Ensayo sobre ANATOMIA DEL MEXICANO DE ROGER BARTRA

Presento mi comprensión y análisis del libro titulado: LA ANATOMIA DEL MEXICANO,  de Roger Bartra, libro que representa un esfuerzo más por parte del autor al tratar de discernir las características propias del individuo y la sociedad mexicana, a través del entendimiento de diferentes pensadores ubicados en momentos específicos del siglo XX.

   En este caso, tratare el tema de una manera muy amena, me dirigiré a ti, lector, de forma específica, te cuestionare y tratare de resolver tus dudas también, será como una charla entre amigos, porque esa es la manera en la que mejor se transmiten los conocimientos adquiridos, no me gusta escribir ideas o conceptos sin saber quién es quién podría estar leyéndome, y si acaso le parecerá interesante o aburrido el tema, así que por esta vez, tu serás mi compañero de clase, mi nuevo colega en el trabajo, mi taxista en un viaje, una ex novia con la que no resultaron bien las cosas, o simplemente alguien que encontró este documento en un asiento de algún transporte público porque mi maestra lo olvido por error, o, intencionalmente, ¡¡¡que se yo!!!

   Para saber cómo es, qué características tiene y cuál es su pensamiento, comenzare con una pregunta no muy sencilla. . . ¿cuántos años tiene “el mexicano”?

    La respuesta parece muy simple, pero antes de contestar veamos un par de cosas primero.

   Roger Bartra, nuestro autor en cuestión, nació un 07 de noviembre de 1942 en la Ciudad de México, hijo de catalanes, ambos escritores, escritores exiliados; con estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México y doctorado en la Universidad de Paris, ganador de múltiples premios nacionales e internacionales, siendo uno de los autores más traducidos al inglés y docente en grandes Universidades del mundo.

   Su libro, al que hoy hacemos referencia, fue presentado por primera vez en el año de 2002, es importante señalar, muy importante, que en su haber se cuentan más de 30 libros firmados por su persona, y que hoy día son objeto de estudio por su valioso contenido cultural, social  y educativo.

   Entonces, ahora sí, regresamos a la pregunta anterior, dime tú, ¿cuántos años tiene el mexicano?

  Para contestar, vamos a desarrollar tal y como lo hizo Bartra en su ANATOMIA DEL MEXICANO, una serie de especulaciones al respecto, el, con diversos autores reconocidos del caótico siglo XX, y nosotros por otro lado, con los datos que nos ha proporcionado nuestro deficiente sistema de educación pública.

   Vayámonos a nuestras raíces prehispánicas, a esa vieja y legendaria cultura de guerreros aztecas provenientes de la mítica y hoy perdida ciudad de Aztlán, quienes, según cuenta la historia, en el año de 1116 por órdenes del Dios Huitzilopochtli emprendieron su largo viaje hasta llegar a la ciudad prometida, la cual bautizarían con el nombre de La Gran Tenochtitlan, ¿recuerdas? en honor a Tenoch, Tlatoani azteca, que los guio hasta ella en 1325, la cual construyeron desde los cimientos, literalmente, ya que se asentaron sobre un enorme lago, donde encontraron la señal que les indicaba que ahí tendría que erigirse su imperio, según las instrucciones de su dios, habría un águila esplendorosa sobre un nopal devorando una serpiente . . .

   Sin duda alguna, una historia hermosa llena de matices y contrastes, desde la migración de todo un pueblo por voluntad divina en busca de un florecimiento cultural, social y militar en nuevas tierras, que poco más de 200 años les llevaría conseguirlo, hasta pasar de ser un pueblo nómada a un imperio instalado en lo que hoy es la Ciudad de México, y extendiendo su territorio en lo que hoy día comprenden los estados de México, Puebla, Hidalgo, Veracruz,  Morelos, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Guatemala; hasta la llegada de los españoles.

¿Sería correcto decir que el mexicano nace en 1325 con la fundación de La Gran Tenochtitlan y el imperio azteca?

   Pero ¿Podríamos dejar de lado a la cultura olmeca (a la cual se le atribuye el hecho de ser de las primeras civilizaciones mesoamericanas y de implantar el uso del cero) de tabasco?

¿Y la cultura Maya del Yucatán (que ya implementaba una forma de gobierno piramidal, dividiendo a la sociedad en clases: clase dominante - funcionarios, sacerdotes, militares; clase inferior - compuesta por artesanos y campesinos, así como los esclavos, que en su mayoría eran prisioneros de guerra y utilizados para los trabajos pesados y los rituales de sacrificio), también sería incluida en este llamado “nacimiento del mexicano”?

 Este par de ejemplos es solo por mencionar algunas de las culturas que también pertenecen al pasado histórico de lo que en la actualidad es el territorio nacional y que en repetidas ocasiones he escuchado decir “nuestras raíces”, pero yo te pregunto ahora ¿si el término correcto para referirnos a estas antiguas culturas es el de “nuestras”?

   Llevamos cuatro preguntas e intentaremos dar solución a todas ellas, las culturas tolteca, zapoteca, mixteca, otomí, totonaca, tarasca, maya, azteca entre otras, pertenecen a la riqueza de un pasado de diferentes pueblos ubicados en una región geográfica específica, diferentes entre sí, separados con algunos vínculos entre ellos pero independientes uno de otro, algunos guerreros, otros artesanos, comerciantes, agricultores, científicos, matemáticos, arquitectos etc.  

   No eran una nación, eran pequeños imperios independientes (a menos que uno fuera conquistado por otro), tanto así, que inclusive el lenguaje era diferente entre la mayoría de los pueblos ya mencionados. Esto del lenguaje se convertirá en un factor muy importante, como ya veremos más adelante.

   Por lo tanto, decir “nuestras raíces” es un tanto más que pretencioso, ya que si bien es cierto que estas culturas constituyeron gran parte del territorio actual mexicano, en el pasado jamás existió esa unión que se pudiera referir como un “nosotros”.

   Luego entonces, a través de estas conclusiones, podemos deducir que en 1325, con la fundación y gloria del imperio azteca, aun no nacía “el mexicano”.

   Anita Brenner, en su capítulo “el mesías del mexicano” de su libro idols behind altars (ídolos tras los altares), nos ofrece una lectura plana con intención de transmitirnos algo de poesía (sin lógrarlo) con la añoranza de aquellos viejos tiempos en los usos y costumbres de las civilizaciones antiguas establecidas en nuestro país, en general, nos incita a la imaginación a través de la superstición, la imaginación, lo irreal, en ese mundo politeísta, lleno de ficción.

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