El Caso Del Selenio

Administración de Relaciones con Stakeholders

S I T U A C I O N D E N E G O C O C I O

Juan Maleno pensaba: –1,400 horas hombre perdidas, 17 ingenieros mirando qué voy a

decidir y el comité directivo en Lima este viernes esperándome para la ceremonia anual

de reconocimiento de empleados HIPO (High Potential)´. ¿Porqué me tienen que pasar a

Todo había comenzado 9 meses antes, cuando Sabine McWrite, gerente general en Perú

había traído a la empresa un grupo de graduados MBA de la universidad de Purdue para

que realicen su pasantía durante el verano americano (Junio-Setiembre). De 12 jóvenes

gringos, a Juan Maleno le habían asignado a Jurgen Schmidt, el hijo del CEO de Equity

Corporations, la empresa encargada de racionalizar el trabajo de APPORD, la empresa

con la cual las minas de selenio, subproducto de refino del cobre, de Equity Corporations

(EC) trabajaba en todo el mundo.

El equipo de MBAs de USA generó curiosas reacciones en el eficiente plantel del EC

Perú. Contrariamente a la reacción negativa que McWrite esperaba, la recepción fue

cálida y con muchas ganas y receptividad a ideas frescas por el equipo peruano. Y por

supuesto, los partidos de fulbito se encargaron de consolidar la autoestima local –los

gringos no pasaban de ser muy empeñosos en los partidos– y las cosas marcharon sobre

ruedas. La empresa pasó por un período de adopción de innovaciones como nunca y los

gringos eran unos paisanos más. Juan Maleno, uno de lo tres gerentes seniors que aún

no llegaba a los 40 años, estaba voceado como HIPO, para entrar al grupo internacional

de los 77, selecto grupo que podía escoger el área y país donde trabajar. Sin embargo,

a Juan Maleno nadie le informó que estaba trabajando con el primogénito del CEO, es

más, se enteró por casualidad cuando, leyendo la memoria anual de Equity Corporations

Group, en el acápite de la semblanza personal del CEO vio con sorpresa que Jurgen

aparecía, sonriente, al lado de su guapísima madre y de su enérgico padre. Lo sintió

como una jugada desleal, tanto de McWrite, su gerente general, y hasta del mismo

Jurgen (de pronto se arrepintió de haber sido tan francote con él). Igualmente, estaba

decepcionado de sus compañeros, que no le habían hecho conocer este parentesco tan

importante de modo oportuno.

Hasta aquel entonces, Jurgen –chico noble, muy inteligente y sencillo­ – que se había

comprometido mucho con el trabajo y con el equipo, planteó algunas innovaciones

respecto a la secuencia en los procesos químicos y optimizó las hojas de cálculo SPSS

con las que, analizando 17 variables del tipo de cobre a trabajar, podían pronosticar

la cantidad de selenio a obtener y en cuántas ´pasadas´ por el proceso de alquimia.

El ahorro proyectado para el año llegaba porcentualmente a los dos dígitos, una gran

promesa para los resultados del ejercicio. Fue entonces que Juan Maleno le confió el

liderazgo del proyecto de integración de nuevos procesos de fisión para la obtención

de isótopos. Como Ingeniero Químico de la UNI, Juan Maleno se apasionaba con estos

tema y, sabedor del parentesco de alto nivel de Jurgen con el CEO de la corporación

a nivel mundial, decidió darle una oportunidad de lucirse en este proyecto, que podría

servir de modelo mundial y hacerse extensivo a las minas chilenas y sudafricanas de

la corporación. En la presentación del proyecto, el Steering Comitee de Innovaciones

había mostrado complacencia con dos decisiones: aprobar el proyecto y aprobar el

liderazgo de Jurgen -y de paso el liderazgo trascendente y gran desprendimiento de Juan

Maleno-. De eso hacía 4 meses.

Juan Maleno y Jurgen revisaron el plan de trabajo armado por el segundo, analizaron

los recursos requeridos, evaluaron los tiempos necesarios y pergeñaron las primeras

cifras de beneficios que se lograrían. Los resultados eran tan cuantiosos y el proceso

parecía tan, pero tan seguro, que en conjunto decidieron registrar el caso en el Concurso

Mundial de Innovaciones

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