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LOS SIETE HABITOS DE LA GENET ALTAMENTE CALIFICADA

noeuvm22 de Octubre de 2013

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LOS SIETE HABITOS DE LA GENET ALTAMENTE CALIFICADA

INTRODUCCION Y CONCPETOS

PARADIGMAS Y PRINCIPIOS

Si queremos cambiar la situación, debemos cambiar nosotros mismos. Y para poder cambiar nosotros efectivamente, debíamos primero cambiar nuestras percepciones.

LA PERSONALIDAD Y LA ETICA DEL CARÁCTER.

La autobiografía de Benjamín Franklin, trata básicamente de la descripción de los esfuerzos de un hombre tendentes a integrar profundamente en su naturaleza ciertos principios y hábitos.

Pero poco después de la Primera Guerra Mundial la concepción básica del éxito pasó de la ética del carácter a lo que podría llamarse la ética de la personalidad. El éxito paso a ser hoy función de la personalidad de la imagen pública, de la actitudes y las conductas, habilidades y técnicas que hacen funcionar los procesos de la interacción humana.

La ética del personalidad,, lo esencial, tomo dos sendas: una la de las técnicas de las técnicas de relaciones públicas y humanas, y otra, la actitud mental positiva (AMP).

Algo ce esta filosofía se expresaba en máximas inspiradoras y a veces validas, como por ejemplo “Tu actitud determina tu altitud”.

“GRANDEZA” PRIMARIA Y SECUNDARIA.

Centrar la atención en la técnica es como estudiar en el último momento, solo para el examen. Uno a veces acaba arreglándoselas, o incluso puede obtener buenas notas, pero si queremos lograr realmente el dominio de las materias o desarrollar una mente culta, lo que hay que hacer es esforzarse honestamente día tras día.

Hay técnicas rápidas y fáciles que pueden dar resultado en situaciones a corto plazo. Pero los rasgos secundarios en sí mismos no tienen ningún valor permanente en relaciones a largo plazo. Finalmente si no hay una integridad profunda y una fuerza fundamental del carácter, los desafíos de la vida sacan a la superficie los verdaderos motivos, y el fracaso de las relaciones humanas reemplaza al éxito a corto plazo.

Según William George Jordán: En las manos de todo individuo esta depositado un maravillosos poder para él o el mal, la silenciosa, inconsciente, invisible influencia de du vida. Esta es simplemente la emanación constante de lo que el hombre es en realidad, no de lo que finge ser.

EL PODER DE UN PARADIGMA

Tanto la ética del carácter como la ética de la personalidad son ejemplos de paradigmas sociales. La palabra paradigma proviene del griego. Fue originalmente un término científico, y en la actualidad se emplea por lo general con el sentido de modelo, teoría, percepción, supuesto o marco de referencia.

En el sentido más general, es el modo en que vemos el mundo, no en los términos de nuestro sentido de la vista, sino como percepción, comprensión e interpretación.

Se puede entonces trabajar sobre la propia conducta: poner más empeño, ser más diligente, duplicar la velocidad. Pero nuestros esfuerzos solo lograran conducimos más rápido al lugar erróneo.

Uno puede asimismo trabajar sobre su actitud: pensar más positivamente acerca de lo que intenta. De este modo tampoco se llegaría al lugar correcto, pero es posible que a uno no le importe. La actitud puede ser tan positiva que uno se sienta feliz en cualquier parte.

Uno de los defectos básicos de la ética de la personalidad, tratar de cambiar nuestras actitudes y conductas es prácticamente inútil a largo plazo si no examinamos los paradigmas básicos de los que surgen esas actitudes y conductas.

Todos tendemos pensar que vemos las cosas como son, que somos objetivos. Pero no es así. Vemos el mundo, no como es, sino como somos nosotros o como se nos ha condicionado para que lo veamos. Cuando abrimos la boca para describir lo que vemos, en realidad nos describimos a nosotros mismos, a nuestras percepciones, a n nuestros paradigmas. Cuando otras personas disientes de nosotros, de inmediato pensamos que algo extraño le ocurre.

Cuanta más consciencia tengamos de nuestros paradigmas, mapas o supuestos básicos, y de la medida en que nos ha influido nuestra experiencia, en mayor grado podremos asumir la responsabilidad de tales paradigmas, examinarlos, someterlos a la prueba de la realidad, escuchar a los otros y estar abiertos a sus percepciones, con lo cual lograremos un cuadro más amplio y una modalidad de visión mucho mas objetivo.

EL PODER DE UN CAMBIO DE PARADIGMA.

La expresión cambio de paradigma fue introducida por Thomas Kuhn en un libro muy influyente, una piedra angular, titulado La estructura de las revoluciones científicas. Kuhn demuestra que casi todos los descubrimientos significativos en el campo del esfuerzo científico aparecen primero como rupturas con la tradición, con los viejos modos de pensar, con los antiguos paradigmas.

Hasta que se elaboro la teoría de los gérmenes, un alto porcentaje de mujeres y niños morían durante el parto, y nadie entendía por qué. En las escaramuzas de la guerra, eran más los hombres que morían de pequeñas heridas y de enfermedades que de traumas importantes sufridos en el frente. Pero en cuanto se desarrollo la teoría de los gérmenes, un paradigma totalmente nuevo, un modo mejor y perfeccionado de comprender lo que sucedía, hizo posible un perfeccionamiento medico extraordinario, significativo.

No todos los cambios de paradigma siguen una dirección positiva. Como ya hemos señalado, el paso de la ética del carácter de la ética de la personalidad no ha alejado de las raíces mismas que nutren el verdadero éxito y la verdadera felicidad.

Pero ya sea que el cambio de paradigma nos empuje en direcciones positivas o negativas, o que se produzca de modo instantáneo o gradual, determina que pasemos de una manera de ver el mundo a otra. Ese cambio genera poderosas transformaciones. Nuestros paradigmas correctos o incorrectos, son las fuentes de nuestras actitudes y conductas, y en última instancia de nuestras relaciones con los demás.

Muchas personas experimentan un cambio de pensamiento análogo y fundamental cuando afrontan una crisis que amenaza su vida y de pronto ven sus prioridad bajo una luz diferente, o cuando asumen un nuevo rol, como el de esposo o esposa, padre o abuelo, directivo o líder.

Podemos pasar semanas, meses, incluso años, trabajando con la ética de la personalidad para cambiar nuestras actitudes y conductas, sin siquiera empezar a aproximarnos al fenómeno del cambio que se produce espontáneamente cuando vemos las cosas de modo diferente.

Según decía Thoreau, Mil cortes en las hojas del árbol del mal equivalen a uno solo en las raíces. Solo podemos lograr una mejora considerable en nuestras vidas cuando dejamos de cortar las hojas de la actitud y la conducta y trabajamos sobre la raíz, sobre los paradigmas de los que fluyen la actitud y la conducta.

VER Y SER

Los paradigmas son inseparables del carácter. Ser es ver en la dimensión humana. Y lo que vemos está altamente interrelacionado con lo que somos. No podemos llegar muy lejos en la modificación de nuestro modo de ver sin cambiar simultáneamente nuestro ser, y viceversa.

Los paradigmas son poderosos por que crean los cristales o las lentes a través de los cuales vemos el mundo. El poder de un cambio de paradigmas es el poder esencial de un cambio considerable, ya se trate de un proceso instantáneo o lento o pausado.

EL PARADIGMA BASADO EN PRINCIPIOS.

La ética del carácter se basa en la idea fundamental de que hay principios que gobiernan la efectividad humana, leyes naturales de la dimensión humana que son tan reales, tan constantes y que indiscutiblemente están allí como las leyes de la gravitación universal en la dimensión física.

Si, los individuos pueden considerar sus propias vidas e interacciones como paradigmas o mapas emergentes de sus experiencias y condicionamientos, esos mapas no son el territorio. Son una realidad subjetiva, solo un intento de describir el territorio.

El principio del potencial, la idea de que tenemos una capacidad embrionaria y de que podemos crecer y desarrollarnos, liberando cada vez mas potencial, desarrollando cada vez mas talentos. Muy relacionado con el potencial esta el principio del crecimiento – el proceso de liberar potencial y desarrollar talentos, con la necesidad correlativa de principios tales como la paciencia, la educación y el estimulo.

Los principios no son prácticas. Una práctica es una actividad o acción específica, una práctica que da resultado en cierta circunstancia no necesariamente lo dará en otra, como pueden atestiguarlo los padres que han intentado educar a un segundo hijo exactamente como al primero.

Mientras que las prácticas son especificas de las situaciones, los principios son verdades profundas, fundamentales, de aplicación universal. Se aplica a los individuos, las familias, los matrimonios a las organizaciones privadas y públicas de todo tipo. Cuando esas verdades se internalizan como hábitos, otorgan el poder de crear una amplia variedad de prácticas para abordar diferentes situaciones.

Los principios no son valores., son directrices para la conducta humana que han demostrado tener un valor duradero, permanentemente, son fundamentales, son esencialmente indiscutibles, porque son evidentes por sí mismos. Para captar rápidamente su naturaleza evidente, basta con considerar el absurdo de tratar de vivir una vida efectiva basada en sus opuestos.

Cuanto más estrechamente nuestros mapas o paradigmas concuerden con estos principios o leyes naturales, más exactos y funcionales serán.

Los

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