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La Historia Del Cine


Enviado por   •  2 de Octubre de 2013  •  9.930 Palabras (40 Páginas)  •  221 Visitas

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Introducción

La historia del arte visual más importante de nuestra era es un asunto complejo que se difurca por incontables caminos. Casi desde su concepción, el séptimo arte ha servido a los intereses de artistas, científicos y empresarios, así es que hablar de una epopeya de la historia del cine es, en realidad, hablar de varias. Ésta la de la construcción del lenguaje propio medio; la de las innovaciones tecnológicas que impactaron cómo se ve y se escucha, y también cómo se distribuye; los intereses comerciales, la riqueza que genera y el glamour; los grandes éxitos de taquilla los escándalos, los fracasos descomunales y las tragedias. El interés en común, casi siempre, ha sido el de narrar una historia y llevarla a millones de personas. En medio de ésta vorágine, el cine se nos presenta como un arte vigoroso e incansable, con decenas de géneros y subgéneros y cientos de miles de protagonistas, que van de los famosos y los legendarios, a los peinados ejecutivos y ‘cargacables’, cuya presencia es también esencial para la supervivencia del medio. El cine se nutre de anécdotas de las divas y los galanes, así como de los excesos y el fanatismo de ciertas porciones de la audiencia. De su insuperable capacidad para adaptarse y transformarse (“cambiar para permanecer igual”, como se dijo en II Gattopardo, de Visconti): aprendió a mover la cámara y a hablar, a cantar canciones y a verse a sí mismo a colores, a generar imágenes en 3D y meterse en nuestras casas y televisores. El cine es una épica que ha abarcado décadas, múltiples disciplinas (de la música y el diseño gráfico, a la actuación y la balística) i innumerables países, que ha sobrevivido a contextos sociales y periodos de guerra. Ha contado ‘historias reales’, biografías intimistas, cuentos fantásticos en mundos imaginarios (adentro y afuera de la Tierra, y a veces en las profundidades de la mente), Ha denunciado, divertido, hecho reír y, por mucho que suene a cliché, hecho llorar a millones. Es un entretenimiento que alcanza a los niños y a los ancianos, a los adolescentes y a los adultos, a los ricos y a los pobres (aunque sea de manera pirata y a domicilio). Produce empleos, activa y desactiva economías. Es nuestra charla de premesa, mesa y sobremesa, se habla de él en el tráfico, en los chats, por teléfonos móviles y en sesudas mesas redondas y conferencias. Ha sido objeto de estudios, análisis, artículos periodísticos, blogs, libros profusos y esa aún inmortal página de cartelera en los periódicos, sean locales o de circulación nacional. Se disfruta en una sala grande, a oscuras, de preferencia con buena compañía y unas palomitas de maíz, pero también entre dos, en calzoncillos y debajo de las sábanas. Su música es objeto de culto. Su utilería, de subasta. Sus afiches, de paredes tachuleadas por pubertos… o por coleccionistas esnobs en museos de primera línea. Sus estrellas gozan el fervor del público y sufren el acoso de los paparazzi. Se ha robado lo mejor de la literatura, el teatro y los cómics, pero lo que toma lo retribuye con un pequeño pedazo de eternidad en imágenes que corren a veinticuatro cuadros por segundo frente a nuestros ojos, ahí, en esa especial magia que sucede cuando el proyector (o el láser de tu reproductor casero, para el caso) comienza la película.

Sí, el cine cambió nuestra cultura y nuestra civilización. Todos los días, de hecho, toca nuestras vidas. Nos llena de emociones y nos inspira. Y qué mejor manera de celebrar su existencia para un grupo de editores que aman el cine, que preparar un especial como éste. Un modesto pero sentido homenaje a casi 120 años del arte que, por una par de horas, nos hace olvidarnos un poco de esa insufrible cosa que llamamos vida diaria.

Los fundamentos 1894-1911

El cine es posible a un efecto de nuestros ojos. Las imágenes proyectadas no se borran de inmediato en la retina y gracias a ello, las fotografías exhibidas a cierta velocidad dan la idea de movimiento. El séptimo arte es ilimitado.

Los hermanos franceses Louis y Auguste Lumière solicitaron la patente de una máquina que podía emplearse para filmar, revelar y proyectar sus vistas. La primera exhibición pública se l levó a cabo el 22 de Marzo de 1895. Se llamaba la Salida de las fábricas Lumière. Para finales de año, habían realizado poco más de 20 producciones.

El 28 de Diciembre inauguraron la primera sala de proyección, situada en el Gran Café de París. Aquel día los hermanos mostraron varias de sus cintas, como El desayuno del bebé y el regador regado.

Desde 1887 Tomás A. Edison trabajaba en su idea de reproducir imágenes en movimiento. El kinetoscopio se presentó el 14 de Abril en Nueva York; una caja de madera por al que se veían imágenes de una cinta de celuloide que giraba mediante un dinamo.

En 1895, los hermanos Lumière causaron conmoción en París con la proyección de una película en la cual un tren se movía velozmente y se acercaba desde la pantalla. Los asistentes a la sala salieron corrieron por temor a morir atropellados.

El cine ya era negocio. En Febrero de 1896 se vendían dos mil boletos diarios para el Gran Café. En Julio, la familia real rusa presenció una función en San Petersburgo. En Octubre, la visita del zar Nicolás II a París fue documentada en película. El cine hacía historia.

La alegría general por el surgimiento del cine se consumió entre las llamas. El 4 de Mayo de 1897, durante una proyección llevada a cabo en el Bazar de la Caridad en París, se incendió accidentalmente el depósito de éter del proyector. Murieron 121 asistentes.

La real sociedad de Fotografía en Gran Bretaña proyectó en 1896 las primeras películas inglesas realizadas en colaboración con Birt Acres y Robert William Paul. Entre los dos perfeccionaron un modelo de cámara original que, en su momento, compitió con la de Edison.

Famoso por sus actos de ilusionismo, George Méliès decidió inaugurar su propio estudio de producción en el jardín de su casa, en Montreuil (1897). Cuando proyectaba una de sus cintas vio cómo un autobús se transformaba en carroza fúnebre; la película se había detenido al tomar las imágenes y éstas se encimaron. Por un error habían surgido los efectos especiales.

El doctor Eugène-Louis Doyen proyectó en 1898, ante la Asociación Médica Inglesa, las cintas de varias de sus cirugías realizadas bajo la luz de poderosos reflectores.

Auguste Baron fue uno de los pioneros del cine sonoro y las pantallas gigantes. Su diseño ‘cinematorama parlante’ (1899) consistía en 10 cámaras conectadas a 10 máquinas que registraban aspectos de un paisaje con su respectivo sonido. Las imágenes se proyectaban sincronizadas en pantallas panorámicas

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