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La Literatura En El Siglo XIX


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2014  •  1.084 Palabras (5 Páginas)  •  241 Visitas

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Unidad 1 – La literatura en el siglo XIX – Guía de materia

1. Introducción

En la presente unidad, usted conocerá cuál fue el contexto de transformaciones en el que se desarrolló la literatura del siglo XIX. Si bien es cierto que durante este periodo hubo un sinfín de cambios radicales que transformaron la sociedad de la época, es importante señalar que, de todas maneras, hubo homogeneidad en el desarrollo de estos, especialmente en Europa, por lo que la vorágine de modificaciones profundas fue produciendo reformas culturales y movimientos sociales que influyeron, más o menos contemporáneamente, los principales centros de producción cultural europeos (Francia, Alemania, Gran Bretaña), lo que provocó el desarrollo de tres corrientes importantes: el Romanticismo, el Realismo y el Naturalismo, las que, a su vez, marcaron el devenir de la literatura del siglo XX.

2. Panorama cultural del siglo XIX

Para comprender a cabalidad los fenómenos artísticos suscitados durante el siglo XIX, hay que conocer, en primer lugar, las características que han hecho de este periodo uno de los más importantes de la historia humana. El devenir de esta centuria estuvo marcado por una serie de transformaciones radicales, tanto culturales, económicas como sociales, pero, al mismo tiempo, uno de sus rasgos fundamentales fue el haber sido testigo de la consolidación de nuevas concepciones del hombre y de la sociedad. No obstante esto, la dinámica del siglo estuvo marcada por una sucesión de acontecimientos –muchos de ellos gestados en el XVIII, como la Revolución Industrial o la Revolución Francesa, por ejemplo– que dieron origen a una nueva conformación del orden mundial.

Para comenzar, hay que destacar las consecuencias de la Revolución Industrial, pues si bien puede ser considerada como una “revolución progresiva”, ya que se desarrolló a fines del siglo XVIII y principios del XIX, teniendo como punto de origen a Gran Bretaña, su verdadero impacto fue más bien inmediato. Trajo consigo una serie de transformaciones tecnológicas, casi todas derivadas de mejoramientos de los medios de producción, que ayudaron a reemplazar el trabajo manual por la manufactura y la producción industrial. Asimismo, provocó una expansión del comercio, debido a que se mejoraron las rutas comerciales, se modernizaron los medios de transportes y se necesitó de más y mejores materias primas, lo que, en parte, provocó que las naciones más poderosas de Europa volcaran su mirada hacia otras latitudes y consolidaran procesos de colonización. Además, en el ámbito agrícola, produjo una mejora de cultivos y cosechas con menos manos de obra rural, por lo que se originó un gran flujo migratorio hacia las ciudades, donde lentamente crecía la demanda de trabajo.

En lo económico, trajo consigo el desarrollo del capitalismo como doctrina y sistema de dominio de los medios de producción por parte de sectores privados, con lo que se restaba poder al Estado y se potenciaba a una creciente burguesía industrial que, lentamente, fue desplazando a la anquilosada aristocracia terrateniente, basando su poder en su fortuna y no en su sangre. El proceso de industrialización que se extendió por gran parte de la Europa de la época, como se vio, tuvo un gran impacto tanto en lo económico como en lo social.

En segundo lugar, las transformaciones políticas decimonónicas son múltiples, gestándose, casi en su totalidad, a partir de la Revolución Francesa. Así, el siglo XIX se caracterizó por el surgimiento de las democracias censitarias y por el progresivo declive de las monarquías absolutas, lo que se vio acelerado por la expansión de las ideas liberales producida durante la era napoleónica. En este ámbito, los procesos revolucionarios que tuvieron una repercusión más inmediata fueron los producidos en las décadas de 1820 y 1830 y, sobre todo, en 1848, año en que coincidieron movimientos de carácter nacionalista y obreros. Estos acontecimientos ejercieron una influencia directa y explícita en las diversas manifestaciones artísticas de la época, algunas de las cuales sirvieron incluso para expandir los postulados que estos procesos políticos propugnaban.

Además, hay que considerar los procesos emancipatorios hispanoamericanos (influenciados tanto por ideas ilustradas como por los procesos románticos) y algunos conflictos bélicos de importancia, cuyo corolario fue la Guerra Hispano-Estadounidense, como eventos que produjeron una reconfiguración del orden mundial.

Un tercer aspecto importante a destacar es el desarrollo de diversas doctrinas filosóficas, en especial del materialismo, cuyos postulados, basados en que las ideas tienen un origen físico y en que la materia antecede a la conciencia, potenciaron y radicalizaron preceptos ideológicos, polarizando aún más la sociedad de la época. De hecho, esto importa sobremanera al caracterizar la literatura, en particular la narrativa, de la segunda mitad del siglo XIX, pues se aprecia en esta la necesidad de abordar lo narrado desde una óptica en extremo objetiva, cuestionándose, por ejemplo, si importaba más “narrar” que “describir”. También cobra importancia el Positivismo, el cual afirma que el conocimiento auténtico está basado en el conocimiento científico y que este solamente puede provenir de la validación de las teorías mediante el método científico. Así, toda investigación, incluidas aquellas que tienen al hombre y a la sociedad como objetos de estudio, se rigen por este método; de hecho, el filósofo francés Augusto Comte plantea la creación de una disciplina, la sociología, como la única manera de estudiar los fenómenos sociales y al hombre como sujeto social.

En cuarto lugar, hay que mencionar que el siglo XIX presenta, en términos artísticos, y en especial literarios, un quiebre producido por la convergencia de varios aspectos tratados anteriormente y que marcaría el paso del Romanticismo al Realismo y, posteriormente, al Naturalismo. Si bien durante este periodo se desarrollaron varios movimientos y corrientes literarios, en particular hacia fines de siglo, los mencionados son los más trascendentales y dejarían su impronta en generaciones posteriores.

Como usted recordará, el Romanticismo nació a finales del siglo XVIII como respuesta al Neoclasicismo y su carácter ilustrado racionalista, y duró hasta 1850, aproximadamente. Su concepción subjetiva del arte, la valoración de lo nacional y la exaltación de la naturaleza, entre otras características, son producto de acontecimientos y procesos ocurridos en los ámbitos abordados y que, al finalizar o transformarse, provocan un cambio de sensibilidad estética y, por ende, el desarrollo de nuevos movimientos literarios: el Realismo y, con posterioridad, el Naturalismo o también llamado Realismo Científico.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, con el predominio de nuevos parámetros culturales, la literatura comenzaría un periodo de transformaciones que se aceleraría con el comienzo del siglo siguiente y que devendría en un sinnúmero de nuevos movimientos, corrientes y escuelas, producto de la crisis ideológico-cultural que acarrearían acontecimientos históricos específicos, en particular, el estallido de la Primera Guerra Mundial.

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