Revolucion Haitiana
yolyi08Documentos de Investigación25 de Febrero de 2019
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Fases
Primera fase
Uno de los acontecimientos de mayor repercusión y complejidad ocurrido en América, a fines del siglo XVIII y principios del XIX lo constituyó la revolución haitiana, cuya dimensión, en gran medida ha sido apocado por razones geográficas, económicas y raciales.
En la historia de la humanidad, no se había registrado un hecho de esa naturaleza, en que un pueblo negro y esclavo se sublevara, venciera potencias imperialistas, como Francia e Inglaterra y proclamara su independencia en una región, que, como América, predominaba la esclavitud.
La revolución haitiana fue la primera consecuencia de la ocurrida en Francia, y su desarrollo obedeció a distintas fases o etapas:
La primera, de 1789 a 1791, se inicia en París y luego en Saint Domingue tras fracasar los líderes mulatos por obtener la igualdad de los derechos civiles, Vicent Ogé se trasladó a la posesión francesa, donde llegó el 23 de octubre de 1790, con la disposición de continuar la lucha, ésta vez con las armas en las manos,
Ogé recibió el apoyo del también mulato Jean Baptista Chavannes, quien luchó en la guerra de independencia norteamericana en 1776, y conocía del valor de los negros cuando éstos luchaban por su libertad, por lo que procedió a aconsejarlo a buscar una alianza con los negros esclavos antes de levantarse en arma al Norte de Saint Domingue.
Sin embargo, Ogé actuó como lo que era, un pequeño burgués, que entre sus características principales está la de prejuiciado, trepador y oportunista, y como todo mulato educado en Francia minimizó la importancia del negro en su lucha por lo que rechazó la sugerencia.
La negativa Ogé estuvo fundamentada en la misma demanda que formulada, o sea, la igualdad del mulato frente al blanco, al margen del negro esclavo.
Además, porque era opuesto al artículo 59 del Código Negro, promulgado por el rey francés Luis XIV en 1685, y que señalaba como un esclavo obtenía su libertad a través de dos condiciones: una por compra en efectivo y la otra, por concesión de su amo o padre.
La indicada disposición establecía que quedaba considerado como un ciudadano francés, con todos los derechos inherentes a la calidad de tal y por ende podría comprar tierra y disponer de su riqueza a su antojo.
De esta manera, el Código permitió que muchas personas de color fuesen acumulando riqueza, y para 1791 algunos tenían una posición social mejor que la de los denominados pettis blancs.
El enfrentamiento entre mulatos y blancos colonialistas franceses fue fatal para los primeros los cuales apenas llegaban a 300, mientras que sus adversarios, dirigidos por el coronel Cambefort, pasaban los 1,500.
Ogey Chavannes, así como otros más se vieron obligados a refugiarse en la parte española de la Isla, pero la Asamblea del Norte solicitó un castigo, sin gracia ni piedad, para los rebeldes, al mismo tiempo que exigió de las autoridades españolas la entrega de los fugitivos.
El brigadier Don Joaquín García, gobernador y presidente de la Audiencia de Santo Domingo, accedió a la petición de los colonialistas franceses, pese a la oposición que hiciera el abogado criollo Don Vicente de Faura, quien sostuvo con energía el derecho sagrado de asilo que amparaba a los perseguidos.
La lista de Santo Domingo and siglo XVIII Ogé, Chavannes y los demás rebeldes fueron juzgados por el Consejo Superior del Cabo Francés durante los meses de enero y febrero de 1791. y a pesar de haber sido abolido por la Revolución Francesa, los acusados fueron sometidos a bárbaros tormentos de la rueda.
Los principales líderes del movimiento, presididos por Ogé, fueron condenados a que sus miembros fueran destrozados a golpes de barras de hierro hasta que murieran; veintiuno de sus seguidores sentenciados a morir ahorcados y otros trece en las galeras.
La terrible sentencia fue ejecutada el 25 de febrero de 1791, contando con la presencia del gobernador, por la Asamblea provincial del Norte, y los integrantes del Consejo Superior
El trágico final de esta primera sublevación de los mulatos no detuvo su decisión de continuar luchando por sus derechos, y al poco tiempo surgieron otros líderes dispuestos a enfrentar a los esclavistas blancos.
Segunda fase
Se iniciaría el 7 de agosto de 1791 la segunda fase, con la reunión de un grupo de mulatos en la iglesia del Burgo Saint-Louis de Mirebalais, donde se formó el Consejo de Representantes de la Comuna, bajo la dirección de Pierre Penchinat.
El Consejo, integrado por unas cuarenta personas, exigió del gobernador de Saint Domingue la puesta en vigencia de los decretos de mayo de 1791, que establecían la igualdad de los derechos políticos, pero la respuesta de Blanchelande fue el insulto y el ultimátum de que disolvieran el organismo.
Ante la radical actitud del gobernador, los mulatos decidieron volver a tomar las armas, pero esta vez buscaron el apoyo de los negros conscientes de que sin éstos no podrían triunfar.
Además, en esta ocasión contaron con líderes experimentados en acciones bélicas como eran Baunais, quien participó en la guerra de independencia norteamericana, Andrés Rigaud, Henri Christophe, Jean Pierre Lambert y Pierre Cange.
Mulatos y negros combatieron juntos por primera vez y lograron vencer a los esclavistas, y así obtener los reclamos que inicialmente formularon.
Los mulatos exigieron y obtuvieron el cumplimiento del decreto del 15 de mayo de 1791, emitido por la Asamblea Nacional Constituyente de Francia, mediante el cual se establecía la igualdad política de estos y de los negros nacidos de padres libres.
Sin embargo, los mulatos con el objeto de desligarse de los negros, que los ayudaron a triunfar, procedieron a aliarse a los colonialistas blancos franceses, y para demostrar sus intenciones les entregaron unos 400 negros de los que más se destacaron en la lucha.
Los negros entregados, presumiblemente por Rigaud, fueron embarcados, y ya en alta mar, con cadenas puestas al cuello, lanzados hacia las profundidades, donde perecieron ahogados.
La traición de los mulatos hizo comprender a los negros que la única manera de obtener su libertad era luchando sólo, lo que hicieron a partir del 14 de agosto de 1791.
En una reunión efectuada, en horas de la noche, en Bois Caiman y presidida por el líder negro Boukman, quien comprometió a los presentes, unos doscientos representativos de distintos lugares, a luchar hasta morir.
Tercera fase
El compromiso significó el inicio de la tercera fase, y fue realizado en medio de una ceremonia Vodú, por lo que éste fue el vínculo de unificación de los negros, ya que la mayoría de ellos, pese a que procedían de África, estaban separados por la lengua y distintas costumbres.
Rigaud, líder mulato, que se enemistó con los blancos y apoyaría posteriormente a los negros, definió el vudú como un conjunto de creencias y mitos de origen africano vinculado estrechamente a las prácticas católicas y más que una religión milenaria, una concepción profundamente arraigada en la vida de los negros.
Los participantes en la reunión con Boukman se despidieron y cada cual se dirigió a su respectiva zona de trabajo donde informó a los suyos sobre lo acordado.
La rebelión se inició concretamente la noche del 16 de agosto al incendiar los negros la plantación de Chabaud y matar a sus propietarios.
A partir de este momento, las acciones que se produjeron fueron salvajes y para el 30 de septiembre más de mil blancos habían muertos, 1.200 cafetales y 200 ingenios azucareros destruidos por las llamas.
Los colonialistas franceses contrarrestaron de manera violenta a lo ocurrido en el Norte procediendo a colgar unos 10,000 esclavos.
En las Memorias del general francés Pamphile de Lacroix, quien combatió a los negros, puede apreciarse en forma objetiva la situación que reinó al Norte de Saint Domingue:
“La guerra no fue más que una exterminación en la cual los dos partidos se superaron en furor; los negros sorprendidos ocultándose eran inexorablemente degollados. Cuando los blancos marchaban a los combates, destruían en la ceguera de su venganza, todo lo que era negro; a veces el esclavo fiel que se presentaba confiado perecía bajo los golpes del amo irritado del cual buscaba apoyo. Esas crueldades, repetidas a menudo, reclutaban la rebelión, ya que de hecho no había más que los campos donde los negros pudieran esperar alguna seguridad”
A pesar de la embestida de los esclavistas, no pudieron impedir que se incrementara la rebelión por toda la colonia por lo que procedieron a reconocer la igualdad política y social de los libertos, la que fue decretada el 4 de abril de 1792 por la Convención Nacional de Francia.
La medida tuvo como propósito contar con el apoyo de los mulatos en momentos en que los negros intensificaban su lucha, a pesar de la muerte de su líder Boukman.
«Defendiendo heroicamente las posiciones rebeldes de Fond-Bleu, encontró Boukman la muerte en el mes de noviembre. Su cabeza fue llevada al Cabo como trofeo y exhibida en una plaza pública. El comando de la insurrección pasó a Jean Francois, que se hizo llamar generalísimo, a Jeannot y Biassou. A este último, que, aun cuando era bastante inculto, no carecía de valor y audacia, se sumó, como Médico-general y secretario, Toussaint Louverture a fines de noviembre. Poco antes lo habían hecho un camarero negro del Hotel de la Corona, en el Cabo, nombrado Henri Crhistophe; y un carpintero, nacido hacía 33 años en la Grande-Riviére du Nurd, antiguo esclavo de los Duclos y que ahora se llamaba Jean Jacque Dessalines...»
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