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Una mirada al patio como ambiente de socialización. El caso de la huelga de inquilinos de conventillos en la ciudad de Buenos Aires a principios del siglo XX


Enviado por   •  5 de Abril de 2018  •  Documentos de Investigación  •  7.290 Palabras (30 Páginas)  •  142 Visitas

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Una mirada al patio como ambiente de socialización. El caso de la huelga de inquilinos de conventillos en la ciudad de Buenos Aires  a principios del siglo XX

Autora: Analía  L. Hernández

Profesora en Historia. Magíster en Ambiente y desarrollo sustentable. Doctorando en Historia.

Introducción

        ¿1868? [Santiago de Estrada] Subió los cinco escalones de mármol para entrar a la casa de Florida 200; echó una mirada al patio jardín con la fuente de plantas exóticas y el artístiico aljibe de mármol; atravesó el corredor y por la primera puerta de la derecha entró en la gran sala. Difícil concebir algo tan hermoso. Lo embargaba, como siempre, la íntima sensación de entreabrir las puertas del pasado, de aquella parte del tiempo antiguo que más lo fascinaba: los días de mayo.[1]

        El patio ha ocupado un lugar para nada  menor dentro de la historia de las familias de inmigrantes que se instalaron en conventillos porteños a principios del siglo XX, pero ese espacio practicamente no se ha relevado desde el campo de las Ciencias Sociales, aunque si se suele mencionar de forma transversal en el estudio de otras problematicas. Por lo tanto, abordar esa cuestión nos lleva a indagar por el vasto terreno de la arquitectura y rastrear, también, sus vestigios en la literatura, la sociología, la antropología, los estudios ambientales, entre otros.

        Pensamos al patio como un ambiente de socialización, en tanto que entendemos que lo "ambiental" y lo "social" representan dos posibles formas de análisis de la realidad   cuyos límites se ciñen a las diferentes visiones del mundo.

        Lo social y lo ambiental no están escindidos, ambos son parte de un mismo proceso en la construcción simbólica de lo individual y de la precepción del otro y de  "lo otro", personas y cosas que tejen las imbrincadas vivencias e historias personales y colectivas. Por lo tanto no se puede pensar a lo ambiental como un elemento separado de lo social porque de hecho la misma idea de ambiente es posible a partir de la existencia de las sociedades y de los procesos que se desencadenan en ellas, mediadas por el uso del lenguaje. [2]

        Nuestro abordaje al tema se hará entendiendo al ambiente, primero, como sinónimo de medio ambiente y, segundo, como un sistema donde confluyen diferentes elementos: físicos, biológicos, culturales, económicos, sociales, artísticos, entre otros.[3] 

        La sociedad, es leida como  una permanente construcción dialéctica donde se desarrollan tres procesos que la resignifican: uno es el de la externalización, donde el otro generalizado, o sea la realidad reconstruida por el sujeto, vuelve a él, es internalizada. El segundo momento, de  la internalización, es el de la construcción interna que cada individuo hace de lo que lo rodea, de su familia, de su entorno ambiental y social, de sus semejantes y de  quienes no lo son. El tercer  momento es el de la objetivación, la realidad estaria vinculada a las interpretaciones que el individuo hace en función de su accionar en la sociedad, "el individuo se aprehende a sí mismo como estando fuera y dentro de la sociedad"[4], esa aprehensión sufrirá constantes modificaciones de la realidad que se objetiva, dependiendo de la internalización de las nuevas situaciones y vivencias.

         En ese proceso, el individuo se reconocera como parte de una familia, de un grupo, de una sociedad y un entorno ambiental, y en ese identificarse también  elabora una idea de "los otros" y de "lo otro" como algo ajeno, como algo diferente. Esa elaboración simbólica de los otros, esa clasificación sirve para excluir y para discriminar pero también para legitimar esa discriminación.

Esa construcción va más allá del sistema de clases, otros indicadores actuan como referentes identitarios y forman lo que Isidoro Moreno ha denominado Mi identidad o matriz individual, esa identidad se constituye por una identidad de género, otra de etnia y  otra de clase y cada una de ellas puede subdividirse dependiendo de múltiples factores, aunque siempre se agrupan en esa estructura y pueden funcionar individualmente para clasificar y diferenciar lo que entendemos como nosotros-ellos.[5]

        Roger Bastide también se refiere a esos tres componentes, de sexo, de clase y de etnia, en su construcción del prejuicio y la consecuente discriminación. [6]

        En el período en el que centramos nuestro análisis, el ejercicio de la discriminación era habitual  particularmente por el auge inmigratorio y el contacto intercultural o etnico. Los europeos que llegaban al país lo hacian motivados por promesas de mejores condiciones laborales, hecho que no siempre se tradujo en algo tangible, por lo tanto miles de ellos se vieron empujados a vivir en condiciones de miseria que no se diferenciaban de las que propiamente padecían los criollos desamparados. En ese contexto, los prejuicios de clase y de etnia predominaban y se sostuvieron en el tiempo.

        La confluencia etnica se dio en las formas de habitar los conventillos, y fue el patio el espacio que dio la posibilidad de encuentro cultural por la función que el mismo ejercía, y ejerce.         La importancia del patio del conventillo, al igual que el patio de los hospitales, de las cárceles, de las escuelas, de los espacios religiosos como conventos y monasterios, de las viviendas familiares, entre otros, estriba en las posibilidades potenciales que ese espacio externo protegido representaba y representa.

        Nuestro objetivo es acercarnos al del conventillo en una de sus potencialidades, la de haber sido ambiente de socialización intercultural a principios del siglo XX, en la ciudad de Buenos Aires. Haremos foco en la Huelga de inquilinos de conventillos de 1907 porque entendemos que las ideas que hicieron posible ese acto, florecieron dentro de los patios de los conventillos.

              Un acercamiento al patio como ambiente de habitar

        Según explica Capitel (2005)[7], la incorporación del patio como ambiente de habitar tiene su origen  en lugares cuyo clima cálido era propicio para buscar en ese espacio un poco de alivio a las altas temperatuas, también ventilación, luz y contacto con la naturaleza en la seguridad de lo privado, entre otros usos. El patio atraveso diversas  formas y condiciones, tanto en la vivienda modesta como en los palacios y su uso se fue incorporando en la mayoria de las formas de habitar.

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