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Percepcion Y Comunicacion

Lalis198226 de Septiembre de 2014

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PERCEPCION Y Comunicación

POSTIC, M. “EL funcionamiento de la relación”

TÉCNICAS Y TÁCTICAS GRUPALES

Por las observaciones del capítulo precedente, vemos que sería ilusorio estudiar la relación educativa restringiéndola a las relaciones entre maestro y alumno. En la vida en clase se encuentran presentes un conjunto de factores que actúan sobre la escuela. Todo roll, el del enseñante, el del alumno, forma parte de un sistema de roles interdependientes, donde tanto los padres como la administración escolar tienen su puesto. Si el rol es modificado- y esto no puede provenir, en Francia, más que de la institución, la estructura de roles cambia. ¿Quisiéramos modificar el cometido del alumno? La evolución del rol de enseñante, de los administradores del establecimiento, de los padres en la escuela, tendría que seguir. Además, las relaciones en el interior y la escuela, están afectadas por la naturaleza de las relaciones en la sociedad. Se constata en los Estados Unidos hasta qué punto la cuestión de las relaciones entre negros y blancos repercute en la escuela; en Francia, el hecho se hace observable en las clases donde están los niños de una ciudad vecina con una minoría o una mayoría de hijos de trabajadores emigrantes. De todas formas, para el estudio del funcionamiento de la relación, examinaremos más especialmente lo que ocurre en el marco del grupo de la clase.

La relación del maestro y los alumnos está afectada por la presencia activa del grupo de iguales tanto como por el tipo de intervención del enseñante. Las expectativas, los juicios, provienen del enseñante y también del grupo de iguales; el comportamiento de tal alumno está determinado tanto por lo que él percibe de sus compañeros como por lo que él percibe del enseñante. Cada alumno, por los procesos de interacción mide la importancia que los demás le conceden en una determinado rol, en una situación particular. Si un alumno es estimulado dotado o lento, normal o neurótico, tiene un status en el seno del grupo. Dado su status y las expectativas de rol con respecto a él, se establecerán entre él y los demás otros medios específicos de comunicación.

El enseñante, el alumno y el grupo de la clase

Las características del grupo de la clase definidas habitualmente por las obras de pedagogía, pueden resumirse de la siguiente forma: el grupo-clase es un grupo de interacción directa, porque sus miembros tienen una influencia los unos sobre los otros. Es un grupo de trabajo organizado con la finalidad de un cierto objetivo y no un grupo lúdico, es un grupo formal, puesto que los miembros han sido designados para constituir un grupo, que ellos no son escogidos y que la estructura ha sido impuesta por la institución.

L. Herbert1 distingue cinco constantes en la situación formal del grupo de la clase, que no reúne voluntarios, sino niños o adolescentes escolarizados: 1.Un solo individuo adulto, el enseñante; 2.En relaciones regulares, 3.Con un grupo, 4.Niños o adolescentes; 5.Cuya presencia es obligatoria H. Giriat2 añade; 6.Están reunidos con la finalidad de instruirse (sin esa finalidad no tendríamos nada que hacer en clase); 7.En un medio funcional equipado para enseñar, la escuela.

Recordemos que el grupo de la clase tiene que considerarse en una dimensión sociológica más amplia, que debe ser colocado en el marco regional, local, en el marco del establecimiento (sectores “nobles”, clases de “débiles”, etc.) Los factores socioeconómicos y culturales, que influencian a los sujetos del grupo, condicionan la naturaleza de las interacciones en cantidad y calidad. Algunos subgrupos se forman a veces sobre la base de la presencia a un ambiente familiar caracterizado.

El grupo de la clase, organizado para permitir un proceso educativo, sobre todo funcionando según un cierto número de reglas, se compone del grupo de alumnos (grupo de iguales) y del enseñante. “La clase no existiría sin la presencia de este individuo único en su especie que es el maestro. He aquí una de las paradojas de la situación escolar: el profesor nunca será un miembro integrado en el grupo de alumnos, sino un miembro totalmente distinto del grupo de la clase”3. El grupo de iguales puede en ciertos momentos incluir o excluir al enseñante en un objetivo determinado, pero el enseñante queda caracterizado por su función institucional, incluso si sus roles se diversifican según la opción pedagógica que adopta. Es quizá la estructura informal –la que espontáneamente se da en el grupo de alumnos, independientemente de la institución y del enseñante- la que caracteriza el grupo-clase, con sus reglas propias para regir la integración de los sujetos, la coordinación de los roles, las relaciones con el enseñante. La cohesión del grupo de la clase podrá realizarse con el profesor; si éste propone tareas en las cuales cada uno se siente implicado, facilitará el establecimiento de una estructura de roles, o se rebelará contra él, en el caso contrario. Cada alumno se sitúa con relación al enseñante y con relación a sus iguales. La relación que tiene con el enseñante nunca es una verdadera relación cara a cara, porque el tercero –el grupo de iguales-, aunque silencioso, actúa por su presencia. Es de una forma informal, en los grupos de iguales, entre los mismos de la misma edad, como el niño conoce los roles importantes. Es ahí donde aprende a ajustar sus necesidades, sus demandas al comportamiento de los demás; modela su comportamiento sobre conductas que parecen consideradas allí como apropiadas, aprende las prácticas de la infancia, las reglas sociales de sus iguales apenas mayores que él. Su influencia comienza antes de la escuela y los valores, las normas, las expectativas reunidas a su contacto, entran en conflicto, en competencia con las de la familia. Es bien conocido que ciertas conductas legalizadas en el interior de la familia son, frecuentemente, en algunos momentos, incompatibles con las que son acreditadas en el grupo de iguales.

El alumno, en la relación educativa, es, pues, atraído por dos influencias, las del enseñante y la de sus iguales. Según su edad, según la presión de los valores que son los de sus compañeros de la misma edad, según el atractivo de lo que ofrece el enseñante, adopta uno u otro de los modelos ofrecidos. Los investigadores, americanos han analizado las fuentes de prestigio del niño y del adolescente entre sus iguales. Según ellos, en la escuela elemental, los criterios escolares predominan y el alumno ve en la escuela el medio de adquirir un status; en la enseñanza secundaria, los factores personales y sociales pasan a primer lugar, y el alumno sufre más la influencia del juicio de sus iguales. En este nivel, los organizaciones informales, paraescolares (deportivas, etc.), permiten al alumno ganar o perder prestigio; incluso los alumnos que tienen buenos resultados escolares se apartan de los objetivos académicos para adquirir prestigio cerca de los iguales por medio de empresas extraescolares, hasta el punto de que algunos de ellos, aun estando dotados, abandonan el trabajo escolar para cambiar de actividad4. Ciertamente las condiciones sociológicas americanas son diferentes de las que nosotros conocemos en Europa, pero este análisis nos hace constar que la estructura social del grupo de la clase proviene del encuentro entre la configuración formal que surge de los juicios del enseñante y la configuración informal, nacida del grupo de iguales. Cuando un adolescente responde a unas ciertas preguntas del enseñante, no a las preguntas banales planteadas para hacer descubrir o resolver un problema, sino a las que le implican personalmente, lo hace teniendo en cuenta valores y normas del grupo de iguales. A veces incluso, cuando se adhiere totalmente a la subcultura de un subgrupo cuyas normas son tales que la desviación no es aceptada, se ve conducido a manifestar una actitud antagónica hacia el enseñante y hacia lo que representa para poder continuar siendo aceptado en su grupo. Esta situación, muy conocida en la educación especializada, generalmente es ignorada en el terreno escolar tradicional. Los enseñantes no se dan cuenta de la posición de acuartelamiento del alumno, cogido entre ellos y sus compañeros. El adolescente ve en el grupo de iguales el medio de afirmar su independencia con respecto al adulto y los valores que representa y de ser reconocido socialmente según otros valores, hasta el punto de que, algunas veces, no quiere ser promovido a cierto status formal por el juego de las notas escolares, su este status le conduce a ser excluido del grupo de iguales al que pertenece.

Algunos autores, como Talcott Parsons5 deducen consecuencias extremas de este análisis. Según él, la clase se estructura en dos fracciones, una que acepta el juego de satisfacciones y de prerrogativas conferidas por el rendimiento escolar y la función del enseñante. La otra que prefiere centrarse sobre sí misma (el grupo de iguales). Surgen tensiones porque el enseñante atribuye prerrogativas a un grupo antes que a otro en el interior del mismo sistema. El autor indica que esta dicotomía estructural en el sistema escolar es la primera fuente de la dicotomía selectiva, puesto que se puede constar que la fracción que reconoce al profesor como modelo social continuará sus estudios a un nivel más elevado. Esta presentación simplifica con exceso el proceso que se desarrolla en el grupo de la clase. La dicotomía no es tan aparente, al menos en Francia. El niño, el adolescente, puede tener varios grupos de referencia para categorías diferentes de valores unas veces utiliza ciertas normas de un grupo para juzgarse y juzgar a los demás, otras emplea normas de otro grupo. Algunos roles que provienen de diversos sistemas

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