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Summerhill


Enviado por   •  1 de Marzo de 2014  •  4.346 Palabras (18 Páginas)  •  339 Visitas

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A. S. Neill: Summerhill, escuela en libertad

Neill es uno de los autores más difíciles de situar en una u otra de las grandes tendencias aquí elegidas. Sus ideas y su gran experiencia, Summerhill, pueden ser situados como un ejemplo extremo de reformismo pedagógico o como un paradigma de educación antiautoritaria. Se pensamiento se hace más comprensible al destacarse sobre el fondo del movimiento antiautoritario al que Neill no solo pertenece, sino que caracteriza.

Este hecho debe explicarse por la larga vida de Neill; en los noventa años que vivió y en los cincuenta años que pasaron desde que fundó Summerhill hasta que murió, Neill acumuló una gran experiencia; esto no le sirvió para encasillarse en el estatismo de la autorreferencia constante, sino que le fue útil a la hora de asimilar las ideas nuevas que podían dar más fuerza y convicción a su experiencia de libertad. La libertad ha sido siempre la principal característica de Summerhill y la dinámica interna de la libertad es capaz de conducir, por sí misma, la vida y la experiencia hasta las más diversas fronteras y los más ricos y variados modos de existencia. Lo importante es que Summerhill es una experiencia clave capaz de caracterizar por sí misma una gran mayoría de los principios de la crítica radical a la escuela.

¿Por qué Summerhill?

Según Neill, el principal deber de Summerhill es producir esclavos asalariados y obedientes. Él se pasa la vida enseñándoles cosas que no tienen valor. Su tarea es la de procurar que aprendan a leer y a escribir de manera que pasen a manos de esos grandes maestros, los magnates, que son dueños de la prensa. El deber de Neill es el de disciplinar a los alumnos para obligarlos a que lo respeten, ya que él representa la autoridad. Como resumen, Neill plantea que de vosotros depende que nuestro sistema de clase capitalista, de ricos y pobres, de explotadores y explotados, continúe hacia un éxito mayor.

La educación que la sociedad da a los niños es hija del sistema capitalista y está sostenida y apoyada por él. La sociedad que éste sistema impone está basada en una segregación que separa los barrios elegantes de los barrios bajos, que distingue entre escuelas para ricos y escuelas para pobres. Lo peor es que mientras la educación forme parte del sistema capitalista no puede ser reformada. Según Neill, cualquier reforma no será más que una componenda en que la clase será el factor limitante. Quienes mantienen y alimentan al capitalismo saben que si la educación liberara al hombre, la base de la pirámide social barrería con “todo ese sistema podrido”; para que esto no suceda, la educación es sustituida por la enseñanza y los niños pasan diez o más años aprendiendo todas esas cosas que no tienen una importancia positiva.

Según Neill, esta labor de destrucción se realiza a través del autoritarismo y la represión. El niño es obligado a adaptarse a una sociedad demente, a una humanidad enferma, y la disciplina impuesta por la familia y la escuela no conduce sino a impedir a la juventud del acceso al poder, de igual manera que la represión de la vida sexual del niño y el adolescente es el principal instrumento para la creación de estructuras caracterológicas que sirvan de apoyo a la esclavitud política, ideológica y económica.

Al igual que en la sociedad, en la escuela se presenta la doble posibilidad de la disciplina o la libertad, del fascismo o de la democracia. Neill se niega a desempeñar el papel de mediador entre la sociedad y los niños, se niega a convertirse en un agente de la ideología burguesa; es el mediador entre él mismo y los niños en el marco del grupo. Neill se convierte en “el representante de un principio de realidad, no represivo que establece en colaboración con los niños”.

La escuela no puede ser “curada” si no lo es antes la sociedad. Neill crea un modelo alternativo de pequeña sociedad en la cual la educación escape del engranaje letal del capitalismo. Summerhill es una contrasociedad.

Son dos los principales agentes mediadores entre el espíritu capitalista y el niño, agentes de perpetuación y consolidación: la familia y la escuela. La primera es un gobierno en miniatura: “tiene su regente, su disciplina, su obediencia, sus leyes respecto de los miembros del hogar. El hogar tiende hacia el honor y la estimación, la consistencia y la pureza sexual. Los hogares, al igual que la escuela, tienden a producir ciudadanos sumisos”. El padre educa al hijo a través de una serie incesante de prohibiciones, de exhortaciones, de sermones, y a través de la imposición de un sistema moral y unas pautas de conducta. Es el autoritarismo de los padres, su odio, el que convierte al niño en un problema como el odio de la sociedad convierte en delincuente al adolescente. La salvación, según Neill, está en la libertad y el amor.

Con respecto a la escuela, su papel es el mismo. Según Neill, es el cuartel del gobierno y el maestro es un subordinado, un sirviente, un humilde servidor. La escuela cuartel, como la familia, tiene la finalidad de producir seres sumisos; la disciplina familiar se continúa en la escolar y de la misma forma que el carácter del niño fue moldeado en la familia, lo será en la escuela. “En la escuela tenemos los sustitutos apropiados: al padre, a la madre, a los hermanos y hermanas, disciplina y obediencia”.

El problema no es el maestro, sino la escuela en sí. La escuela implica un edificio; pero, sobre todo, implica una transmisión de la cultura y sus valores y no de sus aspectos más dinámicos. Las escuelas obligan a niños activos a sentarse en sus pupitres para estudiar materias inútiles; pretenden convertir a todos los niños en enciclopedias ambulantes; `prefieren que el niño aprenda poesías en lugar de aprender a escribir versos; etc.

En estas condiciones, la labor del maestro es difícil. Todo está en su contra; poco pueden hacer los maestros teniendo que enseñar en escuelas-cuartel, viéndose obligados a imponer una disciplina y una conducta a base de restricciones. Pero la situación del alumno no es mucho más favorable; los niños, que buscan felicidad, cariño, libertad y juegos, que están ansiosos de aprender cosas que les interesan, se encuentran con aburridas clases de historia, matemáticas, geografía, lengua, etc.; la educación puede ser definida como el sistema que destruye la felicidad del niño.

Según Neill, en las escuelas nuevas hacen lo mismo pero con mas sutileza. Éstas son sistemas prefabricados de educación incompatibles con la libertad del niño; ejercen un sutil autoritarismo con aspecto paternalista que moldea el carácter de los alumnos.

Para Neill, se trata de la diferencia entre la libertad y el fascismo, entre los que aman a la vida

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