ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Síntesis De La Educación


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2014  •  1.414 Palabras (6 Páginas)  •  241 Visitas

Página 1 de 6

Introducción

El derecho a la educación es un derecho fundamental de todos los seres humanos que les permite adquirir conocimientos y alcanzar así una vida social plena. El derecho a la educación es vital para el desarrollo económico, social y cultural de todas las sociedades. Sin embargo continúa siendo inaccesible para miles de niños del mundo.

Educación Prehispánica

Los conocimientos en la época antigua eran transmitidos de generación en generación por sacerdotes y personas adultas por medio de códices y escritos. Estos códices transmitían los conocimientos y valores por ejemplo: honrar a los Dioses, respetar a los sabios, padres y personas adultas, cuidar a la naturaleza, además eran consejos de sobrevivencia.

Escuelas prehispánicas

El Calmecac

Era la escuela para los hijos de los nobles aztecas. En esta escuela se les entrenaba para ser sacerdotes, guerreros de la élite, jueces, senadores, maestros o gobernantes, educándolos en historia, astronomía y otras ciencias, la medición del tiempo, música y filosofía, religión, hábitos de limpieza, cuestiones de economía y gobierno, y sobre todo, disciplina y valores morales. La escuela funcionaba como un internado, donde los jóvenes vivían, dormía y comían. Los aspirantes a guerreros de la élite o a gobernantes recibían más entrenamiento militar y sobre asuntos de economía y gobierno. Los jóvenes de los nobles eran educados en casa cuando pequeños, pero a cierta edad, que diversos autores asignan entre 7 y 15 años de edad, entraban a vivir en el calmécac. Hacían penitencia y autosacrificio, usando espinas de maguey, ayunaban frecuentemente y practicaban la abstinencia. Además usaban ropa ligera para desarrollar el control de sus cuerpos contra el frío. Trabajaban duro durante el día, y pasaban en vela muchas noches en rituales de purificación.

Telpochcalli

Telpochcalli centros en los que se educaba a los jóvenes del pueblo, a partir de los 15 años, para servir a su comunidad y para la guerra. A diferencia de los nobles que asistían al calmécac, los vástagos de los plebeyos, conocidos genéricamente como macehualtin, asistían al telpochcalli. Estas escuelas de jóvenes se encontraban en cada barrio o calpulli.

La vida en las telpochcalli era dura. Desde la madrugada comenzaban las extenuantes actividades. El día iniciaba con un helado baño, seguido de una comida frugal y muy controlada. Solían memorizar los cantares con los hechos relevantes de sus mayores y las alabanzas de sus dioses, además de aprender y ejercitarse en el manejo de las armas como el atlátl, instrumento utilizado para lanzar flechas, y el ma-úahuitl, la curiosa espada de madera con filos de obsidiana. Los alumnos tenían otras obligaciones, como la de reparar los templos (teocalli), acarreando los materiales necesarios, y trabajar las tierras y heredades de forma colectiva para su sustento. Especialmente se buscaba su resistencia al dolor mediante prácticas de autosacrificio. Los alumnos ociosos o incorrectos eran castigados severamente, por ejemplo, la embriaguez se penalizaba con la muerte. Si alguno de los alumnos sobresalía por su habilidad y valor en las guerras de conquista, algún día podría llegar a ser ciudadano distinguido a quien se premiaba y rendían honores. Cuando alcanzaban la edad requerida para casarse, finalizaba su instrucción en el telpochcalli.

Ichpochcalli

Ichpochcalli (“casa de doncellas”) de esta escuela casi no hay noticia. Los Ichpochcalli eran las escuelas a las que asistían las niñas y las jóvenes. En ellas recibían una educación semejante a las de los Telpochcalli, aunque en lo correspondiente a su ser femenino.

Transcribo aquí algunas líneas de lo que nos dice fray Diego Durán acerca del templo en el que las doncellas estaban dedicadas al dios Huitzilopochtli: había otro recogimiento de monjas recogidas, todas doncellas de a doce a trece años, a las cuales llamaban “las mozas de la penitencia”. Eran otras tantas como los varones, sin haber más ni menos. Estas vivían en castidad y recogimiento, como doncellas diputadas al servicio de Dios, las cuales no tenían otro ejercicio si no era barrer y regar el templo, y hacer cada mañana de comer para el ídolo, y a los ministros del templo, de aquello que de limosna recogían. La comida que al ídolo hacían era unas tortillas pequeñas, hechas a manera de manos y de pies, y otras retorcidas como melcochas... con este pan hacían unos guisados de chile y se lo ponían al ídolo adelante, y esto era cada día.

Cuicacalli

El cuicacalli (“casa del canto”), al que iban los alumnos

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (9 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com