LA IMPLANTACIÓN DE LA VIRUELA EN LOS ANDES
xhostclub11 de Marzo de 2012
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LA IMPLANTACIÓN DE LA VIRUELA EN LOS ANDES, LA HISTORIA DE UN
HOLOCAUSTO
Uriel García Cáceres1
1 Profesor de patología de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina. Profesor de doctorado
en la Facultad de Medicina de la Universidad Particular San Martín de Porres. Lima, Perú.
RESUMEN
La historia de las epidemias de viruela en los Andes tiene el carácter tétrico del relato de un holocausto. Esta presentación está
destinada a resaltar las etapas más importantes del proceso de la implantación de la viruela en las poblaciones andinas en general
y, en particular, en el Perú, desde principio del siglo XVI hasta nuestros días.
Palabras clave: Viruela / Historia; Perú (fuente: BIREME)
ABSTRACT
The history of Smallpox outbreaks in the Andes shows the somber characteristic of an holocaus story. This study aims to point out
the most important stages of the Smallpox introduction process among the Adean population, specially in Peru, since the beginning
of the XVI Century until nowadays.
Keys word: Smallpox / History; Peru (source: BIREME)
INTRODUCCIÓN
La historia de las epidemias de viruela en los Andes
tiene el carácter tétrico del relato de un holocausto. Los
brotes epidémicos producidos por esa plaga - junto con
los de las otras dos que fueron el sarampión y la gripe - se
iniciaron en las primeras décadas del siglo XVI. Constituyen,
además, un ejemplo objetivo del rol preponderante que
las enfermedades infecciosas tienen en la consolidación
de una invasión militar. En efecto, esas tres plagas
producidas por virus, facilitaron la conquista del imperio
de los Incas por un puñado de aventureros. Son
convincentes las fuentes documentales que respaldan esta
aseveración; a pesar de que, desafortunadamente, los
cronistas que fueron testigos oculares de las acciones
bélicas y del estado social de los pueblos que a su paso
encontraron, distorsionaron u olvidaron consignar lo que
verdaderamente ocurrió.
La viruela, junto con la gripe y el sarampión, fueron los
factores de mayor importancia que produjeron el colapso
de dos imperios americanos: el Inca y el Azteca; porque
el terror deletéreo provocado por la aparición súbita de
estas mortales enfermedades poco antes, durante e
inmediatamente después de la invasión, hicieron imposible
la reacción nativa en contra de los extranjeros intrusos.
Especialmente la viruela, con su horripilante brote cutáneo,
causó una espantosa sensación de impotencia y
desesperación. Ese horror, recién hoy puede
comprenderse, dado que existe la amenaza que,
precisamente, la viruela sería esparcida de manera
intencional por el terrorismo internacional.
Correspondencia: Uriel García Cáceres. Clínica Javier Prado.
Dirección: Av. Javier Prado Este N°499, 7mo piso. Lima, Perú.
Telf: (51-1) 440-2000
E-mail: uriel@cbd.com.pe
Cuando Cristóbal Colón arribó a las islas del Caribe en
1492, se inició un intercambio de enfermedades, por unlado las que se desarrollaron en África, Asia y Europa, y
por otro las del continente americano que, hasta entonces,
había permanecido aislado del resto del mundo por cerca
de quince mil años. Durante ese lapso, en el viejo mundo,
muchas enfermedades infecciosas causadas por diversos
microorganismos sufrieron modificaciones por mutaciones
de los más diversos orígenes; asimismo, aparecieron
nuevos agentes microbianos, especialmente virales que
atacaron a los grupos poblacionales allende los océanos
Atlántico y Pacífico. América, ubicada en medio de ambos,
permaneció sola como una gigantesca isla.
William McNeill en su magistral Plagues and Peoples1
estudió los “intercambios transoceánicos” como resultado
de la llegada de los europeos al nuevo continente; después
de 1492, dice:
“Los habitantes del Nuevo Mundo no eran portadores de
algunas infecciones peligrosas susceptibles de ser
transferidas a las poblaciones europeas o africanas que
aparecieron en su continente (a menos que se crea que la
sífilis es de origen americano) mientras que la abrupta
confrontación con una larga lista de infecciones que trajeron
europeos y africanos que, por milenios, habían hecho pasto
con las poblaciones de esos continentes provocaron, en
los Amerindios, un desastre demográfico masivo”2.
Como se sabe, a los astronautas que regresaron de los
dos viajes a la luna se les sometió a una rigurosa
cuarentena, que fue levantada sólo después que se tuvo
la seguridad de que no eran portadores de alguna
enfermedad transmisible. Esto no ocurrió, como es obvio
suponer, cuando la invasión de europeos y africanos a
América. (Figura Nº 1).
Rev Peru Med Exp Salud Publica 2003; 20 (1) García U.
Figura Nº 1. Cristóbal Colón, en 1493, presentó un informe a los Reyes
Católicos sobre su viaje y descubrimiento, dicho informe estuvo
ilustrado con grabados alusivos3; además, de un relato muy expresivo
sobre lo que encontró y las características de los nativos. Ojalá esto
hubiese servido de ejemplo para los mudos y ciegos cronistas de la
conquista del Imperio de los Incas. A su regreso, Colón, en el segundo
viaje, no encontró ningún nativo, en la isla bautizada por él como
“Juana”. Todos habían muerto por diversas plagas, no especificadas.
(Tomada de: “Carta de Cristóbal Colón en que da cuenta del
descubrimiento de América al señor Almirante Rafael Sánchez,
Tesorero de los Serenismos Monarcas, 4 de marzo de 1493”. Edición
facsimilar del texto latino con traducción castellana. México, 1939)
Las enfermedades virales epidémicas que por mileniosazotaron a las poblaciones de Asia, Europa y África fueron
trasplantadas a las poblaciones nativas del Nuevo
Continente. Viruela, sarampión y gripe fueron
enfermedades desconocidas por los sistemas inmunitarios
de los amerindios; en cambio los invasores, como ocurre
con todas las enfermedades endémicas (con brotes
epidémicos), las habían padecido en la infancia; por eso
mismo, los primeros europeos que arribaron al nuevo
continente eran sobrevivientes de esas plagas. Por
consiguiente, a la hora del “intercambio”, los invasores
estaban inmunizados; mientras que los invadidos fueron
presa fácil de las formas más graves de esos males, sin
distinción de sexo o edad.
Desde la llegada, casi simultánea, al territorio andino, de
la viruela y de los extranjeros, han transcurrido casi cinco
siglos. La viruela fue erradicada del territorio peruano a
mediados del siglo XX y del mundo en 1978. El impacto en
el desarrollo socioeconómico que las tres enfermedades
produjeron en la vida de las naciones americanas, del Perú
en particular, ha sido muy importante. Hay varios hitos en
la evolución de esta enfermedad, desde su irrupción hasta
la actualidad.
Es asombroso el hecho que ahora la población mundial
por un acto demencial del terrorismo, que ojalá jamás
ocurra, esté en una peligrosa situación, muy similar a la
que las poblaciones nativas americanas estuvieron durante
el siglo XVI; es decir, sin inmunidad adquirida por la vacuna
por infecciones no letales.
La viruela se erradicó en 1978, gracias a la exitosa
estrategia de vacunación selectiva de todos los posibles
contactos personales de cada nuevo enfermo4. La vacuna
antivariólica protege por cinco años; de tal manera que la
población mundial actual, en su totalidad, está
desprotegida contra la viruela, como lo estuvieron los
amerindios durante los siglos del descubrimiento y de la
invasión conquistadora. Todos los habitantes del mundo
contemporáneo tienen hoy día la misma susceptibilidad
que tuvieron los amerindios en los tiempos del
descubrimiento y la conquista; y, como aquellas víctimas
de la invasión, no tienen la posibilidad de un tratamiento
específico. Esta posibilidad es tan valedera que los
soldados de las grandes potencias son los únicos seres
que ahora están vacunados contra la viruela.
Esta presentación está destinada a resaltar las etapas más
importantes del proceso de la implantación de la viruela
en las poblaciones andinas en general y, en particular, en
el Perú, desde principio del siglo XVI hasta nuestros días.
LOS ESPECTRALES ADELANTADOS DE SU MAJESTAD
CATÓLICA
En la antigua estructura del poder de los reinados
ibéricos existía la figura del “adelantado”. Se trataba de
individuos que oficiaban como delegados del rey para
dictar sentencias, actuar como personeros
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