El Principe. Nicolás Maquiavelo

Nicolás Maquiavelo nació en Florencia, Italia el 3 de Mayo de 1469. Fue un diplomático, funcionario público, Filósofo, Político y Escritor Italiano de gran renombre y es considerado unas de las figuras más importantes del Renacimiento Italiano. En 1513 escribió su tratado de doctrina política titulado el Príncipe, publicado en 1531 en Roma años después de su muerte. Murió el 21 de Junio de 1927 en Italia.

El poder viene siendo desde tiempos antiguos lo más codiciado por las personas, ya que al tener poder puedes obtener todo lo que quieras. Y este ha sido la causa de grandes batallas a lo largo de la historia. Tal vez sea fácil conseguir el poder pero conservarlo requiere de mucho trabajo y astucia, y es aquí por este punto que el italiano escribió su más grande obra maestra donde nos muestra como es el juego político y todos los intereses que de por medio hay.

A lo largo de la historia El Príncipe ha sido objeto de admiración y odio, sin embargo es el mejor tratado que se tiene sobre la política y la manera de conservar el poder; es indispensable que todo aquel que quiera convertirse en un buen gobernante lo lea. Muchos grandes líderes a través de la historia lo han leído tales como Napoleón Bonaparte, Hitler, Cromwell entre otros.

El italiano para su época era alguien brillante que supo ver las diferentes formas de mantenerse en el poder y como ser un buen gobernante, tal vez es verdad que Maquiavelo muestra su falsedad a través de su escrito pero sin ella no se podría mantenerse en el poder porque si los políticos no fueran así no serían políticos.

El punto principal de la obra es como mantenerse en el poder. ¿Pero cómo se puede lograr esto? Y es aquí donde entra en juego el Tratado de el Príncipe donde nos da un manual de cómo mantenerse en el poder.

Principalmente en la antigüedad el poder se pasaba de generación en generación, estos Príncipes que llegaban al poder en un estado hereditado no se encontraban con muchas dificultades para mantenerse en este, aunque hay que decir que corrían riesgo de una rebelión para despojarlos del poder, ya que las personas bajo estos gobiernos estaban acostumbradas a estar dominados y aun si por una circunstancia llegan a ser despojados de su poder aun así:

….podría recuperar su condición aprovechándose de cualquier obstáculo que se le presente al usurpador (capitulo II)

Sin embargo para poder implementar y mantener el poder en los nuevos estados conquistados se requería de mucha astucia de parte del nuevo Príncipe y hacerse de aliados y armas para poder someter a los más poderosos y mantener el poder absoluto en toda la provincia. Aunque el medio más eficaz y seguro es destruirlas.

Para Maquiavelo existen dos tipos de gobernantes los temidos y amados.

Aunque el príncipe llegue a ser temido debe evitar llegar a ser odiado, porque es posible ser amado y temido al mismo tiempo. Por lo tanto un príncipe no debe tener miedo de ser conocido por ser cruel siempre que su crueldad tenga por objeto favorecer la unidad y lealtad entre sus súbditos.

….es más seguro ser temido que amado. (Capitulo XVII)

Si el Príncipe opta por ser amado deberá evitar a toda costa cualquier cosa que le haga perder ese amor de sus súbditos, ante ellos debe mostrarse como alguien benevolente, justo, compasivo, alguien intachable y amante de la virtud acogiendo bajo su cuidado a los hombres que la poseen. Deberá estar atento a las necesidades del pueblo además de proporcionarles fiestas y espectáculos para mantenerlos contentos y con ello aumentar su prestigio y mantener su dignidad ante sus súbditos. Como lo hacían los romanos para mantener al pueblo contento.

Sin embargo Maquiavelo manifiesta que un príncipe debe ser de doble morar es decir mostrarse como alguien intachable ante sus súbditos pero en realidad ser astuto y manipulador:

…por lo tanto, el príncipe debe tener mucho cuidado de que se le escape de la boca alguna cosa que no parezca llena de las cualidades antes mencionadas; ante quienes lo vean y escuchen, él debe parecer la compasión, la fe, la integridad, y la religión misma; siendo esta última la

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