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Inteligencia emocional los 7 hábitos de la gente altamente efectiva

Shirak83Síntesis17 de Marzo de 2022

2.465 Palabras (10 Páginas)187 Visitas

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UNIVERSIDAD DE LEÓN

PLANTEL CELAYA

LICENCIATURA EN ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

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INTRODUCCIÓN A LA ADMINISTRACIÓN

1ER REPORTE DE “LOS 7 HÁBITOS DE LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA”

Profesora: Janis Vick Villanueva Mondragón

Paulina Soledad Téllez Rodríguez

Celaya, Gto., 24 de octubre de 2021


1ER REPORTE DE “LOS 7 HÁBITOS DE LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA”

Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva

Stephen R. Covey

Editorial Paidós Plural

11a  reimpresión, 2023

205pp

Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, nos habla de los elementos fundamentales y esenciales para el éxito en cualquier ámbito. Existen aquellos que son importantes pero secundarios, ya que, aunque nos permiten comunicarnos mejor o interactuar más efectivamente con los demás, son complementarios, vienen después de los rasgos interiores que conforman nuestro carácter.

Gracias a estos elementos secundarios podemos tener relaciones interpersonales funcionales, pero si estos rasgos no van respaldados por los internos o no se compaginan con ellos, en algún momento no vamos a poder seguir llevando una convivencia armónica especialmente en las de largo plazo como las relaciones con la pareja, familia, amigos o trabajo. Finalmente salen a relucir nuestras verdaderas intenciones o nuestra personalidad autentica, la cual puede variar mucho de la imagen que nos hemos creado para salir delante de nuestros proyectos.

En lo personal considero que es por ello que aun cuando las personas toman cursos, como los de pnl, y no realizan las modificaciones necesarias desde el interior, todo lo aprendido no les servirá de nada, ya que uno siente una confianza momentánea cuando se encuentra en ese tipo de cursos; se siente seguro por tener ya las herramientas para ser una mejor persona, tener mejores relaciones y proyecciones, pero si todas ellas no las volvemos parte fundamental de nuestro carácter, sino realizamos en verdad un cambio de paradigmas, entonces no sirve de nada, porque seguimos siendo la misma persona de antes de tomar el curso solamente que con un mayor bagaje cultural.

Hay personas que nos sorprenden con su labia y conocimientos, que parecen desenvolverse con total confianza por el mundo, pero en cuanto hay alguna situación o circunstancia que lo confronta, sacan a relucir todas sus debilidades, ya que estas fortalezas que nos mostraban no eran más que una fachada. Ciertamente es en el trato constante con este tipo de personas cuando podemos darnos cuenta si sus palabras y acciones son reales, de alguna manera inconsciente percibimos que hay algo falso en ellas. Y por el contrario hay personas que, aunque no se comuniquen tan efectivamente como las otras o que sean más retraídas nos presentan su identidad real y por ello sabemos que se puede confiar y trabajar con ellas sin problemas y mucho más productivamente.

Los hábitos están conformados por paradigmas, razonamientos que nos llevan a crear un modelo o patrón, en este caso de conducta, a seguir. Lo que debemos hacer de acuerdo a Covey es primero conocer cuáles son nuestros paradigmas para así poder verlos de una manera objetiva y modificarlos en caso de ser necesario. Esto es porque no basta con saber, por ejemplo, que debemos ser puntuales, sino que es saber qué es lo que nos hace impuntuales para poder hacer ese cambio y que sea permanente, no algo que se haga un tiempo y luego volvamos a lo mismo.

Debemos ser capaces de abrir nuestra mente, ampliar nuestro modo de ver para poder realizar este cambio, y sobre todo ser conscientes de que es un proceso gradual. Como ya hemos comentado, los principios son guías para la conducta humana, y se consideran que los presentados por Covey son fundamentales, por lo que mientras más concuerden nuestros paradigmas con estos principios, seremos más efectivos. Se da por entendido que se emplea un enfoque de dentro hacia a fuera (del interior al exterior). Todo lo que queramos hacer por los demás, primero debemos ser capaces de hacerlo para nosotros mismos, un ejemplo clásico es la frase “Amate a ti mismo para que los otros te amen”.

Para convertir algo en un hábito permanente, necesitamos el conocimiento, la capacidad y el deseo (sobre todo este último). Se establece que los 7 hábitos son de efectividad, la cual consiste en el equilibrio de los resultados deseados y la capacidad de alcanzar estos resultados, lo que permite un mejor manejo de los recursos.

El primer hábito trata sobre el ser proactivos, ser conscientes de que somos responsables de las decisiones que tomamos y de la forma en que nos desenvolvamos con las consecuencias de estas decisiones.

Poseemos un sistema de valores y debemos mantenerlos sean cuales sean las circunstancias en las que nos encontremos; de esta manera podremos ver los problemas que se nos presenten objetivamente y responder a ellos de mejor manera. De acuerdo a Víctor Frankl, lo que más importa es el modo en que respondemos a lo que experimentamos en la vida. Los valores que nos permiten enfrentarnos a estos problemas con eficacia inspiran a los demás.

Debemos enfocarnos en las cosas sobre las que se puede hacer algo. No debemos malgastar nuestra energía en pensamientos o acciones sobre las que no tenemos ningún control. Si somos proactivos podremos enfrentarnos exitosamente a problemas que están nuestro control directo, indirecto y el inexistente. De aquí es que surge lo que Covey llama victorias privadas (trabajando en nuestros hábitos) y las victorias públicas (cambiando nuestros métodos de influencia). Cuando no tenemos control sobre los problemas se trata de aprender a vivir con ellos, aceptarlos, aunque no nos gusten sin que nos provoquen malestar, y de esta manera no nos controlan.

El enfoque proactivo de un error consiste en reconocerlo instantáneamente, corregirlo y aprender de él; si bien no controlamos las consecuencias de nuestros actos, si podemos actuar sobre ellas y ampliar nuestra visión para que estas consecuencias no vuelvan a ocurrir.

El segundo hábito, a mi parecer uno de los más importantes, se trata de que todo lo que haga debe de tener una dirección, una meta a alcanzar. Se basa en lo que uno quiere ser (carácter) y hacer (aportaciones y logros), centrado en los valores o principios que ya tenemos claramente establecidos en nuestros paradigmas, siendo conscientes de que nuestras metas pueden exigir cambiarlos.

A través de propósitos y principios es que surgen las metas y objetivos a alcanzar en cada uno de los roles que tenemos en la vida. Para cada uno de ellos tenemos diferentes expectativas y por lo mismo técnicas para poder alcanzarlas. Para que sea posible alcanzar estas metas, todas deben de estar en armonía para poder llegar a los resultados deseados.

Al establecer estos objetivos y metas a los que queremos llegar, nos damos cuenta de en donde nos encontramos con respecto a ellos y así podemos dirigir nuestros esfuerzos y energía a llegar a ellos, no desperdiciamos tiempo y recursos en cosas o actividades que no nos servirán de nada para el objetivo planteado. Visualizamos el potencial.

Somos responsables de nuestra vida y por ello, lo somos de las acciones y actitudes para lograr nuestro propósito en la vida.

El tercer hábito se refiere a la administración efectiva, es empezar por lo primero. Ya establecimos los principios y sobre ellos los objetivos que queremos alcanzar para nuestra vida, por lo que la administración efectiva nos va a ayudar a concentrarnos en lo que es importante para realizar nuestra misión personal, en el paso a paso, día tras día, organizamos y realizamos nuestras acciones de acuerdo a las prioridades establecidas.

Para poder tener una organización efectiva de nuestro tiempo para incrementar nuestra capacidad de producción se tendría que satisfacer seis criterios importantes:

Coherencia. Que haya armonía, unidad e integridad entre visión y misión, roles y metas, prioridades y planes, deseos y disciplina.

Equilibrio. Mantener el equilibrio en la vida, sin descuidar áreas importantes.

Centrarse en el cuadrante II. La organización de las prioridades debe de ser semanal para así tener una mejor visión del contexto y la motivación necesaria para así llevar a cabo las actividades según la agenda.

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