La Ley de Herodes - comentario

“La Ley de Herodes” – México, 1999.

Introducción y contexto de la obra:

La Ley de Herodes, una película dirigida por Luis Estrada, es una comedia sarcástica que denuncia el funcionamiento del sistema político mexicano. El contexto de la trama es el sexenio del presidente Miguel Alemán. Mediante la sátira pone de manifiesto la cultura política que lleva, a aquellos que acceden a la administración del Estado, al beneficio propio mediante actos ilegales en lugar de al servicio público de la ciudadanía. Haciendo énfasis en la situación de América Latina, este factor es clave (entre otros) para entender el lento desarrollo y reducción de la pobreza y desigualdad social.

Más allá de la realidad local mexicana, la película adquiere un tono de crítica a la corrupción, el sistema burocrático y el funcionamiento de las instituciones del Estado al servicio de unos pocos privilegiados. La película nos mostrará también como la “modernidad y la justicia social”, elementos (o al menos la modernidad) que se daban exclusivamente en la capital, chocan contra la otra realidad: la de los pueblos indígenas y municipios estatales.

Sinopsis:

Juan Vargas, miembro del Partido (PRI), es elegido de forma completamente arbitraria para ser presidente municipal de San Pedro de los Saguaros, un pueblo de México que no pasa de los 100 habitantes la mayoría indígenas que no hablan español siquiera. En principio Vargas desea trabajar y hacer llegar los preceptos del Partido a aquella zona, pero al ver que no hay, ni se va a recibir, financiación ninguna; empieza a recorrer una senda hasta ser partícipe del juego institucional en el que ha sido involucrado. Pasará por la extorsión, manipulación, asesinato, robo, soborno, etc… en resumen, un abuso del poder.

Se ponen de manifiesto varios elementos claves para entender la realidad social que se da en las provincias locales como son el papel que juega cada uno de los personajes del pueblo, mirando por sus intereses y participando en el “juego” que se ha mencionado.

Destaca como el director denuncia abiertamente la impunidad de la clase política, que lejos de ser castigada por sus actos, es defendida, protegida y encubierta. De este modo se garantiza la convivencia entre los miembros del Partido, formando la aristocracia política. Esto se pondrá de manifiesto en la última escena con Vargas en el Congreso pronunciando las palabras: “El reto para nuestro partido es estar en el poder siempre y para siempre”.

Comentario:

        Bien es cierto que existe, centrándonos en el caso de América Latina que es donde se ve más marcada, una cultura política de corrupción y abuso de poder mediante el uso de la violencia; y que se extiende más allá de la política, llegando a ser uno de los principales recursos para satisfacer los intereses de unas y otras minorías. El carácter cómico de la película choca con la crudeza de los actos que se dan en la misma, llegando incluso a ver gracioso los actos de Vargas que pasan de la extorsión y el soborno hasta llegar al asesinato y el maltrato de su esposa. Es sin duda un motivo para felicitar el trabajo del director, al igual que o es la forma en que ha conseguido transmitir de una forma muy acertada una serie de mensajes como son el institucionalismo y funcionamiento interno del partido, la corrupción que origina el poder en un contexto así, como Vargas se dice y repite reiteradamente para sí mismo y para los habitantes del pueblo que lo hace por ellos, por llevar la modernidad al pueblo… una serie de valores con los que llegó ilusionadamente y que se van decrepitando hasta manifestarse en ese egoísmo que muestra avanzada la trama.

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