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TEMA 4 HIATORIA DE ESPAÑA VICENS VIVES

17 de Noviembre de 2014

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TEMA 4: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833)

1. LA CRISIS DEL REINADO DE CARLOS IV (1788-1808)

1.1. La monarquía de Carlos IV

Carlos IV en 1792 confió el poder a un joven militar, Manuel Godoy, por su deseo de encontrar a una persona en la que poder confiar y pudiera estar seguro.

La ejecución del monarca francés, Luis XVI, impulsó a Carlos IV a declarar la guerra a Francia pero la derrota de las tropas españolas fue inevitable y la paz de Basilea subordinó a España a los intereses franceses. A partir del ascenso al poder de Napoleón Bonaparte, España no pudo evitar el temor a Francia y el intento de pactar con ella para evitar a las poderosas tropas napoleóonicas. Las alianzas con Francia derivaron en conflicto con Gran Bretaña. La armada francoespañola fue destrozada, lo que supuso la pérdida de casi toda la flota de Carlos IV.

Ante el desastre, Godoy recurrió al endeudamiento y planteó reformas como la desamortización de tierras eclesiásticas, con el fin de conseguir recursos económicos para el estado. Fueron medidas ineficaces que provocaron una amplia oposición de la nobleza y la iglesia. Además, su poder aumentó el rechazo del hijo del rey, que temía verse desplazado por Godoy ante su padre.

1.2. El motín de Aranjuez

La situación agravó cuando en 1807, Godoy firmó el Tratado de Fontainebleau con Napoleón, que autorizaba a los ejércitos napoleónicos a entrar en España para atacar a Portugal. A cambio se crearía un principado para Godoy. Los franceses atravesaron los Pirineos en 1808, esto provocó la irritación de la población.

El 18 de Marzo de 1808 estalló un motín en Aranjuez (ciudad donde se encontraban los reyes quienes se retiraban hacia el sur). El motín con participación popular pero dirigido por la nobleza palaciega y el clero, perseguía la destitución de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando, alrededor del cual se habían unido quienes querían acabar con Godoy.

Los amotinados consiguieron sus objetivos pero esto llevó a una crisis profunda en la monarquía española. Carlos IV escribió a Napoleón comunicándole lo que estaba sucediendo en España y reclamando su ayuda para recuperar el trono. El emperador, ante la debilidad que invadía España, decidió a invadirla, ocupar el trono y anexionar el país a su impero.

1.3. La monarquía de José Bonaparte

Carlos IV y Fernando VII fueron llamados por Napoleón a Bayona, donde sin mayor oposición abdicaron ambos. Legitimado por las abdicaciones, Napoleón nombró a su hermano José Bonaparte rey de España y convocó a cortes con el fin de crear una Constitución que aboliese el antiguo régimen y rectificase el nombramiento de José I. El nuevo código de Bayona reconocía la igualdad de los españoles ante la ley, los impuestos y el acceso a los cargos públicos (7 de julio de 1808).

Para una gran parte de la población, el nuevo gobierno era ilegítimo, extranjero y sustentado en el poder de las armas. Esto puso al grueso de la población en contra del nuevo monarca.

2. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

2.1. La revuelta popular y la formación de juntas

El 2 de mayo de 1808, el resto de la familia real se preparaba para partir hacia Bayona (donde se creía que Napoleón tenía secuestrado a Fernando VII). Una multitud se congregó ante palacio para impedir su partida y se alzó contra la presencia francesa. La revuelta fue duramente reprimida por las tropas al mando del general Murat, pero su ejemplo cundió en todo el país y un movimiento de resistencia popular frenó el avance de la tropas impriales.

En Galicia, Andalucía, Aragón, Castilla, Cataluña…, la población se alzó contra la invasión francesa y surgieron juntas de armamento y defensa ante el vacío de poder. Las Juntas fueron primero locales y estaban formadas por personas partidarias de Fernando VII, que pretendían canalizar la agitación popular. Poco después, las necesidades de coordinación comportaron la creación de Juntas provinciales, que asumieron la soberanía en ausencia de rey, declararon la guerra a Napoleón y buscaron el apoyo de Gran Bretaña.

En septiembre, las Juntas enviaron representantes a Aranjuez para formar una Junta Suprema Central que coordinase la lucha y dirigiese el país. Era una forma de gobierno radicalmente nueva, que culminaba la ruptura con las instituciones de la monarquía. Floridablanca y Jovellanos eran los miembros más ilustres de la Junta. Ante el avance francés, la Junta huyó a Sevilla y de allí a Cádiz (1810), la única ciudad que resistía al asedio francés.

2.2. La resistencia: sitios y guerrillas

El carácter desorganizado de la resistencia parecía confirmar las predicciones de Napoleón de lo rápida y fácil que sería la invasión. Sin embargo, la resistencia de ciudades sometidas a los sitios de las tropas francesas, soportando bombardeos y hambre inmovilizó parte del ejército e impidió el avance hacia el Levante. Además, la derrota de los invasores en el Bruc y en Bailén forzaron a José I a abandonar Madrid. Napoleón se desplazó a España en noviembre para dirigir la contraofensiva. En cuatro semanas su avance se hizo imparable. En enero de 1809, José I entraba de nuevo y el dominio francés se extendió por todo el territorio español.

En otoño de 1808, el ejército español era incapaz de oponerse al avance de las fuerzas francesas. Por ello, la resistencia a la invasión se realizó de forma espontánea, popular y más eficaz: las guerrillas, pequeños grupos locales de entre 30 y 50 miembros, que llegaron a encuadrar a unos 55000 hombres. Las guerrillas hostigaban al ejército por sorpresa: destruían sus instalaciones sometiendo a los franceses a una presión y desgaste permanentes. Ç

En 1812, el curso de la guerra quedó afectada por la campaña que Napoleón inició en Rusia y que le obligó a retirar miles de efectivos de la Península. Las tropas españolas, apoyadas por la guerrilla y el ejército británico, consiguieron la victoria de Arapiles, que marcó un punto de inflexión en el desarrollo militar de la guerra. José I abandonó definitivamente Madrid, tomada por Wellington el 12 de agosto. Incapaz de mantener los dos frentes, Napoleón decidió pactar el fin del conflicto con los españoles, y permitir el retorno de Fernando VII (Tratado de Valençay). Hacia finales de 1813, sus tropas empezaron a abandonar la Península.

2.3. Actitudes sociales, políticas e ideológicas

La invasión francesa obligó a las diferentes corrientes ideológicas a tomar partido frente a la presencia y a la nueva monarquía napoleónica. Una minoría de españoles (afrancesados), colaboraron con la monarquía de José I y apostaban por un poder fuerte para modernizar España. Al final de la guerra, muchos tuvieron que exiliarse ante la persecución iniciada por Fernando VII.

El grueso de la población formó el frente patriótico. La mayor parte del clero y la nobleza deseaban la vuelta al absolutismo bajo Fernando VII, defendían la tradición y la religión católica y rechazaban todo cambio social. Algunos ilustrados creían que con la vuelta de Fernando VII se podría emprender un programa de reformas y modernización del país. Los liberales veían en la guerra la oportunidad de realizar un cambio en el sistema político liberal, basado en la soberanía nacional, la división de poderes, las instituciones representativas y la abolición de los privilegios estamentales y gremiales a fin de impulsar el desarrollo del capitalismo.

Gran parte de la población afrontó la guerra como un movimiento de defensa y resistencia contra el invasor y, aunque la mayoría defendía el retorno de Fernando VII y las prerrogativas de la iglesia católica, con su actitud de rebeldía adoptó posiciones claramente revolucionarias, al asumir el derecho a decidir sobre su propio destino.

3. LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812

3.1. La convocatoria de Cortes

La Junta Suprema Central se había mostrado incapaz de dirigir la guerra y decidió disolverse en enero de 1810, no sin antes iniciar un proceso de convocatoria de Cortes para que los representantes de la nación decidieran sobre su destino. Mientras tanto, se mantenía una regencia formada por cinco miembros y, se organizó una “consulta al país”, a través de las Juntas provinciales o de los ayuntamientos sobre las reformas. Predominaba la idea de que la desastrosa acción de los gobiernos de Carlos IV había provocado la ruina de España, por lo que se pedían garantías contra el poder absoluto del monarca.

El proceso fue difícil dado el estado de guerra. Las Cortes se abrieron en septiembre de 1810 y el sector liberal consiguió su primer triunfo al forzar la formación de una cámara única, frente a la tradicional representación estamental. En su primera sesión aprobaron el principio de soberanía nacional, es decir, el reconocimiento de que el poder reside en el conjunto de los ciudadanos, representados en las Cortes.

3.2. La constitución de 1812

La constitución se promulgó el 19 de marzo de 1812 conocida popularmente como “La Pepa”. Era un texto de 884 artículos, y su tramitación se vio afectada por la sucesión de acontecimientos bélicos y por las diferencias entre absolutistas y liberales.

Contiene una declaración de derechos del ciudadano: la libertad de pensamiento y opinión, la igualdad de los españoles

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