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Camino a la servidumbre


Enviado por   •  20 de Julio de 2017  •  Ensayos  •  3.541 Palabras (15 Páginas)  •  144 Visitas

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LIBRO: CAMINO A LA SERVIDUMRE

Lo primero que hace el libro es ponernos en contexto del momento en que el autor realiza la obra literaria, haciendo una narración de  las circunstancias traídas por la guerra, las remanencias de la primera guerra mundial, y las ideologías que toman fuerza durante los conflictos. Menciona como hasta el día de hoy las economías se han  basado en buscar la libertad e independencia de los hombres, que cada quien labre su propio camino, sin embargo las ideas predominantes al día de hoy son otras.

Pareciera que el autor nos explica de una manera muy sutil que la culpa de las guerras y los conflictos no es el capitalismo, son las ideologías extremistas que buscan acabar con él, el capitalismo pues para Hayek no es el enemigo, pues trae consigo la libertad, o mejor dicho, el capitalismo es producto de la libertad, de la autodeterminación de ser y hacer de las personas.

Este escenario que nos narra es vital para entender el porqué y el momento de su trabajo, es el esparcimiento de las ideas de socialismo, de comunismo, de autoritarismo en su máximo esplendor, Alemania y sus ideales llegaban a todo el mundo, a mercadear su forma de gobierno.

La frágil línea entre el comunismo y el fascismo nazi; Hayek sin ser su intención me abre la mente a otras línea de pensamiento, las razones del crecimiento voraz y efervescente de la ideología nazi, nos platica de esta delgada línea que existe entre dos formas de ver las cosas, de cómo encontramos entre unos y otros tantas similitudes, de cómo los jóvenes con ideales nacionalistas, de perspectiva encaminada al cierre de fronteras, a un estado paternalista, y de la destrucción de la empresa privada, rozan o terminan por caer en el odio hacia las otras razas, en el cierre de ideas a la participación , a la globalización, a la imposición de ideas para todos aquellos que a su parecer pensaban de manera equivocada. Nos recuerda aquellas arduas campañas publicitarias empleadas por los nazis para atraer a estos jóvenes, mentes frescas, vulnerables, con mensajes nacionalistas, socialistas, patriotistas, pero no de odio, no de desprecio, ese mensaje no se dice, pero va implícito. No se da cuenta el gobernado de que su afán de buscar igualdad propicia convertirnos en eslabones inamovibles, en piezas reemplazables, es la pérdida total de la identidad, del “yo soy”.

Una frase que el cita me llegó como un puño directo a la nariz, con una afirmación que te hace voltear a la nada y cuestionarte varias veces lo que acabas de leer, ¡bum!, algo en ti no cuadra, “los socialistas creen en dos cosas que son absolutamente diferentes y hasta quizá contradictorias: libertad y organización.

Y es una verdad como un piano, que difícil pensar en una cadena de producción sin reglas, carece de sentido, en una cadena de producción todos tienen una función específica, y no es libremente elegida, es ocupar el lugar vacante y nada más, y muy probablemente fácil de reemplazar. ¿Qué libertad existe en una cadena sistemática?, ¿qué desarrollo?, ¿qué innovación?, ¿qué te haría único?, ¿podrías renunciar o eso te convertiría en un ser inútil para el sistema?

El autor comienza a aterrizar un concepto de socialismos, y con fines de ser objetivo abandona término socialismo y aplica el colectivismo.

Se hace un análisis de los postulantes y partidarios de las diferentes posturas económicas, haciendo énfasis en como las partes que se discuten y las generan mayor controversia no son los fines, sino los métodos a seguir para alcanzar un modelo como el socialismo, hemos de recordar que para llegar a el las medidas son extremas, impositivas, y nos recuerda después, sostener este modelo, requiere el uso de elementos de opresión de alta efectividad, ¿alguien le conto a el autor sobre un futuro no muy lejano y un país llamado Venezuela?

El socialista no pretende un plan para alcanzar su fin, para el socialista su forma de organización es un plan por sí solo, esto complica la discusión sobre si el gobierno debe generar las condiciones para que la iniciativa la tome el gobernado, o si el gobierno debe ser la tutris que dicte no solo la condiciones, sino los caminos a seguir. Para el autor el permitir al gobernado la libertad de tomar la iniciativa no significa tomar el extremo de permitir la barbarie entre empresas, sino propiciar como gobierno el ambiente adecuado para una competencia equitativa.

El estado no solo debe cuidar en su legislación las cuestiones de dinero, tambien debe procurar una observancia global de las actividades de las empresas, proporcionar medios que faciliten sus actividad, no se trata de beneficiar al que ya ostenta poder, se trata de dar para poder exigir, si el estado aporta medios que son de su capacidad exclusiva, tambien podrá regular los precios, evitar la evasiones fiscales y el abuso o explotación de unos sobre otros.

Uno de los riesgos grandes de centralizar toda actividad económica, es la posible desatención de sectores, se antoja imposible que un gobierno centralista logre cubrir el cien por ciento de las necesidades sociales, y entonces podría ocasionar carencias, y en otros casos, negociaciones con el exterior en circunstancias desfavorables.

Di algo mil veces y se convertirá en una verdad irrefutable, parece ser la opción que muchos economistas y gobiernos utilizarón en aquel entonces, alguien afirmo que la economía se encaminaba inevitablemente a una centralización, que no existía otra opción, y los demás decidieron no arriesgar su prestigio, simplemente copiaron y pegaron la afirmación, acataron una ideología simplista, basada en observaciones superficiales, no es estudio, no en datos reales, no en estudio.

Así fue como la colectividad se convenció de que el avance tecnológico tendría inevitablemente como consecuencia el monopolio de todos los sectores, las grande sproducciones en masa acabarían de manera inequívoca con la pequeña industris, por sus bajos costos de producción, por su mayor eficacia, que no paraban en optimizarse al ritmo del avance de la tecnología, pero todo eran palabras, nada sustentado.

No existe según información recaba por el autor un estudio que apoye esta creencia, por el contrario, existen algunos que la refutan tajantemente, al encontrar que las ventajas de una empresa sobre otra no se apoyaban de manera fundamental en su capacidad o costo de producción. Resulta entonces fácil conectar el punto al que quiere llegar el autor, la solución no es satanizar la gran industria, al gran empresario, a las producciones masivas, se trata de regularlos, de normar la mayor cantidad de ámbitos posibles en los que el monopolio encuentra sus armas,

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