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Zarate Villka


Enviado por   •  29 de Marzo de 2015  •  2.145 Palabras (9 Páginas)  •  390 Visitas

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n consecuencia, el pensamiento liberador que adquirió, fue en la lucha diaria y constante contra los latifundistas y los patrones. De niño, adolescente y juven. Porque al igual que Tupaj Katari, no pudo recibir una formación en el campo del conocimiento occidental.

Pero está probado que sí dominaba la lengua española, hablaba casi correctamente. Y también escribía. Esto hace suponer que no fue un simple indio alzado, sino todo lo contrario. Tenía el horizonte marcado, estaba conciente de lo que pretendía para él y su pueblo. Para él estaba claro, cuál era el proyecto madre por el que debería luchar y morir. De lo contrario, hubiese pactado para salvar su vida. No como quisieron interpretar algunos historiadores o tratadistas de la historia oficial, que su grado sería fruto de la alianza y el pacto con Pando.

Otro elemento formador, como revolucionario indígena, fue la memoria histórica y el lugar de su origen, es decir, Sica Sica, de donde emergieron hombres dignos como Tupaj Katari. Y este pueblo se caracterizaba de rebelde y justiciero, desde tiempos primarios de la invasión. Por ejemplo, el Cerco a La Paz de 1781, fue gestado desde Sica Sica. Otro movimiento, fue por Juan Manuel Cáceres. Existía tradición de lucha rebelde. Y Willka, asimiló desde niño, hasta su juventud, esta memoria histórica contada oralmente de generación en generación, transmitida por el abueblo, sus padres y en su conjunto por los comunarios y el pueblo de manera secuencial.

En la madurez de Willka según sus características cualitativas, las investigaciones o entrevistas hechas a los vecinos de esos años indican, que Willka tenía una mente muy lúcida. A esta afirmación contribuirán posteriormente, aunque de manera contraria, las descripciones hechas tanto de periodistas y sus adversarios políticos. En casi todas ellas encontramos descripciones despectivas, y era de esperarse, pero cuando hacemos el ejercicio de la contraposición, es decir, contraponiendo a las descripciones despectivas, invirtiendo los términos como “temible” por “agradable”, pues encontraremos las verdaderas respuestas. Y las halagadoras casi son nulas. Alguno que otro tiene consideraciones descripciones benévolas para él. Por lo tanto, bajo estos dos elementos descriptivos iniciaremos a desarrollar de Willka como: “muy astuto”, “temible”, “rebelde” entre otras de carácter despectiva. Descritos y amplificados por sus enemigos.

Para ellos, el astuto representaba “perverso”, “diablo”, “tramposo” y “asaltante”; ahora con lo del “temible” se referían desde la concepción estética hasta llegar a lo moral, pretendían hacer ver que Willka representaba lo malo o lo feo del indígena estéticamente. Es decir, el temible era interpretado como: “terrorífico”, “horrible”, “espantoso”, “alarmante” y “tremendo”; y en lo moral, como un “sinvergüenza”, “deshonesto” e “inhumano”. Finalmente, podemos decir, cuando se referían que Willka era un indio rebelde, se referían a que era un “asesino”, “subversivo” “inadaptado”, “indisciplinado” y un “salvaje”. Ellos, al afirmar, describir y amplificar estas descripciones, tenían una intención clara. Amplificar en el subconsciente de la población y del mismo indio, que Willka, que no iba con lo humano, era lo contrario de esta especie. Por lo tanto, era un simple salvaje y bárbaro indio.

Y por último, en el segundo plano, en cuanto se refiere a la descripción real del Willka. Fueron rarísimos los que le reconocieron como un hombre: “valiente”, “inteligente” y “elocuente”.

En lenguajes efectivos, contrapuestos a las anteriores, podemos decir, que los criollos y los blancos ocultaron de Willka cualidades subjetivas y objetivas, con la única finalidad de descalificar el liderazgo del indio. Y en consecuencia, dicho de manera objetiva desde lo nuestro, Willka reunía las mejores condiciones morales y físicas para ser, lo que fue. Por lo tanto, podemos decir que cuando los blancos afirmaban “astuto”, pues lo que no querían aceptar era la “inteligencia”, “honestidad”, “lealtad” y la calidad de “estratega” política y militar que reunía. Dicho de otra forma, Pablo era muy inteligente, honesto, leal y estratega. Ahora cuando se referían con lo del “Temible”, veían una “fuerza india única” en él, que era difícil de “convencer y vencer”, “deseable y bueno”; y finalmente, cuando afirmaban de “rebelde”, lo que no querían admitir era que Willka, definitivamente era justiciero, moralista y liberador. En suma, ellos no reunían estas cualidades y Willka sí. Entonces este indio era un mal que reuniera tales condiciones y cualidades, porque les era perjudicial a sus intereses políticos y económicos. Así se demostraría más adelante.

A este análisis contribuyen grandemente las siguientes afirmaciones:

“…era, física y moralmente, la mejor expresión de su pueblo. Hombre de mediana estatura, de breves y robustas extremidades, de amplio y elevado tórax, de rostro algo redondeado por su tendencia braquioide, de pómulos salientes, de arcos superciliares un poco pronunciados sobre sus ojos vivaces y escrutadores. La frente estrecha y casi plana. La piel morena y los cabellos leisotricos. El rasgo dominante de su fisonomía fue un natural gesto de severidad. Su tranquila apariencia de mesurada altivez era el signo de una vida austera, un espíritu ensimismado y una marcada inclinación a la seriedad como norma de conducta.” (Condarco: 1982: 92)

Y Willka era de esos hombres totalmente distintos, a lo afirmado por sus detractores con la energía natural, dispuesto a vencer a sus rivales en cualquiera de los escenarios políticos y militares. Pues había labrado su espíritu revolucionario y conciencial a través de la vida difícil y cruel que le tocó vivir.

Otro de los datos que son públicos, en cuanto se refiere a su grado y vestimenta que normalmente utilizaba, podemos aseverar, en palabras de Condarco, según los testigos como: José Tellería, Mariano Gonzales y Damián Paniagua, el General aymara Willka, utilizaba un sombrero de plumas, por su significancia y por la autoridad que suponía. En otras ocasiones, cuando había alguna ceremonia de gran importancia política, él acostumbraba entrar montado en un caballo como un príncipe o rey. Aunque estas formas de presentación, no era siempre con la finalidad de aparentar a los hidalgos o nobles de Europa, al contrario era una forma de representación simple.

Finalmente, como todo hombre al llegar a su madurez, se casó con Ayda Aguilar, con quien tuvo en total cuatro hijos, dos mujeres; Dorotea y Concepción, y dos varones; Pío y Juan. De

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