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“La fusión como nuevo paradigma de la música popular


Enviado por   •  2 de Mayo de 2018  •  Ensayos  •  4.377 Palabras (18 Páginas)  •  768 Visitas

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Pontificia Universidad Católica del Perú

Facultad de Artes Escénicas

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“La fusión como nuevo paradigma de la música popular”

Curso : Estética

Docente : Roger Perez García

Clave del Curso: FIL 148

Alumno : Javier Perez Aponte

Código : 20133042

Semestre : 2017 - 2

El presente ensayo planteará la fusión como nuevo paradigma de la música popular planteando un cambio de perspectiva estética del arte popular. Para fundamentar el planteamiento se apelará a argumentar la fusión como continuidad de la tradición, como privilegiante de la experiencia y la vida cotidiana y como trasmisor de los valores éticos de la sociedad. Al final, se concluirá de qué modo la fusión reúne estos tres elementos para convertirse en la nueva expresión de la música popular.

Desde los inicios de la estética, la música popular y su valor estético siempre ha estado en cuestión. Ha sido considerado como inexpresiva y carente de profundidad cuando se habla en relación a la música “elevada” o académica. Sin embargo, con el transcurrir del siglo XX, el interés por la música popular ha ido logrando mayor aceptación respecto a los periodos anteriores; acaso por las nuevas tecnologías que permitían poder grabar dichas músicas carentes de personajes musicalmente instruidos, y que a su vez dio paso al nacimiento de la musicología y sus disciplinas afines interesadas en la música popular como hecho cultural.

En ese sentido, la revalorización de la música popular por parte de las diferentes disciplinas sociales ha hecho que se ponga en cuestión la adaptabilidad de la música popular en la industria del consumo, y cómo estas obras todavía tienen un propósito estético que no necesariamente se rige por los parámetros de la estética clásica, sino más bien construyen una nueva estética que representa diferentes ámbitos de la vida de los consumidores como de los cultores. Así, la música fusión se presenta como un paradigma en el cuál la música se reinventa a partir de conceptos y corrientes anteriores, demostrando la adaptabilidad y permanencia en el tiempo de la música.

Tradición y continuidad

Para empezar, es necesario establecer que el artista es un cuestionador permanente de la cultura. El artista es crítico, dando prioridad a la experiencia existencial y afectiva, en contraposición con un mundo conceptualizado y tendiente a ser compartimentado. Si bien la conceptualización implica la búsqueda de la estabilidad y equilibrio, también significa un distanciamiento respecto a la realidad objetiva y subjetiva, negando la experiencia vivida en generalizaciones que se reducen al concepto abstracto (De la Fuente, 2013: 1).

Entender la visión del artista popular como un ser que en su actuar prima la experiencia más que la conceptualización (porque el arte implica fundamentalmente actuar), es también entender que este artista está en la búsqueda de un fin común, y consecuentemente, transmisible que pueda servir de conocimiento de cómo percibe el mundo y cómo la obra de arte es expresión del mismo. El artista popular siente y transmite ese sentimiento percibido por un colectivo social, con lo que ayudará al descubrimiento y transformación del mismo.

A diferencia de lo que, en el artículo de Deborah Singer, podría decir Adorno que la música popular “ofrece al individuo una vía de escape de su realidad cotidiana, de sus problemas y frustraciones, [significando] un escapismo ficticio, porque es efímero y no implica esfuerzo alguno” (Singer, 2004: 146), esto significaría que el mundo del arte popular se circunscribe a nimiedades y ficciones, y que la música elevada significaría su salvación del mundo del consumo. Sin embargo, más adelante la autora plantea otra vía de entender el arte popular, considerando que es “arte de los pueblos, y detrás de cada obra popular hay información sociológica, política, histórica, lingüística que nos documenta acerca de la vida de la gente, su escala de valores, sus creencias y aspiraciones” (Singer, 2004: 150- 151). Entonces, entender que durante el transcurso de la historia de la música aquella de corte popular ha significado otros aspectos de la vida de aquella cultura popular, es también entender que el artista popular está circunscrito a estos fines y que no necesariamente implica una desvalorización estética del arte mismo, sino que comprende aspectos más prácticos de la vida cotidiana a diferencia del intelectualismo elitista. Sobre este punto volveré más adelante.

Habiendo ya entendido el rol del artista popular y su concepción a partir de sus orígenes, es posible formular que la música popular, al igual que cualquier otra música, es susceptible de cambios y constantemente muta. La música de por sí es susceptible de cruzamiento de elementos que hacen posible su desenvolvimiento a lo largo de la historia, y desarrollar nuevos sistemas acordes a las nuevas necesidades expresivas resultantes del cruzamiento de elementos. Por ejemplo, si observamos el transcurso de la música occidental, podemos darnos cuenta que la técnica renacentista del contrapunto tiene su base en el canto gregoriano de la Edad Media, y que posteriormente evolucionaría a la técnica de composición de fugas barrocas: claramente podemos ver un hilo conductor de la tradición pero que se adapta y se complejiza (o simplifica, según la perspectiva) según la época de pensamiento. Más aun, ya desde el período clásico había cierto interés por las expresiones populares (como las danzas) convertidas en piezas pianísticas destinadas a venderse a amateurs con poca técnica. Sin embargo, podíamos observar en el periodo romántico de la primera mitad del siglo XIX que ciertos compositores lograban alguna peculiaridad sonora debido a la inyección de matices folclóricos en sus obras, y explotando este recurso en la segunda mitad del siglo en los nacionalismos post-románticos (un ejemplo medio sería el imaginario italiano de las góndolas venecianas descritas por Mendelssohn en sus Lieder ohne Worte). Así, podemos llegar hacia corrientes musicales folclóricas que a su vez son altamente académicas, como Bartók y Orff, y que son cruzamientos de elementos con fines expresivos. Con este pequeño recuento histórico pretendo dar a entender que las tradiciones se originan a partir de otras tradiciones, y los cambios que se inmiscuyen en estas tradiciones pertenecen a cierto orden expresivo e intelectual. De esta manera estamos presente ante la adquisición y reordenación de elementos comunes y presentes que van a constituir una nueva música. La fusión de elementos como un nuevo paradigma de constitución de nuevas músicas.

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