Valoración Histórica De La Labor Pedagógica En Chile
Mpilar25 de Noviembre de 2012
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Valoración histórica de la labor pedagógica en chile
En el siguiente ensayo se hablara sobre la problemática que hoy representa el ejercer la labor pedagógica en chile y por qué ha llegado a ser una de las profesiones más mal pagadas y poco valoradas en la sociedad actual, pero que tiene gran influencia en cada persona que pasa por un salón de clases y que si no se ejerciera está profesión el país no lograría surgir en ningún aspecto y como dice un proverbio japonés "Más vale un día con un gran maestro, que mil días de estudio diligente", lo mejor sería preguntarnos ¿por qué piensan ellos así y la cultura chilena diferente en relación en la forma de ver a los profesores? La respuesta a esta pregunta se encuentra al investigar el pasado de la educación, su historia, como se presento en nuestro país, quienes ejercían la labor, con qué objetivo y como fueron tratados desde un comienzo por la sociedad dominante en ese momento tan histórico para nuestra sociedad y cultura de hoy.
Desde que se consolido la independencia definitiva en chile en 1818, el país se demoro más de un siglo en lograr la maduración que necesitaba, pero a pesar de no contar con lo necesario en 1810 a 1833, la Primera República dispuso la obligatoriedad del establecimiento de escuelas gratuitas costeadas por «los propios del lugar» (Campos, 1960:13). También funda el Instituto Nacional con el objeto de «superación de lo que consideraban oscurantismo colonial y de apertura de grandes posibilidades para el país a través de la enseñanza» (Villalobos et al., 2001:370). En 1829 se impulsa la educación secundaria particular; de hecho, la mayor parte de los liceos y colegios de Santiago eran particulares o municipales. Los fiscales se creaban donde no había de los otros.
En 1833 a 1871, La nueva Constitución consagra el Estado docente, mediante la acción preferente del Estado en educación, articulada mediante la creación en 1837 del Ministerio de Instrucción Pública, integrado a Justicia y Culto participaron activamente pensadores como Domingo Faustino Sarmientos, y los hermanos Miguel Luis y Gregorio Víctor Amunátegui. En 1842 se crean la Universidad de Chile y la Escuela Normal de Preceptores. En 1857, la Escuela Normal de Preceptoras, y en 1847, la Escuela de Artes y Oficios. Todo ello prepara la Lei Jeneral de Instrucción Primaria de 1860, donde el Estado asume por primera vez su rol en la dirección principal de la educación primaria, garantizando la gratuidad de la enseñanza primaria, para uno y otro sexo, a cargo del gasto fiscal estatal y municipal. En 1871 a 1924 Los cambios políticos llevan a una nueva etapa republicana. En educación se acuerda la liberación de la tutela y fiscalización de los establecimientos privados por la Universidad de Chile y el Instituto Nacional; se consagra de esta forma la libertad de enseñanza o instrucción. Al mismo tiempo se da un gran impulso a la educación de las niñas mediante la creación de escuelas y liceos fiscales femeninos. Para el año 1899 el Ministerio de Instrucción Primaria se separa del de Justicia. En 1904 se crea la Asociación de Educación Nacional (AEN) por jóvenes profesores que, con la influencia de J. Dewey, defienden los principios de democratización, igualdad de oportunidades y la necesidad de la obligación legal de la educación primaria, la cual es concebida como un espacio de encuentro para los niños de diferentes niveles sociales y económicos. En 1920 se aprueba la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, después de un fuerte debate con aquellos que preferían defender el derecho de los padres a determinar el envío de sus hijos e hijas a las escuelas. En ese tiempo se crean la Universidad Católica (1888) y la Universidad de Concepción (1919). Durante el final de esta etapa y el posterior período de excepcionalidad (1927-1931) DIVERSIA Nº1, CIDPA VALPARAÍSO, (2009, PP. 13-39).
Si se comienza a analizar profundamente etapa por etapa el principal motivo que se encuentra a la pregunta, por qué se comenzó a educar a la población fue por un objetivo moral, pues la cantidad de niños huachos para el año de 1930 era demasiada alta en comparación al porcentaje de niños nacidos en familias constituidas y los escándalos y desordenes públicos perpetrados por ellos y sus madres escandalizaban al estado. Ante eso, el estado, desde 1930, fundó escuelas filantrópicas para niños pobres, destinadas a enseñarles nociones mínimas de lectura, escritura, doctrina cristiana y, sobre todo, normas de moral. Esas escuelas tenían como finalidad educar gratuitamente a los niños pobre de solemnidad. El estado y el municipio se preocuparon por educar a los niños pobres, pero conforme un sistema educativo pensado y calculado para que sugieran siendo pobre, solo que mas disciplinados en la ley, la moral y la cultura dominantes en el país. Un ejemplo de aquel pensamiento se encuentra en lo citado por Don Mariano Egaña:
La educación primaria es la única que puede adquirir la inmensa mayoría de la nación, y ella es la que tiene mas influjo en la moral del bajo pueblo, o la que, por mejor decir, forma las costumbres… El gobierno la establece y dota de fondos fiscales en aquellos puntos donde siendo necesarias, no alcanzan a costearlas los fondos municipales. En ellas se enseña a leer y escribir, primeras reglas de la aritmética y la doctrina y moral cristianas.” Historia contemporánea de chile (tomo V, pág. 55-56).
Hasta este punto de la historia en todo momento está presente la idea de moralizar a la población de cualquier forma posible y los que estaban encargados de fiscalizarlo era el estado, pues en aquel tiempo la razón del estado era de moralizar al bajo pueblo con el fin volverlo más civilizado y se puede ver en los citado explícitamente por el ministro Mariano Egaña en 1840:
Una de las necesidades que mas altamente deplora (el gobierno) es la falta de suficiente instrucción religiosa y moral en los pueblos del campo; porque sobre esta sola base pueden cimentarse las buenas costumbres; porque sin estos no pueden esperarse verdaderamente felicidad social; y porque faltando principios religiosos que dirijan de los hombres, son ineficaces las meras instituciones y leyes.
Para el gobierno imperante en ese entonces le era un gran problema la condición moral en la que se encontraba el bajo pueblo y en especial los denominados huachos, y se ve como solución la instrucción de estos, pero para un peón las escuelas filantrópicas ni tenían ningún significado de tener un futuro mejor, pues la coberturas que estas tenían eran muy escasas, ya que muchas veces se encontraban lejos de la zona de urbes y poblados limitando su llegada por eso el porcentaje de asistencia a estas escuelas era demasiado baja en comparación a la cantidad de niños que había para la época. Además como se menciona en Historia contemporánea de chile (tomo V, pág. 55-56). “La mayoría de los profesores de estas escuelas eran niños pobres que ya habían sido educados gratuitamente por el estado y/o el municipio”, los que en varios casos se vieron obligados a seguir ejerciendo aquella profesión y se puede citar como ejempló lo que sucedió en “la ciudad de concepción donde el municipio decreto que todos los jóvenes beneficiados por una beca estatal para que terminaran su enseñanza primaria, debían enseñar en las escuelas filantrópicas”, de esta forma condenando a estos jóvenes a seguir en el circulo de la pobreza, pues la mayoría de las escuelas filantrópicas nacieron en ranchos y algunos informes hablan de que nacieron en cuartos parecidos a todos los ranchos del peonaje, muchos teniendo un estado insalubre deplorable y esas condiciones se mantuvieron por décadas. El motivo de que se mantuvieran por mucho tiempo en ranchos fue, porque eran las viviendas donde las preceptoras o llamado peonaje femenino fiscal, vivían. Esta fue una realidad que el visitador general de las escuelas primarias, José Bernardo Suarez, informo algunos casos al azar:
“Escuela municipal dirigida por doña Rita Sosa. Se halla en un aposento reducido a la estación de 7 varas de largo y 3 de ancho, donde están las alumnas agrupadas, sentándose en asientos que cada una lleva de su casa por no haber ninguno en el establecimiento… la clase de escritura se hace bajo una indecente ramada, a campo abierto, donde el sol, el frio, el viento y la lluvia acompañaran a alas aprendices”.
Otro caso que cita El visitador general es el de una escuela subvencionada por el fisco:
“La escuela de niñas subvencionada por el fisco, que dirige en Colina la esposa del preceptor de la escuela municipal… es un desván de un poco más de cinco varas de cuadradas, y cuyo adorno y útiles se componen de unos cuantos asientos de paja de propiedad de las alumnas y dos camas de la preceptora. Allí tiene que esta hacer sus clases, comer, dormir y todas las demás necesidades de la vida… Las alumnas permanecen sentadas en sus respectivas silletas todo el tiempo de la clase, confundidas entre los baúles y catres de la preceptora”.
“La escuela municipal de niñas de la calle angostura (Santiago). A solicitud de la preceptora, a ilustre municipalidad acordó concederle $12 mensuales más sobre los $18 de que gozaba. Con este sueldo la señora Chacón no alcanzaba ni a pagar la casa en que esta la escuela, cuyo arriendo monta a 422 reales. La ilustre municipalidad… ha hecho justicia a sus desvelos, contraciones y empeño” Historia contemporánea de chile (tomo V, pág. 57-58)
Al leer las descripciones que se realiza a las condiciones en las que trabajaban las profesoras se observa que no eran las mejores para enseñar ni para aprender, además el educarse no se veía como
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