Resumen libro Idea psicológica del hombre

La idea psicológica del hombre

¿Qué o quién es el hombre?, es una de las preguntas que toda buena psicoterapia debe tomar en cuenta, ya que sin un sujeto humano ninguna psicoterapia podría ser concebida, en toda teoría psicológica y psicoterapéutica subyace una idea psicológica acerca del hombre, por lo que es necesario conocer las principales.  Frankl expresa que las contradicciones entre las distintas imágenes del ser humano presentadas por las diferentes escuelas pueden ser superados si se avanza más allá de la dimensión biopsicológica desde la cual es vista el hombre, y nos abrimos a una dimensión superior en donde se unifique, menciona algunas teorías las cuales se describen a continuación, iniciando por la Logoterapia de la cual Frankl es el padre o creador, la logoterapia ve en el hombre uno de sus recursos, el autodistanciarse, que es la capacidad de poner distancia de las situaciones exteriores y el mundo y de nosotros mismos, esta capacidad es movilizada en la técnica intención paradojal útil según lo muestran los círculos viciosos descritos por Frankl para tratar fobias, obsesiones y compulsiones, entre otros; Frankl dice que la persona es capaz de dirigirse a algo o a alguien distinto de sí mismo; otro de los recursos humanos de la logoterapia es la autotrascendencia la cual denota el hecho de que el ser humano siempre apunta y se dirige a algo o alguien distinto de sí mismo para realizar un sentido o para lograr un encuentro amoroso con otros seres humanos, ya que solo la manera en que se vive expansivamente la autotrascedencia, las personas se convierte realmente en seres humanos y se realizan así mismos, esto se logra en la medida que los seres humanos son capaces de no verse, de no notarse y de olvidarse de sí mismo, dándose a una causa para servir a otra persona, un aspecto de la autotrascendencia en la logoterapia es la voluntad de sentido, la cual es un excelente hilo conductor para la comprensión del pensamiento frankliano, plasmando Frankl “si queremos encontrar y vivir plenamente un sentido en nuestra vida, seremos felices y al mismo tiempo capaces de superar el sufrimiento, por otro lado si no podemos ver un sentido, estamos inclinados a quitarnos la vida, aún en medio y a pesar de todo el bienestar y opulencia que nos rodee”, se debe tomar en cuenta que la felicidad no es solamente el resultado de la plenificación de un sentido si no también un efecto colateral de la autotrascendencia, por lo tanto esta sobreviene, no se consigue de ser perseguida, en logoterapia se habla de hiperintención en este contexto, que por lo general va acompañada de la hiperreflexión, o sea auto-observación excesiva de las que se forma el tercer círculo viciosos de los dos anteriores mencionados; la hiperreflexión y la hiperintención pueden contrarrestarse con la técnica logoterapéutica “derreflexión”: los pacientes en lugar de observarse a sí mismos, deben olvidarse de sí, pero no pueden olvidarse de sí mismo salvo que se den a otro, y la persona por ejemplo que desea obtener una realización sexual como exigencia u obligación al eliminar este propósito puede ser superada, por medio de la derreflexión.

Frankl menciona que hay tres caminos para llegar al sentido, el primero es hallarlo mediante la creatividad en un trabajo o realizando una obra, el segundo es vivenciar una experiencia de algo o realizar el encuentro con alguien, ya que el sentido puede ser hallado no sólo  en el trabajo, sino también en el amor, y como más importante según Frankl la tercera ruta hacia el sentido son las actitudes, en ocasiones no podremos cambiar la situación que produce sufrimiento pero si es posible cambiar la actitud y entender que incluso del sufrimiento puede extraerse el sentido de vida, ya que el sentido se puede encontrar en cualquier situación, sea placentera o miserable.

Frankl ofrece la reproducción de tres conferencias centrales que sostuvo en la Escuela Superior de Salzburgo en 1957, las cuales pretenden hablar sobre la contribución de la psicoterapia al concepto del hombre, enfatizando en los tres clásicos de la sistemática psicoterapéutica, Freud pionero del psicoanálisis, Adler de la psicología individual y Jung de la psicología analítica.

Freud pionero de la psicoterapia en sí misma, todas sus concepciones se basan en un modelo mecanicista, lo que preocupaba a Freud era llegar a develar el sentido de los que en su tiempo se llamaban “síntomas histéricos” o “neuróticos”, lo que lo forzó a adentrarse en el terreno de lo inconsciente de la psiquis, para Freud el ser inconsciente era precisamente el sentido que tenían los síntomas histéricos, en cuanto que se trataba no de algo olvidado sino de algo reprimido, es decir algo relegado al inconsciente, Freud enfatizó al paciente de finales de siglo como inhibidor de lo sexual, teniendo en cuenta que el concepto sexualidad es de mayor extensión para el psicoanálisis que el ámbito de lo genital, por un lado, mientras que por otro es de menor extensión que el concepto de Libido, Freud menciona la estructura intrapsíquica del ello, yo y superyó la cual se mantiene en conflicto; Freud a la vez cae en el error de reducir la moral a la represión de los instintos, esto equivaldría a decir que el hombre está por naturaleza orientado y dirigido por sus instintos, y explica cualquier acción como encaminada al restablecimiento de un equilibrio perdido, utilizando el termino homeóstasis tomado de la biología.  Adler en oposición a Freud se sale del terreno de lo psicológico, recurre momentáneamente a la biología y toma de ahí su concepto inferioridad del órgano, esté en cuanto fenómeno somático lleva como reacción psíquica al sentimiento de inferioridad, en el cual se mezcla lo psíquico, produciendo en el hombre la necesidad de poder para superar el sentimiento de inferioridad, especificando según el pensamiento de Adler que lo social mismo es quien decide la actitud y postura del hombre ante la sociedad, lo decisivo es el ambiente, el entorno y la educación del hombre, si hemos de creer a la psicología individual.  Al hablar de Jung y su psicología analítica la cual es rechazada por Schmid quien expresa que la rechaza y le echa en cara el haberse convertido en una especie de religión, en la que los ídolos serían aquí los arquetipos, puesto que solo la referencia a ellos conferiría un sentido a la vida, el último asidero metafísico del hombre estaría en sí mismo y su psiquis vendría a ser algo así como un moderno Olimpo poblado por Dioses-arquetipos. Para Frankl entonces cada una de las anteriores psicoterapias buscaba un sentido, pero no un sentido de vida, por ejemplo el psicoanálisis buscaba encontrar el sentido de la neurosis, Frankl hace referencia de que la Logoterapia puede ser más eficaz en algunos casos no solo por el tiempo de intervención ejemplificando que en ocasiones el psicoanálisis a echo en 75 sesiones lo que la logoterapia en ocho sesiones,  para conseguir aproximadamente los mismos resultados, refiriéndose a la vez que dentro del ámbito de la psicoterapia lo menos eficiente es lo que ésta tiene de método y de técnica y que lo que en realidad da el tono es la relación médico-enfermo a nivel humano, mencionando que la logoterapia puede ser utilizada como complemento de otras psicoterapias.  Comparando con la logoterapia el psicoanálisis deja sin tocar no solamente la somatogénesis, sino también la noogénesis de las afecciones neuróticas, las neurosis no solo pueden ser causas de un complejo de Edipo o un sentimiento de inferioridad pueden surgir de un problema de orden espiritual, un conflicto moral o una crisis existencial, el psicoanálisis se basa en la voluntad de placer,  la psicología individual sobre la voluntad de dominio y la logoterapia sobre la voluntad de sentido la cual deja ver los esfuerzos del hombre por buscar un pleno sentido a su existencia. La voluntad de sentido suele presentarse al psiquiatra bajo la forma de frustración existencial producida por la falta de sentido, Frankl expresa que el hombre que padece esta frustración existencial no sabe de nada con lo que poder llenar su vacío existencial, expresado por el hombre como “un vacío espiritual, me siento sin apoyo, todo me parece absurdo, me encuentro solo, quisiera hallar un sentido a mi vida”, el vacío existencial puede permanecer enmascarado, puede darse en diversos contextos, en este tiempo la voluntad de dinero se desplaza por la voluntad de sentido, observada en el hombre de éxito  (Homo faber), encontrándose el hombre con suficiente dinero pero con un vacío existencial que en ocasiones no puede soportar, queriendo llenar el vacío con el ruido, las borracheras, más metas, entre otros.  La frustración existencia o la frustración de la voluntad de sentido no es algo patológico ni enfermizo y puede y aún debe, ser aprovechada en sentido terapéutico, la logoterapia aprovecha esto como terapéutica basada en el logos, siendo un tratamiento orientado hacia el sentido de vida, para lo cual el logoterapéuta pone en acción la voluntad de sentido provocándola o evocándola; otra tarea de la logoterapia es la de proponer y hacer patentes diversas y concretas posibilidades de realizar este sentido, para lo que es necesario un análisis existencia del individuo, una explicación de la existencia, de la biografía de la persona, la logoterapia no es una ética ni una religión, otra tarea de la logoterapia es la de ampliar lo más posible en el enfermo el campo visual de valores dejando asentado que tanto de la cuestión “de qué” como la cuestión de “ante qué”, es responsable el paciente, reforzando la logoterapia el sentido de  responsabilidad en el paciente.  Frankl fuera del plano biopsicosocial, enfatiza que el plano espiritual está sobre estos, encontrando aquí riqueza del hombre, como la riqueza en medio del dolor y el sentido de vida.  Frankl determina los tres elementos constitutivos de la existencia humana, los cuales son espiritualidad, libertad y responsabilidad, fenómenos primarios e irreductibles del hombre.

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