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Duelo. Del Camino De Las Lagrimas. Bucay

crisferdez9 de Junio de 2013

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El duelo es el doloroso proceso normal de elaboración de una

pérdida, tendiente a la adaptación y armonización de nuestra

situación interna y externa frente a una nueva realidad.

Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que

ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y

soportar el sufrimiento y la frustración que comporta su

ausencia.

Convencionalmente podríamos decir que un duelo se ha

completado cuando somos capaces de recordar lo perdido

sintiendo poco o ningún dolor. Cuando hemos aprendido a vivir

sin él, sin ella, sin eso que no está. Cuando hemos dejado de

vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra

energía en nuestra vida presente y en los vivos a nuestro

alrededor.

Estas son algunas de las sensaciones corporales que sienten los

que están de duelo. Es el llamado duelo del cuerpo.

Palpitaciones.

Opresión en la garganta.

Dolor en la nuca.

Nudo en el estómago.

Dolor de cabeza.

Pérdida de apetito.

Insomnio.

Fatiga.

Sensación de falta de aire.

Punzadas en el pecho.

Pérdida de fuerza.

Dolor de espalda.

Temblores.

Hipersensibilidad al ruido.

Dificultad para tragar.

Oleadas de calor.

Visión borrosa.

Y estas son algunas de las conductas más habituales después

de una pérdida importante.

Llorar.

Suspirar.

Buscar y llamar al ser querido que no está.

Querer estar solo, evitar a la gente.

Dormir poco o en exceso.

Distracciones, olvidos, falta de concentración.

Soñar o tener pesadillas.

Falta de interés por el sexo.

No parar de hacer cosas o apatías.

Recomendaciones para recorrer el camino de las lágrimas (y

sobrevivir)

1.-Permitiste estar de duelo.

Date el permiso de sentirte mal, necesitado, vulnerable...

Podes pensar que es mejor no sentir el dolor, o evitarlo con

distracciones y ocupaciones pero, de todas maneras, con el

tiempo lo más probable es que el dolor salga a la superficie.

Mejor es ahora. Acepta que posiblemente no estés demasiado

interesado en tu trabajo ni en lo que pasa con tus amistades

durante un tiempo, pero metete en el duelo con todas sus

consecuencias. Tu vida será diferente mientras recorres este

camino, muy probablemente tendrás que cambiar

transitoriamente algunos hábitos, seguramente te sientas

vacío...

Permitite sentir el dolor plenamente porque el permiso es el

primer paso de este camino y ningún camino se termina si

antes no se comienza a recorrerlo.

2.- Abrí tu corazón al dolor:

Registrá y expresá las emociones que surjan, no las reprimas.

No te hagas el fuerte, no te guardes todo para adentro.

Con el tiempo el dolor irá disminuyendo. Si hay algo que opera

siempre aliviando el trayecto es justamente encontrar la forma y

darse el permiso de sentir y expresar el dolor; la tristeza, la

rabia, el miedo por lo perdido. recorrer el camino de punta a

punta es condición para cerrar y sanar las heridas. Y este

camino se llama el Camino de las Lágrimas. Permitite el llanto.

Te merecés el derecho de llorar cuanto sientas. Posiblemente

sufriste un golpe brutal, la vida te sorprendió, los demás no

supieron entender, el otro partió dejándote solo. Nada más

pertinente que volver a nuestra vieja capacidad de llorar

nuestra pena, de berrear nuestro dolor, de moquear nuestra

impotencia. No escondas tu dolor. Compartí lo que te está

pasando con tu familia y tus amigos de confianza...Llorar es tan

exclusivamente humano como reír. El llanto actúa como una

válvula liberadora de la enorme tensión interna que produce la

pérdida. Podemos hacerlo solos si esa es nuestra elección, o con

nuestros compañeros de ruta para compartir su dolor, que no

es otro que nuestro mismo dolor. Cuando las penas se

comparten su peso se divide. Cuando el alma te duele desde

adentro no hay mejor estrategia que llorar.

No te guardes todo por miedo a cansar o molestar. Busca a

aquellas personas con las cuales podes expresarte tal como

estás. Nada es más impertinente y perverso que interrumpir tu

emoción con tus estúpidos condicionamientos de tu supuesta

fortaleza protectora del prójimo.

3.- Recorrer el camino requiere tiempo.

Dicen que el tiempo lo cura todo. Pero cuidado, el tiempo solo

quizás no alcance. LO que realmente puede ayudar es lo que

cada uno hace con el tiempo.

NO te hagas expectativas mágicas. Estate preparado para las

recaídas. Un suceso inesperado, una visita, un aniversario, la

Navidad te vuelven al principio, es así.

No podés llorar hoy lo de mañana, ni seguir llorando lo de ayer

Para hoy es tu llanto de hoy, para mañana el de mañana.

¿Estás utilizando este día para aceptar que estás de duelo, para

reconocer que lo perdido ha muerto y no lo vas a recuperar?

¿Estás utilizando el día de hoy para sentir tus emociones

intensamente y para expresar el dolor que supone esta pérdida?

¿Estás utilizando este día para aprender a vivir sin esa persona

querida?

¿Estás utilizando el día para volver a centrarte en vos mismo?

Viví solamente un día cada día.

4.- Sé amable contigo.

Aunque las emociones que estás viviendo sean muy intensas y

displacenteras (y seguramente lo son) es importante no olvidar

que son siempre pasajeras...Uno de los momentos más difíciles

del duelo suele presentarse después de algunos meses de la

pérdida, cuando los demás comienzan a decirte que ya tendrías

que haberte recuperado. Sé paciente. No te apures. Jamás te

persigas creyendo que ya deberías sentirte mejor. Tus tiempos

son tuyos.

Recordá que el peor enemigo en el duelo es no quererse.

5.- No tengas miedo de volverte loco.

Todos podemos vivir sentimientos intensos de respuesta a la

situación de duelo sin que esto te lleve a ningún desequilibrio

La tristeza, la bronca, la culpa, la confusión, el abatimiento y

hasta la fantasía de morir son reacciones habituales y comunes

a la mayoría de las personas después de una pérdida

importante o de la muerte de un ser querido.

Necesitas sentir el dolor y todas las emociones que lo

acompañan: tristeza, rabia, miedo, culpa...Habrá personas que

te dirán: "Tenés que ser fuerte". No les hagas caso.

6.- Aplazá algunas decisiones importantes.

Decisiones como vender la casa, dejar el trabajo o mudarte a

otro lugar son trascendentes, y se deben tomar en momentos de

suma claridad; dado que un cierto grado de confusión es

inevitable en el recorrido de este camino, sería preferible

dejarlas para más adelante.

Con el mismo razonamiento sobre todo en los primeros tiempo

inmediatos a la pérdida no parece conveniente iniciar una

nueva pareja, decidir un embarazo, acelerar un casamiento.

Podríamos lamentarlo después.

hay urgencias que no se pueden postergar, pero conviene

respetar la norma de no cruzar los puentes antes de llegar a

ellos.

7.- No descuides tu salud.

Muchos de los que recorren el camino están tan ocupados en su

proceso interno, están tan atentos a su sentir penoso que no

prestan atención a su propio cuerpo. Pasados los primeros días

puede resultar muy útil que decidas por unas semanas

imponerte un horario para levantarte, un horario para las

comidas, una hora para acostarte...y lo sigas. Alimentate bien y

no abuses del tabaco, del alcohol ni de los medicamentos. De

hecho si para ayudarte en estos momentos fuera necesario

tomar algún medicamento, deberá ser siempre a criterio de un

médico y nunca por los consejos de familiares, amigos y vecinos

bien intencionados. De todas maneras es bueno no deambular

"buscando" el profesional que acepte recetar los psicofármacos

para "no sentir", porque lejos de ayudar puede contribuir a

cronificar el duelo.

8.- Agradecé las pequeñas cosas.

Es necesario valorar las cosas buenas que seguimos

encontrando en nuestra vida en esta situación de catástrofe.

Sobre todo, algunos vínculos que permanecen (familiares,

amigos, pareja, sacerdote, terapeutas), aceptadores de mi

confusión, de mi dolor, de mis dudas y seguramente de mis

momentos más oscuros. Para cada persona lo que hay que

agradecer es diferente: seguridad, contención, presencia y hasta

silencio.

9.- Anímate a pedir ayuda.

No interrumpas tu conexión con los otros, aunque ellos no

estén hoy recorriendo este camino. Necesitás su presencia, su

apoyo, su pensamiento, su atención. Dales la oportunidad a tus

amigos y seres queridos de estar cerca. Todos lo que te quieren

desearán ayudarte, aunque la mayoría no sabe cómo hacerlo.

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