DIDÁCTICA Y EDUCACIÓN SOCIAL

Didáctica y Educación Social. Una pareja por consolidar.

Dra. Rosa Ameijeiras Saiz. Universidad de Extremadura.

Departamento de Ciencias de la Educación. Area Didáctica y Organización Escolar

Desde estas líneas queremos plantearnos la necesidad de afianzar los lazos entre Didáctica y Educación Social, no porque pensemos que no sea un pareja de hecho, sino precisamente porque la realidad de su unión tal vez no es asumida de forma incondicional en Educación Social. En todos los planes de estudio de esta diplomatura, conocemos que se da un gran peso- entre otras por supuesto- a esta disciplina, que poco a poco a través de diferentes asignaturas a lo largo de los años, suponen un gran número de horas que los alumnos cursan en forma de materias Obligatorias o Troncales, además de la diversa carga docente que se añade a través de las asignaturas de Libre Elección. Este hecho nos indica que existe, como no podía ser de otra forma, un reconocimiento compartido en cuanto a su pertinencia. Sin embargo y desde la reflexión sobre nuestra propia experiencia como docentes en esta área de conocimiento, nos gustaría evidenciar algunas cuestiones sobre sus relaciones.

En los textos de muchos didactas que se ocupan y preocupan por la educación y la intervención social, existe en muchas ocasiones, aunque tal vez no de forma explícita, un gran cuidado a la hora de utilizar determinada terminología y de importar de forma directa desde la didáctica ciertos conceptos. Sabemos que es un efecto compartido. Por ejemplo si queremos referirnos a la intervención social, podemos seleccionar intervención educativa o intervención socioeducativa, o acción educativa o acción socioeducativa; podemos cuestionarlo desde diversos puntos de vista, incluso desde su etimología. El concepto "interventor" puede entenderse orientado hacia la intrusión, el control, o incluso la manipulación. Clarificar su significado resulta necesario, pero nuestro interés en cualquier caso no es responder todas las preguntas, sino intentar suscitarlas y, superando posibles disquisiciones etimológicas, encontrar vías de reflexión útiles para todos.

Otro hecho que hemos observado a través de nuestra propia experiencia y la de otros muchos compañeros de docencia universitaria, es que existe una gran reticencia, tanto por parte de los alumnos de Educación Social como de los profesores, a hablar con términos estrictamente didácticos. Así, nos encontramos por ejemplo, que en vez de decir "contenidos" hablamos del "qué", o en vez de "metodología" hablamos del "como." Currículum, objetivos, evaluación o contenidos, se cuestionan como conceptos provenientes del campo escolar, contemplados a veces como elementos contaminantes en lo que debería ser una inmaculada intervención social que desde una perspectiva tradicional, nunca va a desarrollarse en un medio institucional formal. Nos parece pertinente plantear la reflexión sobre este tema, precisamente en un momento en que los espacios de intervención de la Educación Social están todavía pendientes de definir en muchos aspectos y deben estar por lo tanto abiertos a nuevos retos profesionales que hasta ahora podían parecer lejanos. Baste como ejemplo de su necesario abordaje desde una perspectiva amplia, recordar la reciente incorporación en Extremadura de estos profesionales a los equipos de los centros de Educación Secundaria.

Una de las razones que pueden estar en el fondo de esta falta de entendimiento, es que los modelos de intervención social pueden considerarse todavía adolescentes, mientras que la didáctica es una disciplina con una extensa trayectoria en el campo escolar. Pero desde el momento que hablamos de acción o intervención educativa, de intencionalidad, del cómo, estamos situados, necesariamente, en el campo de la didáctica. Sea cual sea el objeto de interés en el campo social, siempre se persigue un fin, existe una intencionalidad y por lo tanto, se desarrolla una acción educativa que a su vez se inserta en un medio social. Nos vamos a detener por lo tanto en algunos aspectos relacionados con la aportación de esta disciplina al campo de la Educación Social.

Somos conscientes del hecho de que referida al campo escolar y a pesar de su larga trayectoria, todavía resulta difícil seleccionar un concepto único y una definición uniforme de didáctica. La razón es que para llegar al nivel de elaboración de una ciencia o disciplina, se precisa un alto grado de precisión y homogeneidad en los conceptos que maneja. En el caso de la didáctica, casi todos los conceptos que la estructuran son objeto de constante debate, debido tanto a su evolución, como a que cada concepto emana de una concepción del tipo de conocimiento sobre el que se reflexiona.

Si nos abstraemos de acepciones de didáctica que se ubican exclusivamente en el campo escolar, encontramos significados como los provenientes del griego, que se mueven entre didaskein: enseñar; didaktikos: el que era capaz de enseñar y didaktik: teoría o doctrina de instrucción. Desde el latín nos encontramos con tres elementos: enseñar - todo- a todos. O también puede destacarse su doble raíz, docere "enseñar" y discere "aprender." Para profundizar en su clarificación sin embargo, debemos asumir el hecho de que si queremos responder a la cuestión de cual es el objeto de la didáctica de forma genérica, debemos movernos siempre alrededor de conceptos tales como procesos de enseñanza, de aprendizaje, instrucción, métodos, el profesor, los alumnos, la comunicación. La didáctica es una ciencia cuyo objetivo prioritario es comprender unos determinados problemas de actividades humanas específicas como son el enseñar y el aprender, que se producen en contextos de carácter social. En este sentido, ya sea en un ámbito formal como no- formal, estos contextos se insertan a su vez en el marco de un sistema socio cultural y político más amplio.

Otro elemento que puede ser útil para ayudar en el análisis de esta relación, es la constatación común en muchas de las fuentes consultadas, que sitúan la didáctica entre las sociotecnologías, hecho comprensible desde el momento que la ciencia se justifica en función de la búsqueda de soluciones a los problemas que se plantean y precisamente la tecnología se caracteriza por el planteamiento de problemas prácticos y la búsqueda de soluciones a los problemas reales. Ferrández y Sarramona Zabalza o Benedito, subrayan este carácter de ciencia aplicada, o lo que se deriva de aquí, su dimensión práctica. La didáctica por lo tanto, debe implicarse en la búsqueda de soluciones útiles, válidas, en las

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