Ley De Herodes

La ley de Herodes es una película del género de la comedia satírica, lanzada en 1999, dirigida y escrita por el mexicano Luis Estrada, y protagonizada por Damián Alcázar, Pedro Armendáriz Jr., Isela Vega, Ernesto Gómez Cruz y Evangelina Sosa, entre otros.

Se desarrolla en un pequeño poblado, (San Pedro de los Saguaros) golpeado por la pobreza, la corrupción y desangrado por la injusticia, apartado de la capital del país durante el mandato del P.R.I. expresamente de Miguel Alemán.

En el año 1949 los habitantes de la localidad decapitan a su alcalde cuando trataba de huir del pueblo con el dinero de las arcas municipales.

Es tiempo de elecciones y el gobernador Sánchez no piensa dejar su preciado puesto por un escándalo político producido por los pobladores, es por ello que el gobernador requiere llevar un nuevo alcalde al pueblo. Y es en ese momento que Juan Vargas (encargado de un basurero y antiguo militante de P.R.I.), entra en escena siendo nombrado presidente municipal de tan ‘’pintoresco lugar’’.

Juan toma posesión del pueblo con los firmes ideales de su partido brotando de su pecho los cuales refieren “modernidad y justicia social”, ideales que según Santiago Moreno son vanos y cito. “es una consigna, cínica, mentirosa y hueca, […] propia del lenguaje político populista del PRI” (Moreno Santiago, 2006).

Después de un fallido intento de soborno por parte de la dueña de un burdel y de hablar con el cura del pueblo (lo cual muestra lo inmiscuida que esta la iglesia en la política mexicana), Juan se sirve de la constitución y su pistola para recabar impuestos de la gente del pueblo.

Va tomando pues el gusto por la tiranía, para sumirse entonces en una enfermedad de poder que lo llevara a hacer cualquier crimen con la única finalidad de no perder su puesto y seguir degustando las “mieles” de la corrupción.

Pese a sus múltiples intentos de veto puesto que la película seria estrenada durante el mandato priista y aun cuando se avecinaba un año electoral, el 2000. Sin embargo, la presión ejercida por el público -sediento de ver un filme de connotaciones políticas sin censura- y por varios medios impresos que se atrevieron a denunciar el bloqueo del cual era objeto, logró que fuera finalmente exhibida en plena época de campañas electorales.

En su mayoría con tonos de fotografía cálidos y un ambiente polvoriento, se acentúa el sofocamiento en el que está sumido el ya mencionado pueblo donde con un par de elementos, Como ya lo plasmara el periodista José María Leiva; “Es interesantes resaltar el simbolismo de las dos cosas que le entregan para llevar a cabo su trabajo; la pistola y la Constitución, o sea, la capacidad de ejercer violencia y la de administrar la Ley. El estado es así reducido a una herramienta de coacción al servicio de unos pocos frente a la gran mayoría.” (Tribuna., 2012).

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