El gran reto del siglo XXI: La transformación luego de la crisis financiera

El gran reto del siglo XXI: La transformación luego de la crisis financiera

        En pleno 2019 es imposible imaginar que una persona orientada al conocimiento de los acontecimientos macroeconómicos se encuentre desvinculada de lo sucedido durante la crisis económica suscitada en el 2008 y los estragos que hasta la actualidad enfrentamos; sobre todo en el sector financiero, que se ha visto en la necesidad de reestructurar sus organizaciones con el fin de hacer frente a las nuevas regulaciones existentes en su entorno; pero ¿cuál es el impacto real de ésta reestructuración sobre la economía del País?, y sobre todo ¿qué puede hacer el estado a través del Banco Central de Reserva para regular dicho mercado?; si bien es cierto, dicha crisis inicio con una expansión exagerada del sector inmobiliario acompañado de un exceso de liquidez en el sector financiero que llevo a que los principales bancos colocaran muchos de sus productos, pero ello no tendría nada de malo si es que las instituciones financieras hubieran pasado por un estricto control y análisis los riesgos de recupero de cada producto vendido; este punto es, actualmente, un serio tema de discusión ya que la colocación de créditos es uno de los grandes activos con lo que cuentan los bancos sin embargo es uno de los principales problemas de liquidez y rentabilidad si es que no son bien orientados, analizados, evaluados y estructurados en el corto y largo plazo.  

Partamos entonces de la premisa que no siempre el que vende más es el que más gana y ésta es la realidad a la que se tuvieron que enfrentar los Bancos durante la crisis financiera, trayendo consigo la toma de conciencia por parte de las entidades financieras y sus dirigentes que comenzaron a ver el crecimiento responsable y sostenible como una herramienta para el incremento de su rentabilidad y con ella la posibilidad de permanecer dentro de este mercado tan competitivo en el cual desarrollan sus actividades.  Por lo tanto, el presente ensayo planteará que si bien el grado de fluidez de efectivo y las tasas de interés incrementan la competitividad de las instituciones financieras, éstas necesitan ser reguladas mediante el encaje y la tasa de interés de referencia para mantener las metas de inflación y evitar un desbalance dentro de la economía.  En este sentido, y con la finalidad de tener una visión de la problemática a tratar, se desarrollará, en primer lugar, una breve descripción del impacto macroeconómico de la crisis financiera del 2008; para finalmente detallar aquellas medidas utilizados por el Banco Central de Reserva para regular este problema, así como la influencia sobre la reestructuración de las entidades bancarias con el fin de incrementar su rentabilidad.

        Así, pues, pese a que la crisis se inició en EEUU ante la intensión del estado de que todos sus miembros cumplan con el sueño de la casa propia facilitándoles, mediante el sector privado, préstamos hipotecarios a aquellas personas de bajos recursos y que no contaban con los medios para cumplir con los pagos establecidos (Gestión, 2013) generando en un corto plazo una burbuja inmobiliaria que estalló cuando las familias endeudadas optaron por devolver sus casa a los Bancos antes que seguir pagando; ésta situación se expandió rápidamente a sus principales socios económicos y estos a su vez a los suyos trayendo consigo una crisis a nivel mundial con consecuencias catastróficas como restricción generalizada de la liquidez, paralización en las líneas de crédito en el corto plazo y corporativos, incremento del tipo de cambio, incremento del encaje, recesión y desaceleración de las economías (Rojas, 2017); Ante ésta realidad es que los Bancos Centrales de Reserva a nivel global optaron, en primer lugar, por incrementar el encaje en moneda nacional y extranjera con la finalidad de quitar liquidez a la economía, así como incrementar la tasa de interés de referencia haciendo que se contraiga la demanda de préstamos ya que con tasa de interés alta ya no resultaba ni fácil ni atractivo la consecución de préstamos originando con ello que el ahorro aumente y la economía se contraiga; en segundo lugar, inyectó liquidez a la economía para que ésta se dinamice una vez sinceradas las cifras y en tercer lugar, pero no por ello el menos importante, disminuir el encaje y la tasa de interés de referencia para incrementar la liquidez y atraer inversiones siendo ésta la política que se ha sostenido hasta la actualidad manteniendo una economía estable y dentro de la meta de inflación proyectada (Banco Central de Reserva del Perú).

        Si analizamos lo anteriormente expuesto nos daremos cuenta que a lo largo de los últimos 10 años la economía ha logrado estabilizarse y, aunque los países económicamente desarrollados han sido los más afectados por esta crisis y aún se encuentran en camino hacia el crecimiento, existen otras economías que pudieron enfrentar de mejor manera la crisis mediante las tres etapas propuestas como plan de acción antes señaladas; es así que actualmente el Banco Central de Reserva, que de ahora en adelante denominaremos  BCR ésta, de manera escalonada, disminuyendo tanto la tasa de interés así como el encaje de los bancos con la finalidad de inyectar la economía y propiciar su reactivación; ésta es una realidad favorable para las instituciones bancarias, sobre todo de aquellas con mercados o sedes internacionales que se vieron más golpeadas por la crisis suscitada, ya que tendrán la liquidez necesaria, en el corto plazo, para el desarrollo de sus actividades convirtiéndose en “motores” de la economía; sin embargo, con la experiencia del pasado y las facilidades del presente se deben proyectar al largo plazo empleando de manera correcta el puntaje FICO (Fair Isaac Corporation) como método estadístico que nos brinda, de manera cuantitativa, el análisis del contratante respecto a la capacidad que poseen de pagar sus deudas a tiempo; dicho en otras palabras, analizando la capacidad de pago de sus clientes así como la capacidad de endeudamiento de los mismos; es así, que muchas organizaciones actualmente hacen una evaluación constante de sus clientes y restringen sus accesos al crédito según su historial; por ejemplo, hay instituciones bancarias que inicialmente otorgan tarjetas de crédito con facilidad para disponer de un efectivo preferente, sin embargo, y después de analizar su historial crediticio, pueden restringirle la posibilidad de disponer de dinero quedando sus tarjetas para uso exclusivo en compras; es ante ésta realidad que el puntaje FICO mide el historial de pago, la deuda total, antigüedad, tipos de créditos usados y el número de consultas crediticias dando como resultado rangos de solvencia entre 300 (poca solvencia) y 850 (alta solvencia).

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