EL CURRÍCULUM OCULTO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
rebecacameroExamen14 de Junio de 2014
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EL CURRÍCULUM OCULTO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS.
Gabriel Kaplún
Febrero - Abril 2001
Universidad de la República – Uruguay
Ciencias de la Comunicación - Universidad de la República
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Resumen
El uso de algunas nuevas tecnologías en la educacióntiene potencialidades y
límites que dependen menos de la disponibilidad de recursos que de la
concepción educativo-comunicacional -explícita o implícita- con que se los
utilice.
En muchos casos los dispositivos tecnológicos tienden a reforzar una
concepción “informacional”, que domina tanto la educación presencial como las
modalidades a distancia. Simultáneamente, las potencialidades dialógicas de
algunas nuevas tecnologías, pueden ayudar a repensar la educación en su
conjunto -presencial o a distancia, con o sin medios tecnológicos complejos-.
Repasaremos aquí algunos momentos de la relación entre educación y
tecnologías de la comunicación, desde la radio y el video educativos a las
video-conferencias y las redes telemáticas, con un énfasis especial en la
educación a distancia. Relevaremos algunos de los fracasos y problemas
detectados en cada etapa y sostendremos la necesidad de reenfocarlos a partir
de la relación educación -conocimiento – lenguaje - comunicación
Finalmente plantearemos tres tipos de preguntas útiles para evaluar y proyectar
el uso de cualquier nueva tecnología en la educación, referidas a los modos de
uso, los procesos educativos en que se insertan y los costos implicados.
De la radio al Internet
El problema de los vínculos entre la educación y las nuevas tecnologías de la
comunicación no es nuevo. Así por ejemplo en los 50 y 60 se creyó que la radio
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iba a contribuir en forma decisiva a terminar con el analfabetismo en América
Latina. Más tarde, en los 80 se pensó que el video ponía definitivamente la
imagen móvil al servicio de la educación. Ambas esperanzas se vieron
frustradas en gran medida, por motivos diversos que conviene comprender a la
hora de volver a ilusionarnos con soluciones tecnológicas a los problemas
educativos.
En el caso de la radio, por ejemplo, el tiempo fue demostrando, entre otras
cosas, que las características del medio se prestan para una audiencia abierta
más que para una audiencia fija; para el “entretenimiento” más que para la
“educación”; para el consumo individual y la comunicación unidireccional más
que para el uso grupal y la comunicación multidireccional.
Los dos primeros problemas –audiencia abierta y uso predominantemente
recreativo del medio- mostraron la necesidad de entender las especificidades
de cada medio, cuestionando la traslación mecánica de esquemas de la
educación presencial: la idea de aula radial, radio-alumnado, etc., con el que
fueron concebidos los primeros programas no era compatible con el medio.
Evitar estos vicios de traslación podría ser una primera lección de esta
experiencia. La historia de la radio educativa en América Latina es
particularmente ilustrativa en este sentido. Así por ejemplo en los 60 surge
ERBOL, Escuelas Radiofónicas de Bolivia. Este agrupamiento, que reúne
actualmente a unas 30 emisoras con una importante audiencia en todo el
territorio boliviano, mantiene la sigla pero ha cambiando significativamente su
nombre por el de Educación Radiofónica de Bolivia. Si se miran tanto sus
documentos como su acción concreta ya no se encuentra el esquema de la
radio-escuela sino el de emisoras cuya programación es entendida globalmente
como “educativa”, con formatos que incluyen el informativo, la radiorevista, los
programas musicales o la radionovela (Erbol, 1996). Algo similar ha ocurrido
con la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER).
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El problema del uso predominantemente unidireccional y no grupal de la radio
es quizás el más profundo pero ni siquiera se planteó durante mucho tiempo.
Comprender el carácter esencialmente social de los procesos de aprendizaje y
la importancia de la comunicación -en su sentido dialógico y no solo
informacional- es todavía un problema pendiente para la educación en general,
tanto presencial como a distancia. Las corrientes constructivistas que
predominan en la formación pedagógica actual en buena parte del mundo
parecen estar lejos de haber permeado profundamente las prácticas educativas
concretas. Más aún cuando se trata de la educación universitaria donde la
formación pedagógica suele ser débil o inexistente. La idea de que el
aprendizaje es básicamente social y que no es posible separar pensamiento y
lenguaje, conocimiento y comunicación, son ideas fuertes que señalan teóricos
como Vygotski y Bruner, pero que parecen absolutamente ignorados por
quienes piensan que el problema educativo es esencialmente la transmisión de
informaciones y conocimientos a los individuos, y no un acto de construcción
colectiva. Sobre este aspecto volveremos más adelante.
La moda del video, por su parte, que comenzó en los 80, ha dejado un parque
tecnológico importante en las aulas de todo el mundo, notoriamente subutilizado
en varios sentidos. En la mayoría de las instituciones educativas
latinoamericanas los aparatos de video adquiridos durante los 80 y 90 duermen
bajo una capa de polvo que se sacude de vez en cuando. También aquí hay
lecciones para aprender.
Por un lado la producción de video educativo resultó más difícil y escasa de lo
que se esperaba. Entre otras cosas porque los costos eran mucho mayores de
lo que se pensaba y porque exigía un manejo del lenguaje audiovisual que
estaban lejos de tener muchos educadores. Así por ejemplo hubo quienes
creyeron que una conferencia grabada con cámara fija alcanzaba para justificar
un medio que tiene sin duda otros requerimientos. Si una conferencia puede ser
aburrida, una grabada en video (y con una sola cámara fija para peor) puede
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serlo aun más. Producir buen video educativo es antes que nada producir buen
video, y para eso no basta apretar un botón (Van Tilburg 1989).
Más en general, el video tendió a utilizarse como una especie de sustituto del
docente o, en el mejor de los casos, como un apoyo didáctico visual. Sin
desconocer las utilidades de esto último, se trata básicamente de un uso
limitado e instrumental, nuevamente como un transmisor de información y
conocimientos, cuya única contribución a la modernización de la educación
parece ser el cambio de medios para transmitir, pero donde no hay
transformaciones educativas profundas que justifiquen la euforia por la
“revolución audiovisual” de la que llegó a hablarse. La pedagogía básica siguió
siendo en la mayoría de los casos “bancaria”, como gustaba decir Paulo Freire
(1970), o “frontal”, como acostumbra decir la Unesco (Schiefelbein et. all. 1995).
Volveremos también sobre este aspecto más adelante.
Algunos de estos problemas parecen estar presentes hoy en las expectativas
generadas por las “nuevas” tecnologías, tales como el computador personal, las
redes telemáticas o las video-conferencias.
Así por ejemplo pueden minimizarse los costos e ilusionarse incluso con el
abaratamiento de los procesos educativos. Pensando por ejemplo que “ahora
un solo profesor puede enseñarles a cientos de alumnos a la vez” mediante la
videoconferencia. Suelen olvidarse los importantes montos de inversión inicial,
que, sumados a los costos de transmisión no compensan fácilmente los ahorros
en traslado de docentes y/o estudiantes, por ejemplo. En el caso de los
equipamientos informáticos suele obviarse el problema de la rápida
obsolescencia de equipos y programas que obliga a una reinversión continua.
Por otra parte, la video conferencia puede ser utilizada casi solamente como un
medio de transmisión a distancia, reproduciendo el esquema de clases
magistrales tan frecuentes en nuestras aulas presenciales. A ello parecen
contribuir no sólo ni tanto las insuficiencias técnicas que aún tiene el medio –
retraso en el retorno, imagen imprecisa, etc.- si no el uso que suele hacerse de
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él, que puede desperdiciar o sub-utilizar precisamente lo que parecía ser su
novedad más significativa: las posibilidades de interacción entre dos o más
grupos de personas conectados.
Las redes telemáticas por su parte suelen ser utilizadas prioritariamente como
un medio de acceso a la información, de cuyo valor empiezan a dudar muchos
docentes que perciben claramente como sus alumnos producen rápidamente
trabajos “bajando” de Internet textos e ilustraciones que no se molestan en
comprender. La gran biblioteca virtual ha mostrado ser además, una fuente de
información bastante “sucia” y mal organizada: cada búsqueda entrega miles de
registros, entre los cuales es muy difícil discriminar
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