CRISIS DE LAS EMPRESAS

“CRISIS DE LAS EMPRESAS Y PROBLEMAS DE LAS PYMES”

México es un diamante en bruto, con tremendo potencial pero escasos recursos políticos y económicos para desarrollarse. Los especialistas internacionales en materia económica nos catalogan como un país en “vías de desarrollo”, una afirmación debatible puesto que, nuestro primer problema es que no tenemos claro ni siquiera a dónde queremos llegar. Por un lado, los gobiernos adoptan medidas de primer mundo cuando aún hay millones de mexicanos sobreviviendo en extrema pobreza y, por el otro, la globalización y la hipercompetitividad no favorecen las ya de por sí complicadas condiciones en que hemos estado enclaustrados desde hace muchas décadas.

Las Pymes, que representan más del 99% del total de las empresas que hay en el país y generan el 52% del producto interno bruto, son la columna vertebral de nuestra economía. Además de su gran capacidad para generar empleos y de la versatilidad con que pueden evolucionar o transformarse según las necesidades del mercado, son ellas las que permiten que el dinero fluya. Sin embargo y, a pesar de su gran impacto, padecen grandes dificultades que les impiden crecer, multiplicarse y traspasar fronteras.

No hace falta hojear un libro de historia para saber que la corrupción ha sido uno de nuestros más grandes enemigos. Parece increíble, pero se estima que este factor le cuesta al país el 10% del producto interno bruto (aproximadamente 1.5 billones de pesos), y lo peor es que la problemática parece no tener solución pese a los múltiples intentos legales, burocráticos y éticos por erradicarla.

El segundo gran dilema parte del mal manejo de nuestro sistema económico, que parece consentir a las corporaciones más grandes y blindar al sector público. Además del dinero que se pierde por la corrupción de nuestros líderes, un gran porcentaje del dinero que se recauda mediante impuestos es dispersado en actividades que pretenden favorecer al pueblo y, al final, sólo lo oprimen más.

Otro gran obstáculo radica en la falta de incentivos económicos por parte del gobierno a las Pymes, que rara vez consiguen un préstamo y, si lo hacen, tienen que pagar tasas de interés muy elevadas y en condiciones de pago muy poco flexibles. Por simplificar la ecuación, podría decirse que sin dinero no puede haber inversión, y la inversión es uno de los estimulantes más necesarios para la generación de empleo.

Así como estos, son muchos los engranajes que deben ser reemplazados para que la máquina funcione. El comercio informal, la escasez de recursos tecnológicos indispensables en el mundo moderno, la falta de planeación en los sistemas y modelos empresariales, las complejas reformas estructurales a las que nos han sometido sin estar preparados e incluso la pésima calidad de la educación contribuyen de manera directa en el estancamiento de nuestro modelo

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