El Desafío De Las Políticas Subjetivas

El desafío de las políticas subjetivas

La educación siempre moviliza la subjetividad de quienes la desempeñan, pero hoy en día esto ha cambiado profundamente; en el presente hay que prestar mucha atención a las representaciones que los actores tienen de las trayectorias educativas. Dichas representaciones en el proceso educativo lleva a la reproducción de las desigualdades, las cuales involucra a los padres, maestros y alumnos.

Para disminuir la desigualdad en las instituciones es necesario aumentar el tiempo de exposición al aprendizaje a través de escuelas de tiempo completo, adecuadamente equipadas desde el punto de vista tecnológico y didáctico, con docentes bien remunerados y con dignas condiciones de trabajo. Aunque dichas mejoras no nos dan resultados inmediatos.

El objetivo de la educación es poder formar personas capaces de construir de manera libre y autónoma su propia subjetividad y de participar como actores protagónicos de la vida social.

Existen dos dimensiones del vínculo entre educación y subjetividad: la del pasado, que sostiene que la construcción de la subjetividad depende la interiorización de las visiones del mundo propias del grupo, la clase, la nación; y la del presente donde se plantea que la construcción de sí mismo como actor depende del esfuerzo propio. Ambas están articuladas y sostienen que el éxito escolar es un factor importante para la construcción como sujeto.

Si hablamos del vínculo entre educación y justicia social, aparece como importante el concepto de “nuevas desigualdades”, hoy más difíciles de aceptar porque ponen en crisis las representaciones que cada uno tiene de sí mismo, provocando más sufrimiento (fenómeno más personal y más legitimado por el plano público y social). Para la solución de dicha cuestión, tendríamos que avanzar en el diseño de las políticas de subjetividad, ya que ésta hoy es una cuestión colectiva.

Las políticas de subjetividad tienen como objetivo proveer los apoyos institucionales indispensables para la constitución de sujetos democráticos, ya que las personas para poder desarrollar sus capacidades y optar por la subjetividad que les agrade, deben contar con condiciones de vida decentes.

Hay informes que nos indican que la desigualdad no solo se puede ver en las posibilidades de acceso a bienes y servicios sino también en las limitaciones de las personas para llegar a definir sus metas, ya que los distintos niveles de logros hoy están influidos por las experiencias, las normas sociales, las condiciones socioeconómicas, la observación de otras personas y sus formas de vida.

Una encuesta realizada en las ciudades de Buenos Aires, México y Managua, nos demuestra que hay un gran nivel de desigualdad en la distribución de factores que llevan al logro de las metas. Los padres de sectores pobres poseen altas expectativas educacionales con respecto a sus hijos (punto positivo donde debería apoyarse políticas destinadas a romper con el determinismo social), mientras que los docentes piensan todo lo contrario, relacionando a estas personas con el fracaso escolar.

La literatura acerca de las experiencias educativas exitosas muestra que existen al menos tres ámbitos desde los cuales se pueden desarrollar acciones orientadas a movilizar subjetivamente a los distintos actores del proceso pedagógico.

 Capacidad para formular un proyecto

 Capacidad para elaborar una narrativa acerca de la situación que se vive y acerca de las estrategias de acción que desarrollan cada actor.

 La confianza para enfrentar los desafíos que presentan las situaciones de aprendizaje.

La elaboración de un proyecto es un aspecto fundamental en el proceso de construcción de un sujeto. Desde este punto, uno política educativa supone concebir el proceso pedagógico como una tarea de orientación, a través de la

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