tratados de límites y comercio y convencer al gobierno mexicano vender Texas. Tras conseguir la firma del tratado del comercio el ministro Butler se empeño en obtener Texas para país. Ante la evidente negativa por parte del gobierno mexicano, Butler se valió de diversas argucias legales para presionar al gobierno mexicano, e incluso intento, sin éxito, sobornar a funcionarios mexicanos.
Ante la imposibilidad de lograr su objetivo, Butler emprendió una estrategia de chantaje hacia México, consistente en promover que los ciudadanos norteamericanos radicados en México formularan reclamaciones económicas al gobierno mexicano por daños sufridos en sus personas y en sus bienes. Por causa de los frecuentes levantamientos armados, motines e inseguridad en los caminos. En 1833, el ministro Butlerr, presento al gobierno mexicano un documento en el que exigía un pago exorbitante por reclamaciones de ciudadanos norteamericanos, con lo que pretendía que los mexicanos se vieran obligados a ceder Texas para hacer frente al acuerdo en cuestión.
La estrategia intervencionista de Butlerr, si bien no ofreció los resultados esperados, si ocasiono un gran daño al gobierno mexicano, toda vez que deterioro notablemente las relaciones entre ambos países y fue adoptada también por diplomáticos de las potencias europeas, lo que genero constantes conflictos diplomáticos, que llegaron a desembocar en acciones bélicas de intervención.
El estallido de la rebelión de Texas en 1836, que llevaría a ese territorio a separarse de México, hizo inútiles las intrigas y maniobras de Anthony Butlerr; además, su gobierno lo retiro ese mismo año. Sin embargo, su gestión diplomática tuvo graves consecuencias para el futuro, pues el nuevo ministro norteamericano, Pawhatan Ellis, llego al país con ordenes de presionar hasta lograr el cobro de las reclamaciones, lo cual, combinando con la protestas mexicanas en contra del intervencionismo norteamericano en Texas, llevo a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los dos países y los coloco a un paso de la guerra.
Si la guerra no estallo fue gracias a que en 1838 el gobierno norteamericano acepto someter todo el cumulo de reclamaciones coleccionadas por Butlerr, a un arbitraje internacional. Sin embargo, debido a que resulto imposible pagar el importe de las reclamaciones fijado por el arbitraje en dos millones de pesos, en 1846 este se convirtió en el pretexto ideal con el cual es presidente James K. Polk justifico su declaración de guerra en México, con el oculto propósito de conquistar y retener los territorios del norte.
PRIMERA INTERVENCIÓN FRANCESA 1838 – 1839 “GUERRA DE LOS PASTELES”
ANTECEDENTES
Una vez consumada la independencia, el primer paso de la política exterior de la nueva nación fue el de negociar y obtener el reconocimiento oficial por parte de las principales potencias del momento: Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. Una forma de obtener este reconocimiento fue la de firmar con dichas naciones tratados comerciales en los que, además de establecerse una serie de reglas y leyes sobre las que se basaría el intercambio comercial, se le reconocía a México personalidad jurídica como nación independiente.
Debido a esta necesidad de reconocimiento, México firmo tratados de libre comercio, primero con Inglaterra en 1825, y después con los Estados Unidos y otras naciones europeas. El gobierno francés, por su parte se negó a firmar un tratado debido a que su dinastía reinante, los Borbones, eran parientes cercanos del rey de España, Fernando VII de Borbón, quien siempre se negó a reconocer la independencia de sus antiguas colonias de América, por lo cual los franceses establecieron relaciones comerciales con México e Hispanoaméricana únicamente de manera informal.
En 1830 la llamada revolución de julio destrono en Francia a los Borbones y coloco en el entorno a Luis de Orleans quien, libre de todo compromiso con Fernando VII, concedió su reconocimiento a México y al resto de la nuevas naciones hispanoamericanas y se mostro dispuesto a formalizar relaciones comerciales con las mismas. Sin embargo, para entonces los mexicanos ya se habían percatado de las grandes desventajas que implicaba el libre comercio con los países industrializados y poseedores de grandes flotas mercantes. México, al no tener industria ni flota mercante, no podía competir en el mercado internacional: los extranjeros inundaban su mercado interno con productos manufacturados y se llevaban el oro y la plata que se les pagaba por ello. Los tratados de libre comercio de la época impedían que los mexicanos pudieran proteger su naciente industria aplicando impuestos y aranceles a las importaciones, con la que se frenaba su desarrollo.
A pesar de los riesgos que representaba, el gobierno mexicano negocio y firmo con el gobierno francés dos tratados de comercio, pero fueron desaprobados por el Congreso debido al interés que ya existía de evitar ese tipo de compromisos con las potencias marítimas. En 1835, el representante diplomático de Francia, el barón Antoine Deffaudis, al darse cuenta de esa situación decidió utilizar las reclamaciones que varios súbditos franceses habían presentado en contra del gobierno mexicano, para presionarlo y obligarlo a concluir un tratado de libre comercio.
LA OSADÍA DE UN PASTELERO
A la manera de Butlerr, Deffaudis aprovecho la debilidad del estado mexicano y también ejerció el imperialismo oficioso, recolectando todas las quejas de sus conciudadanos, reales
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