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Cadena de Restaurantes “Yellowstone”


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2021  •  Trabajos  •  2.305 Palabras (10 Páginas)  •  319 Visitas

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 Cadena de Restaurantes “Yellowstone

¿Quién podrá resistirse ante un pequeño oso regordete y sonriente? No parece que haya muchos que puedan hacerlo en Barcelona, Sevilla y Zaragoza. El pequeño y simpático oso es la mascota de una cadena de restaurantes de mucho éxito llamada Yellowstone. Hay 15 restaurantes Yellowstone en España 12 en Madrid y uno en cada una de las ciudades mencionadas antes. En Yellowstone, “al cliente se le recibe bien, se le sirve bien, se le da bien de comer y es seguro que volverá”.

La historia de Yellowstone comienza en 1980 con un joven estudiante de Administración de Empresas que está de vacaciones en la ciudad de Monterey. Durante sus largas caminatas por la ciudad observa un restaurante “de moda” muy animado llamado Yogui en el que servían unas deliciosas hamburguesas de cordero en un marco simpático y animado. El estudiante de Administración, Nicolás Burdiso, regresa a Madrid donde dos años más tarde y con la ayuda de su padre, funda un restaurante nuevo en la Calle Carrera De San Jerónimo llamado Yellowstone. La principal cualidad del restaurante era la calidad de sus hamburguesas y del servicio, Burdiso siempre se preocupó por la atención personalizada para el cliente, pensaba que lo más importante no eran los beneficios económicos, sino los mensajes publicitarios de satisfacción que sus clientes se encargarían de multiplicar por toda España.

Pero a pesar de contar con un excelente equipo empresarial, un excelente producto y un inmejorable servicio, las utilidades se hacían esperar, hasta el punto en que el padre de Nicolás propuso vender o cerrar el restaurante. ¡Hijo estamos a tiempo para salir de este nefasto negocio, al comienzo me deje entusiasmar con tus ideas, pero ahora veo que España es una realidad diferente a la que observaste en Monterey este era el pensamiento de don Andrés Burdiso, quien se arrepentía de haber patrocinado a su hijo en esta aventura descabellada.

Por su parte Nicolás se preguntaba... ¿En qué estaré fallando?, y después de valorar su negocio, diagnosticó que todo estaba perfecto, pero las hamburguesas no eran el plato más apropiado para el cliente Madrileño de 1980. Así que, después de un poco de exploración padre e hijo se encontraron con una fórmula alternativa, la de un menú de variedades de carne a la parrilla, la cual resulto ser más exitosa que la de aquel restaurante de Monterey.

Con el entusiasmo y liderazgo natural de su dueño el restaurante de Yellowstone progreso y se montan 11 restaurantes más por toda Madrid y tres más en Barcelona, Sevilla y Zaragoza respectivamente, declara una facturación de 50 millones de pesetas al año. En 1985 los ingresos habían alcanzado los 450 millones de pesetas españolas. Este crecimiento exponencial, sin embargo, empezaba a crear algunos problemas a la empresa, los recursos de gestión eran escasos y los grandes incrementos de personal habían llevado a una pérdida de enfoque de grupo, se habían incorporado gerentes a los nuevos restaurantes que tenían diferentes perspectivas y métodos para administrar y dirigir, además de la escaza capacidad de motivación que poseían para influir sobre los empleados.

Los empleados por su parte, hacían solo lo que les correspondía, o solo lo que creían que estaba bien, la imagen del restaurante había empezado a decaer y después de haber logrado una buena posición en el mercado, Yellowstone reflejaba un panorama preocupante para el equipo directivo.

La cultura del restaurante siempre habían estado orientada hacia el servicio de alta calidad personalizada, el éxito se debía al servicio que daban a la gente. Entre 1982 y 1985 habían pasado de 30 a 250 empleados, lo cual reflejaba un crecimiento exitoso. Ese éxito se vio opacado con la disminución de utilidades por la pérdida de enfoque de la dirección de los nuevos restaurantes y, por la baja capacitación y motivación de los empleados.

En comienzo la contratación de personal era tarea fácil para la empresa, pero a medida que iba creciendo con una nueva sede, se dificultaba más esta labor, por la política de contratar sólo a personas de Madrid, con el fin de apoyar el desarrollo de la ciudad, al comienzo esta política dio buenos resultados, porque el restaurante era admirado por todos los madrileños, no solo por la calidad de sus productos y servicios, sino por la labor social que hacían con la gente de allí.

Los empleados se empezaban a quejar por tener que dejar sus hogares para radicarse en las nuevas ciudades donde debían trabajar, o los que se desplazaban a diario presentaban la misma queja por la dificultad y el sobre costo por el desplazamiento diario, la motivación para muchos de ellos estaba en caída y el papel de los gerentes de los nuevos restaurantes era limitado en esta materia, los empleados trabajaban desmotivados y pensaban que debían hacer sólo lo necesario.

La falta de relaciones públicas del equipo directivo dificultaba contratar proveedores apropiados y que ofrecieran confiabilidad y cumplimiento, lo cual, ocasionaba retardos en la llegada de los pedidos de materias primas para los restaurantes, el área de producción soportaba grandes apuros por esta situación, las quejas de los clientes eran cada vez más severas, algunos gerentes de estos restaurantes optaban por hacer despidos de personal argumentando que la razón de la crisis era la ineficiencia de éstos.

El área financiera siempre había trabajado en equipo con el área comercial y de marketing, las estrategias de promoción y publicidad siempre marcaron la pauta y el éxito de la empresa, pero en los últimos tiempos la ampliación a otras ciudades había causado distanciamiento y dificultad de comunicación entre estas áreas, por lo tanto, los recursos para la publicidad y promoción eran cada vez más escasos, el área financiera culpaba a la de marketing por la escasa labor en publicidad y mercadeo, y esta área a su vez, culpaba a la de finanzas por la dificultad de acceder a los recursos para dicho fin.

Los restaurantes se caracterizaron siempre por la imagen, con una decoración especial, con litografías en las paredes y grandes alfombras adornando el suelo, espejos, plantas (100 por cada restaurante), ladrillo y piedra natural, y su emblemática mascota el Oso Yogui, siempre con una enorme sonrisa en su rostro para contagiar a la gente de alegría y buena energía. Su estilo era único en esta gran metrópolis donde estaba más de moda lo clásico y refinado, de esta forma habían miles de negocios por toda España, mientras que el ambiente campestre y colorido, era más característico de Yellowstone.

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