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UNIDAD I: LAS GRANDES INTERPRETACIONES DE LA HISTORIA

GUSCINEnsayo10 de Octubre de 2015

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SECRETARIA DE EDUCACIÓN GUERRERO

SUBSECRETARIA DE EDUCACIÓN MEDIA SUPERIOR Y SUPERIOR

DIRECCIÓN GENERAL DE OPERACIÓN DE SERVICIOS DE EDUCACIÓN

MEDIA SUPERIOR Y SUPERIOR

SUBDIRECCIÓN DE FORMACIÓN DOCENTE

DEPARTAMENTO DE APOYO ACADÉMICO  

CICLO ESCOLAR 2015-2016[pic 1]

LICENCIATURA: HISTORIA UNIVERSAL. [pic 2]

NOMBRE DEL ALUMNO: TESTA CISNEROS GUSTAVO ADOLFO. [pic 3]

NOMBRE DEL MAESTRO (A): GLORIA EDITH SANTANA NAVARRETE. [pic 4]

ASIGNATURA: TEORIA DE LA HISTORIA II[pic 5]

SEPTIMO SEMESTRE

UNIDAD I: LAS GRANDES INTERPRETACIONES DE LA HISTORIA.

LA CONCEPCIQN GRIEGA DE LA HISTORIA

POSITIVISMO

HISTORICISMO

En principio la consideraban un arte y la colocaron bajo la advocación de una de las nueve Musas. Su historia se ocupaba de actos humanos y no divinos, cuya autenticidad se entiende comprobada y a los que se sitúan en un determinado momento cronológico; la verdad se impone a la estética. Esto no quiere decir que lo legendario esté ausente. Mitos y prodigios figuran a cada paso en las producciones historiográficas grecorromana; pero no debemos olvidar que unos y otros eran creídos como verdades plenas. No es esto lo importante sino la actitud del historiador, para quien estudio del hombre constituye un eje, Herodoto da por primera vez a su obra título de la Historia porque pretende investigar las acciones de los hombre y narrarlas a fin de que sean conocidas en la posteridad; pero añade que le importa sobre todo no solo descubrir lo que el hombre ha hecho, sino saber por qué la ha hecho. Tucidides insiste en estos argumentos. Cuando Herodoto elige como tema la lucha de los griegos y los persas; pues en la oposición entre la libertad helénica y el despotismo oriental ve uno de los factores esenciales de la vida humana. Para muchos resulta sorprendente que en Grecia se produjese por primera vez un conocimiento histórico cuando la concepción de la vida individual o colectiva dentro del rígido principio del ciclo ara imposible la comprensión de la idea del progreso.

Tuvo su origen en Francia en la primera mitad del siglo XIX. Esta perspectiva planteo que la investigación de cualquier tema o cosa debía hacerse con método y que el investigador debía estar tan alejado del objeto de estudio que no interfiriera su propia visión en la explicación que diera sobre los acontecimientos. De esta forma de ver la historia va apegada a la idea del progreso y de la que el tiempo fluye de manera unilateral. Lo que quiere decir que la humanidad avanza mejorando y perfeccionándose.

Tendencia intelectual a reducir la realidad humana a su historicidad o condición histórica (única e irrepetible). Entre 1870 y 1920. Diversos historiadores reaccionan frente al positivismo que intentaba recabar la mayor cantidad de datos para poder escribir la historia objetiva. Sin embargo consideraban que el investigador era capaz de quedar al margen de su investigación es decir que no se involucrara; frente a esto el historicismo planteo que la historia se estudia y se ve desde un punto de vista subjetivo del investigador, la investigación se hace a través de la experiencia subjetiva del que lo investiga.

UNIDAD III: LA IDEA DE LA HISTORIA EN LAS SOCIEDADES GRIEGAS ANTIGUAS GRIEGAS Y ROMANAS.

De un modo paralelo, aunque con sentido muy diferente, judíos y griegos llegan por vez primera a una concepción lógica de la Historia. En páginas anteriores hemos apuntado la presencia continuada de sus dos grandes descubrimientos: ciclo y crecimiento. Pero, mientras la interpretación grecorromana madura en el siglo II a. de J. C. y parece agotarse con la misma cultura en la que había nacido, la bíblica sólo alcanza cumplimiento con el Cristianismo, merced al cual se convierte en única durante varios siglos. La interpretación helénica de la Historia es una dependencia de la posición científica adoptada por los pensadores griegos —mundo = Naturaleza—, mientras que la cristiana es una dependencia de la fe —mundo = Creación—. Nos ocuparemos en este capítulo de estudiar el modo en que se produjo el descubrimiento del ciclo.

Grecia comenzó elaborando, como las culturas orientales, una serie de recuerdos en orden cronológico, al servicio de la vanagloria nacional o de la comodidad en referencias políticas. Listas de magistrados se encuentran en Esparta desde el año 755 a. de J. C. y en Atenas desde el 682; a estas últimas se añaden a partir de siglo vi algunos datos que podríamos calificar de históricos. No otra cosa eran los famosos Fasti romanos comenzados a componer sin duda por este mismo. Una cultura, como la griega, que sitúa en la cúspide los valores estéticos, tenía que sentir tendencia ¡concebir, en principio, la historia como un arte. Los logógrafos, los eidógrafos, el propio Herodoto, inventor de la palabra Historia, concibieron su trabajo así y lo presentaban para ser leído .en las grandes concentraciones olímpicas, lo mismo que si se tratara de un poema.

La primera concepción de la Historia la encontramos en los poemas homéricos, Odisea e Ilíada, y en Trabajos y días de Hesiodo; es enteramente religiosa. La marcha de la Humanidad constituye, para ellos, un proceso de degradación ineluctable de un modo semejante al que la Biblia presenta. Se toma como punto de partida un tiempo ya pasado en que los hombres habrían vivido en estado de perfección, una Edad de Oro. Ya veremos luego cómo esta idea desempeña importante papel en la elaboración platónica de la ley del ciclo. La posición ele Hesiodo es pesimista: la Tierra se encuentra dominada por la injusticia. Pesimismo de que participa la religión griega; a menudo se dice que la muerte en plena juventud es el mejor regalo de los dioses. De acuerdo con lo que constituye una continua tradición aria, los griegos concebían a sus dioses como imágenes agrandadas de los hombres; la inmortalidad era su único signo distintivo. Los mitos daban gran énfasis a la conquista de la inmortalidad por algunos héroes. Partiendo de esta concepción se imaginaban las relaciones entre dioses y hombres de un modo contractual: el sacrificio era medio de prevenir la cólera de los dioses, obligándoles con la ofrenda. Mezclados a ellos —todavía en Tucídides asistimos a intervenciones divinas—, los dioses sentían envidia de los hombres; el

exceso de prosperidad podía acarrear esa cólera divina a la que se designaba con el nombre de némesis. Pero, en principio, dioses y hombres estaban sujetos a fuerzas ciegas, y sólo gracias a la victoria de Apolo sobre la serpiente Pitón —la luz sobre la materia— se habían visto los dioses libres de la necesidad de la muerte, que recaía sobre los hombres. De esta forma las más antiguas tradiciones religiosas preparaban la mentalidad griega para la aceptación de una identidad universal de la Naturaleza, cuyas leyes rigen el mundo. En el siglo vi a. de J. C. un grupo de estudiosos, habitantes de las ciudades de Jonia, en Asia Menor, se planteó por vez primera el problema de la naturaleza del mundo con rigor científico, esto es, formulando preguntas cuya respuesta en principio ignoraban y tratando después de hallar tales respuestas dentro de la lógica racional humana. Todos concluyeron en afirmar la unidad sustancial de la materia, la cual permanentemente se crea y se destruye. Con toda claridad la escuela llamada eleática formuló un principio, según el cual el mundo quedaba reducido a un mero conjunto natural regido por leyes también naturales. Una sobre todas parecía imponerse: todos los seres recorren el ciclo biológico del nacer, desarrollarse y morir en cadena sin fin. Consecuencia directa de tal apreciación, el acontecer histórico carece de sentido y es un eterno retorno sin origen ni meta.

De todas formas la conciencia histórica del hombre griego se vio beneficiada por el rigor científico de los filósofos jónicos y eleáticos, puesto que exigía la búsqueda de la verdad sin conformarse con el mito. En la misma Jonia, por el tiempo en que laboraban dichos filósofos, vivió Hecateo de Mileto, a quien corresponde el mérito de ser el primero en decir que el objeto de sus investigaciones era la búsqueda de la verdad. Su obra no es todavía Historia; pero el conocimiento de las tierras y los hombres que se deriva de sus grandes viajes aspira a ser también científico, es decir, respuesta

a las interrogantes que sobre unas y otros se plantea. Encuadraba al hombre en un doble esquema geográfico y cronológico, dando a cada generación un tiempo de cuarenta años; este doble esquema nos sirve todavía para delimitar nuestra conciencia histórica.

LA CONCEPCIÓN GRIEGA DE LA HISTORIA

Debemos recordar que existe una diferencia bastante radical entre la idea que nosotros tenemos de la ciencia Historia y la que los griegos poseían. En principio la consideraban un arte y la colocaron bajo la advocación de una de las nueve Musas, Clío. Además, negaban la posibilidad de aprehender de un modo estable —y era para ellos condición indispensable a la ciencia— aquello que por esencia se definía como mudable y transitorio. Existe, pues, una notable contradicción entre sus afirmaciones teóricas y sus métodos, que responden a un maduro criterio científico. Su Historia se ocupa de actos humanos y no divinos, cuya autenticidad se entiende comprobada y a los que se sitúa en un determinado momento cronológico; la verdad se impone a la estética. Esto no quiere decir que lo legendario esté ausente. Mitos y prodigios figuran a cada paso en las producciones historiográficas grecorromanas; pero no debemos olvidar que unos y otros eran creídos como verdades plenas. No es esto lo importante, sino la actitud del historiador, para quien el estudio del hombre constituye un eje. Heródoto da por primera vez a su obra el título de Historia porque pretende investigar las acciones de los hombres y narrarlas a fin de que sean conocidas en la posteridad; pero añade que le importa sobre todo no sólo descubrir lo que el hombre ha hecho, sino saber por qué lo ha hecho. Tucídides insiste en estos argumentos. Cuando Heródoto elige como tema la lucha de los griegos y los persas, lo hace consciente de su valor de ejemplaridad, pues en la oposición entre la libertad helénica y el despotismo oriental ve uno de los factores esenciales en la vida humana. Actitud pragmática visible en cualquier ciencia. Para muchos resulta sorprendente que en Grecia se produjese por primera vez un conocimiento histórico cuando la concepción de la vida individual o colectiva dentro del rígido principio del ciclo hada imposible la comprensión de la idea del progreso. Pero éste no es inherente a la Historia. También resulta difícil explicar el interés que mostraron por este género de estudios cuando Platón afirmaba que un conocimiento científico no podía basarse sino en objetos permanentes. Los griegos veían en el suceder histórico y en .su tremenda mutabilidad una señal del orden impuesto 'por los dioses, y así querían conocerlo para prevenirse. Su actitud era puramente empírica: observaban para aprender en la observación la forma en que sucedían las cosas. Esta misma actitud les libró de cualquier clase de determinismo: un hombre prevenido podía escapar a las ruedas dentadas del destino. Una concepción semejante es algo bien distinto de lo que ahora entendemos por investigación histórica. Los griegos no intentaban reconstruir el pasado valiéndose de testimonios contemporáneos de los sucesos, sino que se conformaban con recoger y ordenar los acontecimientos presentes a fin de que sirvieran de lección a la posteridad. Este es el sentido de la conocida frase «La Historia es la maestra de la vida». Es lógico que, al proceder así, no admitiesen otra fuente de información que la de aquellos testigos directos de los sucesos que relataban. Esto no quiere decir que los historiadores griegos admitiesen con boba credulidad cuanto se les decía; poseían un sentido crítico muy agudo que les libraba de tal peligro.

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