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Mujeres insurgentes

Mary Rivera DiazEnsayo19 de Noviembre de 2018

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(GUZMAN, CORDOVA PLAZA, MIRANDA ARRIETA, OLVEDA LEGASPI, & VALADEZ AGUILAR)

PEREZ, M. G., CORDOVA R. P. MIRANDA, E. A., OLVEDA J. L., VALADEZ M. E. A., (2010). MUJERES INSURGENTES. MEXICO, D. F. GRUPO EDITORIAL, SIGLO VEINTIUNO.

INTRODUCCION

         El libro de mujeres Insurgentes nos muestra una visión amplia, profunda, devastadora y con mucha desigualdad en el trato relacionado con la mujer y los niños, especialmente con los más desvalidos. Las mujeres constituyen la mayor parte del género humano y sin embargo se le puede considerar como una minoría, esto debido a la opresión a lo largo del tiempo. Prueba de ello es este libro que el Senado de la República a través de la Comisión Especial Encargada  de los Festejos del Bicentenario  de la Independencia y del  Centenario de la Revolución, surgió este libro el cual con toda su historiografía nos relata cada uno de los aportes de las mujeres que participaron en dicha batalla,  sufriendo hambre, sed, la muerte de un ser querido, violación sexual,  violación a sus derechos humanos, pero que aún y con todos esas adversidades, estas Mujeres Insurgentes no desistieron a su lucha y dan un testimonio invaluable de su participación en la construcción de nuestro país, las cuales participaron en diferentes papeles dentro del movimiento revolucionario como espías, mediadoras, guerreras, enfermeras, quienes hospedaban a los insurgentes, los alimentaban. Aunque sabemos que en México de acuerdo a los documentos que existen y que por lo que se ha logrado realizar estos ensayos se ha conocido la vida de algunas de estas mujeres que permanecen y seguirán permaneciendo en el anonimato.

        Cabe señalar que algunas de estas mujeres se vestían de hombres para poder participar en los movimientos políticos o revolucionarios, para poder tener acceso a la educación universitaria ya que en ese tiempo se tenía la ideología de que la mujer era solo para el hogar.

        La historia de las mujeres en México durante muchos años ha venido arrastrando una serie de problemas y prejuicios que han impedido que los nombres de algunas de las mujeres que participaron en esta revolución aparezcan sus nombres en especial las de la clase criolla, ya que los nombres de las mujeres que aparecen son de clase alta, desde ahí se ve la discriminación hacía la mujer. En la historia escrita los hombres son los que aparecen más veces, con o sin la intención han dejado afuera la intervención de las mujeres, por lo que muy pocas han formado parte de la lista de las heroínas y muchas de ellas son heroínas sin reconocimiento, que han sido borradas de la memoria de nuestro pueblo.

DESARROLLO

Mexicana. un tanto movimiento de la Independencia de México, contó con el aporte de varias mujeres de todos los ámbitos sociales, las cuales participaron en diferentes papeles dentro del movimiento revolucionario como espías, mediadoras, guerreras, enfermeras, quienes daban hospedaje a quien lo requiriera y cocineras. Algunas de estas mujeres permanecen y seguirán perteneciendo en el anonimato. Sabemos que las mujeres en México han participado en los movimientos que han surgido a lo largo de la historia por ejemplo en la Independencia de México, en éste acompañaron a los hombres en la lucha, brindándoles alimentos, compañía y compañía,  además de los antes mencionados, las mujeres han colaborado tenazmente en la construcción de éste país y han sido piezas fundamentales en el desarrollo de todos esos movimientos, pero también sabemos que en muy pocas ocasiones se ha querido reconocer la valía de su intervención. En la historia escrita los hombres son los que aparecen más veces, con o sin la intención han dejado afuera la intervención de las mujeres, por lo que muy pocas han formado parte de la lista de las heroínas y muchas de ellas son heroínas sin reconocimiento, que han sido borradas de la memoria de nuestro pueblo.

        La participación sobresaliente de la mujer no solo no fue valorada en su totalidad, la vida de algunas mujeres en México a principios del siglo XIX, se investigó parte de sus costumbres y su cultural, las limitaciones, la valentía, el arrojo, el sacrificio, las sanciones penales, el castigo moral, el desprecio, el desprestigio, la recriminación y la cesura a la que fueron sometidas muchas de estas mujeres por su participación,  en este libro lo que se pretende es reconocer a esas mujeres insurgentes anónimas del olvido que han permanecido sometidas a propósito, manteniéndolas en la penumbra, en la existencia y en la negación, a la gran mayoría victimas todas de la indiferencia y el olvido.

Pocas son registradas, en particular las de la clase dominante, esposas de altos funcionarios que sirvieron como apoyo de hombres sobresalientes.

Este olvido en la historia puede tener relación al papel subordinado y discriminante de la sociedad, no obstante, muchas fueron las mujeres que desafiaron dicha estructura social con su valentía y salieron a la batalla no importándoles las consecuencias fatales a la que la mayoría de ellas fueron sujetas. Las mujeres de la clase criolla jugaron un papel muy importante.

La Guerra de independencia, iniciada la madrugada del 15 de septiembre de 1810, en el pueblo de Dolores, en el actual estado de Guanajuato, contó, desde antes que estallara, con la participación de mujeres, como Josefa Ortiz de Domínguez, quien contribuyó en su organización en la ciudad de Querétaro. Pero fueron miles las que siguieron a las fuerzas independentistas, las que participaron en los combates, las que caminaron y permanecieron al lado de las tropas para alimentarlas    y para curar a los enfermos y heridos, muchas más aportaron su dinero, cuidaron    a los huérfanos y huérfanas, sirvieron de correo, de informadoras, de guías por los caminos y veredas, y abastecieron con alimentos, agua, ropas y armamento a las fuerzas insurgentes.

Las mujeres que permanecieron en sus comunidades y en sus casas, no solo se sentaron a esperar pacientemente el retorno de sus esposos que luchaban en los campos de batalla, sino que estuvieron tan activas como las que se fueron a la guerra. Su actividad consistió en sostener a sus familias en pie, mantener a sus comunidades de igual manera y soportar los ataques y el asedio de los españoles, sobre todo cuando se trataba de compañeras, novias, esposas, hijas o hermanas de insurgentes. También eran muy castigadas las comunidades consideras protectoras de rebeldes, y quienes permanecieron en las comunidades fueron las mujeres de todos los estratos, las criollas de clase media o alta y las mujeres del pueblo.

Las mujeres fueron quienes limpiaron la sangre derramada en calles y casas de los pueblos donde se libraron batallas y las que, durante los sitios a ciudades y comunidades, se arriesgaron a salir en busca de víveres, agua y ayuda. Hay ejemplos de mujeres que, al conocer la falta de alimento de los insurgentes en algunos momentos críticos, incluso ofrecieron la carne de su propio cuerpo para que ésta sirviera de alimento; muchas mujeres participaron activamente en la lucha por la independencia de México; sin embargo, pocas han sido rescatadas del olvido y, peor aún, nunca se ha reconocido la importancia que tuvieron sus acciones. La historia solo ha destacado a Josefa Ortiz de Domínguez, a Leona Vicario y, en menor medida a Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín, a Gertrudis Boca Negra, quien fue fusilada en 1818 por los realistas, y a María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba, la Güera Rodríguez, que trascendió no solo por su apoyo a la insurgencia sino por ser considerada en su época transgresora al deber femenino, algunas de las mujeres participaron de forma pasiva y otras de manera activa, estas últimas directamente en los campos de batalla, batiéndose en la guerra de independencia, hombro con hombro al lado de los hombres, sirviendo también de enfermeras o sepultando a los hombres caídos, sirviendo a los rebeldes como guías por los caminos, transformándose en espías.

Hubo mujeres que ocultaron en sus casas a los insurgentes perseguidos, otras prestaron sus casas a las tropas rebeldes, para que en ellas descansaran y se alimentaran, hubo quienes se deshicieron de sus propiedades vendiéndolas para colaborar económicamente con la causa insurgente.

Las mujeres de la clase criolla jugaron un papel muy importante, entre ellas destacan el nombre de Mariana Rodríguez del Toro, esposa del español Manuel Lazarín. En una tertulia en casa la que acudían personas simpatizantes de la Independencia, después de las ocho y media de la noche, un brusco toque de campanas de la Catedral y una salva de artillería alarmaron a los presentes a la tertulia. El gobierno virreinal, regocijado por la prisión de Miguel Hidalgo y de sus compañeros anunciaba así el acontecimiento. En casa de Mariana esta noticia cayó como un rayo. El pánico, dice el cronista, enfrió las venas de los más tímidos. Mariana se levantó en medio de todos diciendo: “¿Qué es esto, señores? ¿ya no hay hombres en América? Los asistentes se preguntaron ¿qué podemos hacer?”, Libertar a los prisioneros!”, dijo Mariana. ¿Pero cómo?, volvieron a preguntar, y ella respondió resuelta: autora intelectual del plan para tomar como rehén al virrey, con el fin de liberar al cura Miguel Hidalgo, por desgracia se descubrió si maquinación, pero su integra intención es valorada, otra de las mujeres que se reconoce por su inteligencia y valentía es Leona Vicario, esposa de Andrés Quintana Roo, quien de manera clandestina enviaba mensajes a los familiares de los insurgentes para mantenerlos informados, el motivo por el que se encuentra en la lista de los personajes ilustres del movimiento, fue su labor de convencimiento hacia los fabricantes vizcaínos del virreinato para la fabricación de cañones y fusiles, Leona Vicario a los 53 años en la tranquilidad de su casa. El modelo de la mujer patriota se ve reflejado en Doña Josefa Ortiz de Domínguez, esposa de Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro, tras enterarse que los realistas habían descubierto la conspiración, convenció a los insurgentes para adelantar la fecha de la independencia, motivo por el cual las autoridades la amenazaron con encarcelarla si seguía en dichas revueltas, su esposo Don Miguel la encerró en su cuarto para protegerla, pero Doña Josefa se las ingenia para enviar a un mensajero y dar aviso de la situación. La corregidora fue apresada por autoridades españolas por más de tres años por este hecho de traición a la corona. María Josefa Marmolejo de Aldama, hija del alcalde de león José Francisco Marmolejo, se destaca por negarse a colaborar con la causa realista, Altagracia Mercado, mujer que formó un pequeño ejército con su propio dinero tras enterarse de la lucha por la libertad contra los realistas. Durante la Independencia muchas mujeres fueron perseguidas y encarceladas, cuatro años de prisión para la Corregidora, y, asimismo, el de Leona Vicario Fernández, quien fue encerrada en el colegio de Belén cuando regresó a la capital, aun cuando se le había prometido que no la arrestarían, sin embargo, fue llevada a juicio, en el que demostró valor y dignidad ejemplares.

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