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Terrorismo Y Violencia Política Resumen


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  4.580 Palabras (19 Páginas)  •  363 Visitas

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. TERRORISMO Y VIOLENCIA POLÍTICA

El rótulo de terrorismo, es presentado como un “problema de seguridad” desligado de su intrínseca existencia como fenómeno político. Las Naciones Unidas, todavía tienen serias dificultades para acordar sobre el significado del terrorismo, porque el concepto en sí mismo es conflictivo y no existe una definición globalmente aceptada.

Presionadas por los atentados a las Torres Gemelas, las Naciones Unidas han intentado avanzar hacia una definición más exhaustiva. El terrorismo es, en la mayoría de los casos, esencialmente, un acto político. Tiene como propósito provocar daños dramáticos y mortales sobre civiles y crear una atmósfera de miedo, por un motivo político o ideológico; sea este secular o religioso, un asalto sobre los principios de la ley, el orden, los derechos humanos y la resolución pacífica de disputas sobre las cuales se creó este organismo mundial. El terror ha sido usado como táctica en casi todos los rincones del planeta.

Esta definición de Naciones Unidas, no incluye los bombardeos masivos que los Estados les infligen a poblaciones civiles “enemigas”, las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, no suelen entrar dentro de la categoría de “terrorismo”.

Siempre está enmarcado en un contexto histórico, social y político y lo que se intenta comprender es por qué en casi todo el mundo hombres y mujeres deciden tomar las armas, para incidir en la política nacional y/o internacional.

La violencia del “otro” siempre es descalificada. Son bestiales, criminales, sin razón, hechos por psicópatas, locos, terroristas. Cuando son cometidos por aliados políticos la calificación peyorativa, neutra o positiva.

Si bien existen numerosas definiciones, para resumir, podemos decir que es la utilización de la violencia política dirigida contra un gobierno, un Estado y/o población civil con la finalidad de crear un clima de miedo, de inseguridad, de parálisis de aquel definido como enemigo.

En los últimos años existe una tendencia a asociar el terrorismo sólo a grupos musulmanes. El propio secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, cuando dice que “es una amenaza y hacen causa común para convertirse en una amenaza universal. Estos grupos expresan su deseo de acceder a armas nucleares, biológicas y químicas para provocar daños masivos. Uno de estos ataques podría cambiar nuestro mundo para siempre.”

Las presiones norteamericanas hayan incidido sobre Annan para mencionar una amenaza ; pero los actos terroristas suicidas llevados a cabo por grupos islámicos y la aparición de Bin Laden y Al Qaeda generan interrogantes difíciles de dilucidar.

EL 11 DE SEPTIEMBRE

Los atentados, provocaron un verdadero terremoto en la agenda política internacional. Por haber sido atacada la primera potencia mundial; por la magnitud de los atentados y su secuela de muertos; modificar la agenda de política exterior; por las secuelas económicas, culturales y políticas, por la posterior ocupación de Afganistán e Irak.

Eric Hobsbawm afirma que el siglo XX finalizó con la caída del Muro de Berlín, en Estados Unidos surgieron otros planteando que el siglo XX se había extendido hasta el 11 de septiembre de 2001.

Amén del debate teórico, los atentados marcan “un antes y un después”, y de todo el análisis del fenómeno terrorista, esta nueva “guerra” contra el terrorismo debe ser comprendida en el marco de los efectos de una globalización que hoy incluye solamente al 15 por ciento de la población mundial, mientras otro 60 por ciento, por ejemplo, nunca ha realizado una llamada telefónica. Los atentados del martes 11 no son una consecuencia directa de la globalización, pero es inevitable analizar qué vinculación existe y qué rol le cabe a Estados Unidos, locomotora indiscutible de esta globalización.

En la década del noventa la "globalización es un término vacío de contenido y precisión. Simplificando, podría decirse que desde los años setenta la “globalización” parece ser un simple catálogo de todo lo que puede sonar a novedad: ya sean los avances en la tecnología de la información, el uso generalizado del transporte, la especulación financiera, el creciente flujo internacional del capital, la “disneyficación” de la cultura, el comercio masivo, el calentamiento global, la ingeniería genética, la CNN y sus transmisiones en directo desde cualquier punto del planeta, el poder de las empresas multinacionales o la nueva división y movilidad internacional del trabajo.

La “globalización” y los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono el 11 de septiembre están hilvanados por cuatro hechos que se entrecruzan y retroalimentan; dos de ellos históricos y dos del ámbito de las ideas. Primero, la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre, que, como representación simbólica, marcó el comienzo del fin del mundo bipolar y del enfrentamiento Este-Oeste al desaparecer la Unión Soviética en 1991, dejando a Estados Unidos como única e indiscutida superpotencia. Segundo, el polémico artículo escrito en 1989 por el politólogo Francis Fukuyama, funcionario del Departamento de Estado en la presidencia de Ronald Reagan, profetizando sobre el fin de la historia e identificando al capitalismo liberal como la única sociedad capaz de satisfacer los anhelos más profundos y fundamentales de los seres humanos. Tercero, la Guerra del Golfo en febrero de 1991, que dio paso al intento de remodelar un “Nuevo Orden Internacional”, definición acuñada por el presidente de Estados Unidos, George Bush (p), y que representa los claros intereses estratégicos de Washington de erigirse como potencia hegemónica en el ámbito militar, económico y político al desintegrarse el Bloque Soviético. Cuarto, el debate instalado en 1993 por el politólogo de Harvard, Samuel Huntington, acerca del “choque de civilizaciones” como eje de la política mundial y señalando al islam como el nuevo enemigo de occidente.

Si bien estos cuatro elementos brindan un marco referencial que permite un acercamiento a la nueva situación mundial desencadenada el 11 de septiembre, no es menos cierto que resulta extremadamente complejo tratar de definir el carácter de esta crisis internacional y la naturaleza del conflicto que se asemeja a las cajas chinas: a medida que se abre una surge otra y no se puede vislumbrar cómo será la última de ellas. Al Qaeda es una de ellas.

La globalización de fines del siglo XX no puede ser analizada en abstracto, ya que no significa sólo los avances tecnológicos desprovistos de contenido ideológico. Esta globalización, a diferencia de otras, está impregnada del bagaje ideológico neoliberal que santifica

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