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EPISTEMOLOGIA DE LA ADMINISTRACIÓN

raultch2 de Diciembre de 2013

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INTRODUCCIÓN

¿Qué es la administración? ¿De dónde proviene? ¿Cuál es su origen y cómo ha evolucionado hasta nuestros días? ¿Qué fases o elementos la integran? ¿Cuál es su importancia?

Tantas preguntas que resolver que sólo un análisis profundo, sistemático, epistemológico-filosófico, podría dar luz sobre ello, y por lo mismo, es necesario basarse no sólo en las experiencias actuales, sino “soportarse en los hombros de los gigantes” como bien dijera Einstein, a fin de encontrar fundamentación, perspectiva y prospectiva al respecto.

Como punto de partida, cierto es que para Richard Daft (2008), el concepto de administración lo define como la consecución de metas organizacionales en forma adecuada y eficaz, planeando, organizando, dirigiendo y controlando los recursos. Por su parte, Thomas S. Bateman (2008) considera a la administración como el “proceso de trabajar con las personas y con los recursos para lograr las metas de la organización”, mientras que para Gareth Jones (2009) propone la definición de la administración como la “planeación, organización, dirección y control de los recursos, ya sean humanos o de otro tipo, a fin de que la organización pueda alcanzar sus metas de manera eficiente y eficaz”.

Pareciera que estos tres autores contemporáneos coinciden en que la administración tiene por fin la consecución de las metas de la organización, la necesidad de trabajar adecuadamente con los diferentes tipos de recursos y de manera parcial, se delinea a la administración como un proceso el cual está integrado por la planeación, organización, dirección y control.

Lo cierto es que al tomar alguna postura de lo que es o debiera ser la administración, se debe partir del supuesto inicial comentado en este trabajo, es decir, del análisis histórico, epistemológico, filosófico y conceptual que dé luz sobre la forma como deba interpretársele, entendiendo en ello las implicaciones que esto conlleve al instrumentar la propuesta, para bien del individuo, de la sociedad, de nuestro País y de todo el mundo.

1.- TEORIAS DE LA ADMINISTRACIÓN BASADAS EN FILÓSOFOS CLASICOS

1.1 ANTECEDENTES HISTÓRICOS

La administración como tal, se remonta al año 3000 a.C., con las primeras organizaciones gubernamentales creadas por los sumerios y los egipcios. (Daft R. 2006).

Posteriormente, en la antigüedad clásica y Edad Media, se comienzan a vislumbrarse algunos de los elementos que fueron sumándose e interrelacionándose con el concepto de la administración, como sucedió con lo correspondiente al liderazgo, mismo que tuviera ya su primer sustento teórico con Platón en su obra titulada “La República” y con Aristóteles, en su Política. En dichos escritos se analiza con profundidad la relación entre el poder y los súbditos, pero sin cuestionar el origen del mismo, pues para ellos esto era sagrado, es decir, provenía de los dioses, y éstos eran los que revestían o no de liderazgo y autoridad al elegido, por lo que poco o nada podía hacer una persona para adquirirlo y formarlo si lo tenía. La concepción, en este sentido, era más bien de un don divino (Francisco Sánchez-Fuentes, 2003).

En aquel entonces y basado en esas concepciones, la administración era simplemente impuesta, no discutida y dependía exclusivamente del criterio y visión de la persona que gobernaba.

Esta visión continuó por la Grecia clásica, la Roma imperial y bizantina, así como en las distintas naciones europeas y del Medio Oriente, durante toda la Edad Media, que curiosamente prevaleció tanto en las civilizaciones cristianas y musulmanas como en aquellas monarquías precolombinas de Centro y Sudamérica, al igual que el imperio chino y japonés, teniendo presente como dato al margen, que entre ellas, no necesariamente existió comunicación en aquel entonces.

Fue en el Renacimiento, con Nicolás Maquiavelo (1469 – 1527) en su obra de El Príncipe, que tras reflexionar sobre la conducta de los tiranos italianos de su época, propone “la búsqueda implacable de la prosperidad y la ruina directa de sus enemigos). En esta obra, él sugiere de prescindir de todo escrúpulo moral, pues para llegar y mantener el poder, así como para defender el status, era necesario luchar y eliminar a los contrapoderes sin importar los caminos, por ello, su obra sostiene que “el fin justifica los medios”.

A pesar de esta concepción parcial, pragmática y basada en la conveniencia y el fin inmediato, este tipo de gobierno fue el que prevaleció hasta el Siglo XVII, aunque despertó de manera natural la oposición de un grupo de teorizadores.

En 1576, el francés Bodín, en su República, define la monarquía absoluta y autoritaria, como detentora de todos los poderes proponiéndola como la mejor forma de gobierno. Fueron los Siglos XVI y XVII los siglos de consolidación de este tipo de administración y de liderazgo.

En 1689, la consciencia europea entró en crisis, y es en este año cuando Inglaterra logra derribar la monarquía absoluta y establecer la hegemonía del Parlamento en el país. Junto con su parlamentarismo y el empirismo de Locke y la física newtoniana, Inglaterra exporta al continente ideologías diversas al buen orden de las consciencias como lo fueron el deísmo o religión natural, la moral del placer se ostenta como contraria a toda doctrina tradicional basada en la moral del último fin. Es el momento cuando Europa se abre la puerta al pensamiento ilustrado.

Lo anterior respondía al hecho de que la sociedad quería ser más feliz, limpia, mejor educada. Y esta ansia de felicidad y bienestar coincide con la superación de la crisis económica, la expansión agraria e industrial, lo mismo que la necesidad del hombre por sentirse cada vez más seguro y feliz en su morada terrestre.

En este momento de euforia y prosperidad, un economista inglés, Adam Smith (1723 – 1790), en su obra La Riqueza de las Naciones, propone al mundo que se adopten los principios de una economía liberal. Según él, el intervencionismo del Estado es una forma bárbara que no atiende los principios naturales de la ley de la oferta y la demanda. Por lo tanto, el Estado debe alejarse de la vida económica y favorecer la libertad absoluta de todos los que en ella participen. (Carmona Y., 2010)

Para este entonces, los campesinos, burgueses y obreros expresan su deseo por ocupar un puesto en la sociedad y en el gobierno, por lo que unen sus esfuerzos para terminar con el régimen feudal. Este fue el S. XVIII, siglo en donde tiene lugar la Revolución Francesa.

Durante este momento, Montesquieu (1689 – 1755), en sus “Cartas Persas” así como en su obra “El Espíritu de las Leyes” defiende la división de poderes en el Estado (ejecutivo, legislativo, judicial) como forma política adecuada, frente a la práctica de la monarquía absoluta, en la que el rey gobernaba sin parlamento con todo el poder concentrado en sus manos, por ser considerado de orden divino.

Con el Iluminismo (Siglo XVIII), Thomas Hobbes primero, John Locke y J. Jacques Rousseu, situaron el origen del poder en la delegación del liderazgo y autoridad que el pueblo hace en su gobernante, lo que se tradujo en el hecho de que el gobierno dejaba de tener un orden divino.

1.2 TEORÍA CLÁSICA DE LA ADMINISTRACIÓN.

Fue precisamente a finales del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX, cuando comienzan a nacer las propuestas de la Teoría Clásica de la administración.

Para aquel entonces, las personas que dirigían los diversos tipos de organizaciones (políticas, educativas y económicas), estaban procurando mejores caminos para satisfacer las necesidades de los clientes. Ya sea inducida o de manera paralela, muchos de los más grandes avances en cuestiones económicas, técnicas y culturales tuvieron lugar en esa época, lo cual impulsó aún más la nuevas formas de producir y por lo mismo, de administrarse.

La introducción de la máquina de vapor y el desarrollo de equipo más sofisticado e industrializado, cambiaron en definitiva la forma como se producía. Las pequeñas tiendas artesanales manejadas por hábiles artesanos comenzaron a ser remplazados por fábricas de producción a gran escala, con herramientas y técnicas específicas para tal fin (Gareth J., 2009). El resultado fue un brinco espectacular entre lo que antes se producía con respecto a lo que en ese momento se estaba instrumentando como algo novedoso. Las utilidades se incrementaron y se comenzó a estandarizar incluso los productos que se fabricaban. No obstante, las personas que dirigían dichas fábricas normalmente eran supervisores técnicos o ingenieros que en aquel entonces no estaban preparados para manejar los problemas sociales que ocurren cuando existe la interacción humana dentro del trabajo. El velar exclusivamente por la eficiencia trajo consecuencias inmediatas que requerían atención en el corto plazo.

En esta etapa de la historia de la evolución del pensamiento de la administración surge la TEORÍA DE LA ADMINISTRACIÓN CIENTÍFICA,la que se identificó por el mejoramiento de la productividad, en los deficientes sistemas de administración y una fuerza laboral intensificada. Frederick Winslow Taylor (1856 – 1915) se le reconoce como uno de los precursores, y fue él precisamente quien comenzó insistiendo que la administración debía cambiar, dependiendo para ello del estudio científico (motivo del nombre de esta Teoría). Según Taylor, “las decisiones basadas en las reglas prácticas y en las tradiciones debían ser sustituidas por procedimientos rigurosos diseñados tras un estudio minucioso de situaciones individuales”. Su filosofía se pueden

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