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La decadencia del cine mexicano

Adalid AguilarEnsayo9 de Enero de 2019

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RESUMEN

El cine mexicano ha pasado por una época de oro en la que podían producirse hasta 100 películas al año, debido al gran apoyo de las productoras. Pero también ha pasado por épocas obscuras, ya sea por recortes de presupuestos, la monopolización de las salas de cine, crisis económicas y leyes cinematográficas. Muy lamentablemente, ésta época obscura ha llegado a extenderse al día de hoy y ha perjudicado tanto a estudios cinematográficos como a cineastas.

Palabras Claves: Cine mexicano, Producciones, Productores, Presupuestos, Estudios, Directores, Artistas, Censura.


Introducción

En el presente documento, se llevó a cabo a través de un análisis cuantitativo y cualitativo de cifras y estudios proporcionadas por institutos nacionales como el Instituto Mexicano de Cine (IMCINE) y la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (CANACINE), así como del análisis documental de diferentes fuentes de información confiable como revistas, canales, libros, ensayos y opiniones de intelectuales en la materia. En la actualidad el cine nacional mexicano atraviesa por otra conflictiva etapa, después de décadas de estancamiento, el cine nacional parece no lograr encontrar su objetivo en un panorama general dentro de la cinematografía. Aunque el tema no esta muy abierto a discusión en medios nacionales, es un secreto a voces la situación que vive nuestro cine.

En los últimos años, hemos sido testigos de una nueva tendencia en el cine mexicano, que lejos de garantizar su desarrollo y crecimiento artístico, cada año asegura un declive y desprestigio del cine nacional. Analizando diferentes épocas y contextos, hemos tratado de concluir como este fenómeno cíclico que sufre el cine mexicano puede volverse a presentar, o tal vez no, pues ahora existe una herramienta que en tiempos anteriores no; el internet.

Revisión Bibliográfica


Época de oro

Aproximadamente entre los años de 1936 y 1958, la industria del cine en México se consolidó como la más poderosa de los países de habla hispana, la que fue llamada “La Época de Oro del Cine Mexicano”. Su inicio se atribuye al estreno de la cinta Allá en el Rancho Grande, de Fernando de Fuentes, con la que también nace la comedia ranchera. Todo gracias a la excelente conjunción de artistas de renombre con grandes realizadores (Domínguez, 2009).

Durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el cine europeo se vio afectado de gran manera, ya que la guerra se desarrollaba en el continente europeo. Y aunque Estados Unidos se mantenía a la cabeza de la producción de cine en el mundo, la misma fue racionalizada, ya que varios materiales usados para la fabricación de películas se podían usar también para la fabricación de armamento. Por lo que la competencia extranjera fue reducida de manera considerable (Orozco, 2011).

Estudios norteamericanos impulsaron al desarrollo de la industria del cine mexicano financiándola, ya sea por negocio o por querer eliminar la latente influencia comunista en el cine mexicano y  en todo el hemisferio latinoamericano (Orozco, 2011).

El 1 de abril de 1941 se fundó el Departamento de Supervisión Cinematográfica, a cargo de Felipe Gregorio Castillo, asimilando a la Oficina de Supervisión del Departamento Central del Distrito Federal.

Representantes de la Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos de Estados Unidos y el Comité Coordinador y de Fomento de la Industria Cinematográfica Mexicana hicieron acuerdos en el 15 de junio de 1942 para el apoyo de la industria del cine nacional en cuatro rubros:

1.- Maquinaria e implementos.

2.- Apoyo financiero para el apoyo de la producción de películas mexicanas.

3.- Cooperación personal de expertos.

4.- Distribución mundial de películas mexicanas.

De esa manera, México obtendría materias primas de película virgen. También obtuvo financiamiento de la Radio Keith Orpheum Corporation (RKO) del 50% para la construcción de los Estudios Churubusco de Emilio Azcárraga, los cuales fueron inaugurados en 1945 (Orozco, 2011).

Entre 1941 y 1945, ocurre un gran auge del cine mexicano en todo el mundo de habla hispana, dando paso al florecimiento de la “Época de Oro del Cine Mexicano”. En ésa época surgieron grandes artistas y directores, de los que se destacaban principalmente Dolores del Río, Ismael Rodríguez, Pedro Infante, María Félix, Germán Valdés “Tin-Tan”, Mario Moreno “Cantinflas”, Fernando de Fuentes, Jorge Negrete, Silvia Pinal y Emilio “el Indio” Fernández. También surgieron productoras como Filmex, Films Mundiales, Posa Films, Rodríguez Hermanos y la asociación de Bustillo Oro y Grovas (Domínguez, 2009).

Durante esos años se abordaron distintos temas y géneros, como las comedias rancheras, melodramas, policiales, adaptaciones de obras literarias, musicales y comedias románticas.

Para garantizar su éxito, se realizaban espectáculos en el Cine Colonial, en la Ciudad de México, siendo el centro de reunión más importante y conocido para los cinéfilos de aquel momento, y los directores y productores se hicieron de un gran número de actores y actrices de renombre para el elenco principal de las películas producidas. Incluso músicos y cantantes obtenían papeles importantes en estas películas (Domínguez, 2009).

La década de los 50’s significó una época de maximización en la actividad cinematográfica en la Ciudad de México al inaugurarse nuevas salas de cine, como el Autocine, Cinecar y Victoria.

Fin de la Época de Oro

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos volvió con mayor fuerza a la industria del cine, y los productores que apoyaban el cine mexicano dejaron de financiar a los estudios mexicanos. Mientras que en Europa, que se levantaba de los escombros de la guerra, pudieron hacer resurgir de las cenizas su industria cinematográfica con importantes movimientos y al dar a conocer a grandes cineastas, siendo uno de los ejemplos más famosos el Neorrealismo Italiano impulsado por Roberto Rossellini.

El cine mexicano se vio en dificultades a finales de la década de los 50’s, aunque seguían haciendo películas de interés, el número y la calidad de sus películas se redujeron considerablemente. A pesar de que los estudios optaron por hacer películas a color, usaron el sistema Eastmancolor por ser más barato (Orozco, 2011).

En esta época se produjeron muchas películas protagonizadas por luchadores y comediantes que ayudaron a catapultar la fama de ídolos juveniles; a pesar de su baja calidad, tuvieron éxito entre el público.

A pesar del auge de la televisión en la década de los 60’s, fueron inauguradas muchas salas de cine en la Ciudad de México. La cantidad de salas de cine era avasallante, y la cartelera cinematográfica de la prensa anunciaba todo un programa semanal de filmes. Durante ésa década se producían dramas familiares y comedias ligeras con guiones de baja calidad.

A finales de los años 60’s, se redujeron los números de espectadores que asistían a las salas de cine, y los pases de entrada aumentaban de precio debido al aumento de los costos de producción (Orozco, 2011).

Algunos atribuyen este desplome al monopolio de cadenas de salas de cine del empresario estadounidense, William O. Jenkins, el cual sepultó la carrera de uno de los cineastas más importantes de la Época de Oro, Miguel Contreras Torres, haciendo que pasara al anonimato total (Usón, 2016). Por no mencionar la censura y los gobiernos autoritarios que reprimían la libertad de expresión que caracterizaron las décadas posteriores a la década de los 50’s; siendo de ejemplo la película de Julio Bracho, La Sombra del Caudillo  que se estrenó en 1960, pero fue censurada por 30 años por orden de la Secretaría de Defensa Nacional (Historico, 2015).

La década de los 70 y el cine de ficheras

La situación de la década pasada comenzó a cobrar factura en los 70, época en la que el cine mexicano perdería su mercado internacional, dejándole solo el mercado local para sustentar la industria cinematográfica. Fue durante el sexenio de Luis Echeverria (1970-1976) cuando se hace el primer intento de recuperar el esquema de producción clásico. Bajo la dirección de Rodolfo Landa del Banco Cinematográfico Nacional se impulsaron a directores como Arturo Ripstein, Jaime Humberto Hermosillo, Felipe Cazals y Paul Leduc. aunque en un principio se lograron entregar cintas de calidad como “Canoa”, “La pasión según Berenice”, “Los albañiles”, entre otras. Los resultados económicos no fueron los deseados, esto debido a que los estratos más pobres de la sociedad no les interesaban ese tipo de contenido, los estratos de clase media y alta dejaron de consumir en taquilla. Esto provocaría que a finales del sexenio se abandonará casi por completo la iniciativa (Bastarrachea, 2017).

Fue durante el sexenio de López Portillo (1976-1982) que la industria cinematográfica vería uno de sus momentos más críticos; tras nombrar a su hermana Margarita López Portillo como la directora de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) la pésima gestación de la antes nombrada se hizo notar, cuando abandona por completo el esquema de producción que se tenía (haciendo desaparecer al Banco Cinematográfico Nacional), y en un intento de regresar al mercado internacional se trajeron a directores extranjeros, y se abandonaron a los nacionales; esto aunado a la creciente crisis económica, provoco que el presupuesto dado desapareciera, haciendo que la industria cayera en un estancamiento nunca antes visto. La solución sin embargo llego más pronto que tarde, y esta fue el cine de ficheras (Chávez, Corre Camara, 2006).

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