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Sincretismo Religioso

lukaspetroski6 de Noviembre de 2012

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PROBLEMÁTICA URBANA

I. URBANIZACIÓN INDIGENA (La migración en la ciudad de La Paz)

II. INTRODUCCION

En Bolivia, como en muchos países de la región, la distribución poblacional experimentó cambios significativos en los últimos cincuenta años. El censo realizado el año 1950 mostraba que el 73% de la población total que entonces alcanzaba a 2.704.000 habitantes, vivía en el área rural. El censo del año 2001 señala que la población rural ocupa solamente el 37% de un total de 8.274.000 bolivianos.

La migración de habitantes procedentes de las comunidades indígenas y/o campesinas, y el surgimiento de barrios periurbanos establecidos en las ciudades de nuestro país, se está convirtiendo en una práctica casi rutinaria en toda Bolivia.

La primera razón compartida para la migración hacia el área urbana se enfoca en el crecimiento económico y las oportunidades ocupacionales que éste genera.

Otro motivo para la migración campo-ciudad es la precariedad de la oferta educativa, los jóvenes tienen que migrar en busca de oportunidades que no se dan en el campo y que alcanzan tanto al nivel secundario como al nivel técnico profesional. Por ello esta investigación busca observar en especifico este fenómeno migratorio en la ciudad de La Paz y cuales los efectos que consigo traen a la vida urbana.

III. DESARROLLO

El caso de la ciudad de la Paz bien nos sirve de claro ejemplo para ver como es y cómo se produce la integración indígena en la ciudad andina. La capital boliviana es la que está situada a mayor altitud del mundo y por lo tanto se podría hablar de la más andina de todas por su situación. Como todas las capitales del continente se está viendo sometida a fuertes inmigraciones en su mayoría indígenas y aunque desde sus inicios como ciudad colonial ya existían contingentes de éstos, puesto que la ciudad española se asentó sobre una anterior indígena de unos 1000 habitantes, los procesoso migratorios de los últimos años han hecho que se viva un proceso totalmente nuevo.

La ciudad es un caso característico de cómo se esta produciendo una simbiosis de culturas, que si bien llevan en contacto varios siglos, habían vivido de espaldas la una de la otra. El momento es especialmente interesante puesto que la que estaba sometida está recuperando un terreno que había perdido, todo ello gracias a las grandes oleadas de población indígena que llegan, las cuales al no poder ser encauzadas por un sistema no globalizador de la realidad boliviana, se ven obligadas a desarrollar una serie de mecanismos de supervivencia basados en principios culturales propios. Estos mecanismos chocan a menudo con el Estado de base criolla, no pudiéndose dar la espalda por las proporciones que alcanza y por la necesidad que ambos tienen del otro.

Así de esta manera la capital refleja la verdadera realidad del país con sus distintas nacionalidades.

Xavier Albó describe acertadamente este dualismo cultural de La Paz/Chukiyawu en su artículo aparecido en la revista América Indígena del año 1991, sirviendo perfectamente de introducción para el tema a tratar:

La actual capital de Bolivia tiene dos nombres: en castellano se llama La Paz; en aimara sigue llamándose Chukiyawu (o Chukiyawu Marka, derivado de Chuki yapu marka "el pueblo del Metal Precioso"). Pero más allá de ese paralelismo lingüístico de uso corriente podríamos ver la alegoría de un dualismo simbólico, social y cultural mucho más profundo. El doble nombre de la capital refleja también sus dos rostros y sus dos corazones: uno notorio -La Paz- que es el corazón de la vida del país; otro oculto pero presente -Chukiyawu- que es el corazón del mundo aimara.

SITUACION E HISTORIA

La Paz según el último censo de 1976 tenía una población total de 654.713 habitantes que ocupaban una franja de terreno situada entre los 3.250 m. y los 4.100 m. de altitud sobre el nivel del mar. Su situación geográfica con respecto al resto del país es periférica, a medio camino entre Cuzco y Charcas, estando comunicada por tres líneas férreas con la costa chilena y con la carretera panamericana que pone en contacto la ciudad con las tierras altas del sur de Bolivia. Vincula además a Perú con Argentina cruzando por este punto de los Andes.

Concurren en este sitio tres ámbitos naturales completamente diferentes:

- El altiplano donde pueden efectuarse cultivos agrícolas intensivos (papa, quinua) a medida que nos acercamos al lago Titicaca.

- En los valles donde se practica un cultivo subtropical bajo riego (uva, fruta de pepa).

- Las faldas y vertientes de la Cordillera Real que llega a alturas inhóspitas y que por encima de los 5.500 m. está cubierta de nieve perpetua. Allí es donde los españoles encontraron el tan codiciado oro.

Desde el altiplano, donde se sitúa "El Alto" se divisa toda la ciudad que se encuentra 500 m. más abajo y que se extiende sustancialmente a lo largo de los cuatro valles de la cuenca erosionada de los ríos Choqueyapu, Orkojahuira (valle de Miraflores), Irpavi y Huaynajahuira (valle de Calacoto). A ellos se une el pequeño valle lateral del río Apumalla por el oeste.

Hoy en día los desniveles alcanza desde los 4.150 m. de las edificaciones de El Alto, hasta los 3.180 m. de los barrios residenciales de Aranjuez. La distancia más larga entre un extremo y otro, es decir; desde la última parte construida de El Alto hasta el otro del valle del Calacoto-Los Pinos es de unos 18 km. en línea recta, pero cerca de 40 por la ruta principal troncal. En La Hoyada son muchas las partes de la ciudad en que el desnivel llega a ser de 400 y 500 metros en distancias de sólo 2 km. que exigen 10 o más km. para trasladarse en vehículo.

Los primeros españoles llegan a las órdenes de Juan de Saravia en 1535. Existía ya allí un poblado indígena de unos 1000 habitantes, donde confluía gente de diversos ayllu aimaras productores de maíz dentro de su conocido esquema de acceso vertical a un máximo de pisos ecológicos. En 1538 se empiezan a explotar los yacimientos auríferos secundarios y es Pedro de La Gasca, el pacificador de los partidarios de Pizarro y Almagro en la guerra civil peruana, quien dio la orden diez años más tarde, al capitán Alonso de Mendoza para que estableciese una población en esa región económica y estratégica.

Nuestra Señora de La Paz se une por tanto a esa población autóctona de diversos orígenes, cumpliendo para los españoles varias funciones: centro de explotación de arenas auríferas (de ahí el nombre aimara "parcela de metal precioso"); puerta a la explotación de coca en los vecinos yungas subtropicales, y era una escala muy bien ubicada en los trajines entre Lima y Potosí.

Así se ha mantenido su dualidad étnica, lingüística y social entre indios y españoles hasta nuestros días.

Es en La Paz donde se concentran todas las estructuras de poder económico y político en manos de la población de habla castellana manteniendo un contingente subordinado de aimaras. En El Alto, sin embargo, la mayoría es de origen aimara, aunque están en gran medida sus riendas en manos de no aimaras. Pero mientras esta última tiene una preponderancia aimara, más abajo, en La Paz, se sigue con esa dualidad.

Hoy en día aunque no se cuenten con censos posteriores al de 1976, y en base a encuestas y a las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), podemos afirmar que en el presente este primer conjunto urbano del país ya ha rebasado holgadamente el millón de habitantes, repartiéndose entre alrededor de unos 850.000 a la hoyada de La Paz y unos 350.000 a lo que hoy en día es una nueva ciudad como tal, El Alto, que no alcanzaba en 1950 los 11.000.

LOS IMIGRANTES Y LA PROBLEMÁTICA SOCIAL

Como en la mayoría de los países andinos las grandes oleadas de migrantes residentes se producen a partir de la Reforma y Revolución Agraria de 1953, la cual modificó considerablemente las estructuras socioeconómicas del campo boliviano que liberaba así del sistema hacendístico a las regiones fértiles de los valles y yungas, y las mejores áreas del altiplano aunque más áridas que las anteriores.

Antes de estos cambios, existían en la ciudad grupos aimaras que habían sido expulsados de sus comunidades o haciendas o eran excedentarios de las mismas, dedicándose a actividades artesanales y comerciales principalmente y asentándose en las laderas de Villa Victoria, Callampaya y sobre todo Chajini, cerca del altiplano de donde provenían.

Hay que destacar también al importante número de migrantes ocasionales que venían por temporadas y cuyo origen era las haciendas que bordeaban la ciudad y que iban y venían del campo sobre todo después de la época de las cosechas, a la casa urbana de sus patrones. Llegaban con el fin de suministrar los productos del campo o bien para trabajar en el servicio doméstico gratuito en la casa de sus patrones, lo que se llamaba el pongueaje.

Según Xavier Albó después de la Reforma Agraria de 1953, se produjeron dos grandes oleadas al modificarse totalmente el esquema que regía la sociedad boliviana de la época. Estas dos oleadas se diferenciaron principalmente en dos aspectos: el primero, el lugar de origen de los residentes; el segundo, fue su etnia; y el tercero fue el sector económico donde se fueron incorporando.

PROBLEMÁTICA SOCIAL.

Según un estudio de finales de los años ochenta llevado a cabo por Xavier Albó y otros, el 82% de los migrantes que llegan

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