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Ensayo Reforma Tributaria


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2012  •  1.443 Palabras (6 Páginas)  •  1.250 Visitas

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Introducción

El pasado 26 de Abril del año 2012, el presidente vigente Sebastián Piñera presentó una reforma tributaria que buscaba reducir la desigualdad y al mismo tiempo inyectar nuevo capital al sistema educacional del país. Dicha propuesta fue aceptada en el congreso y promulgada en Septiembre del mismo año. El proyecto incluía el alza de impuestos a las empresas (de un 17% a un 20%), la disminución de impuestos a la personas (de entre un 10% y un 15% dependiendo del ingreso económico bruto), y la reducción al tributo de timbres y estampillas, que corresponde al impuesto que se aplica a las operaciones que involucren crédito de dinero, a un 0,2% anual. La reforma también plantea créditos contra los impuestos complementarios y de segunda categoría por gastos en educación con un tope de $100.000, es decir, reducir dichos impuestos en el caso de que parte del ingreso de la persona esté destinado a educación; bonos a taxistas y colectiveros para mitigar el impacto de las alzas del combustible y un aumento del impuesto al tabaco.

Sin embargo, a partir de estas proposiciones del gobierno nace una inquietud latente, y que es la principal motivación de este ensayo: ¿Qué impacto puede tener realmente la actual reforma tributaria en las distintas clases sociales de nuestro país?

A través del estudio de los distintos tributos y cómo afectan a cada una de las distintas clases sociales en Chile, y en base a la desigualdad en la distribución de la riqueza como principal problemática nacional, discerniremos entre si la reforma tributaria representa un impacto favorable, negativo o no significativo a la sociedad, tomando en cuenta la opinión de distintos economistas y estudios.

Desarrollo

El sistema tributario de nuestro país se estructura en base a tres tipos de impuestos principales: el Impuesto de Valor Agregado (IVA), el Impuesto a la Renta y el Impuesto Global Complementario. El primero corresponde al impuesto que se le otorga a cualquier producto que es vendido en territorio nacional; representa el 19% del precio original de éste. El Impuesto a la Renta es aquel que se cobra un valor de sus utilidades a empresas e individuos y se divide en dos categorías: Primera, que corresponde a las empresas y actualmente cobra 20% de las ganancias de ésta, y Segunda, que es relativa a las personas y cobra entre 0% y 40% del sueldo bruto de un trabajador dependiendo de su ingreso (una persona cuyo ingreso es menor a $535.000 no paga impuestos, mientras que a una que gana sobre $5.800.000 le corresponde pagar el 40% de su sueldo en impuestos); este tipo de impuesto es mensual. El Impuesto Global Complementario, por su parte, cobra entre el 0% y el 40% de todos los ingresos que obtiene una persona anualmente.

Las clases sociales, por su parte, corresponden a grupos de individuos que comparten ciertas características socioeconómicas. En Chile se diferencian cinco, que diferenciaremos por ingreso líquido: ABC1, C2, C3, D y E. El grupo ABC1 que corresponde al 10% de la población chilena varía su ingreso a partir de $1.800.000; este grupo corresponde a la clase alta. Los grupos C2 y C3, ambos corresponden a la clase media, con un ingreso de $670.000 a $1.800.000 y un promedio de $540.000 respectivamente. El grupo D posee un ingreso de $245.000 y $480.000 y junto al grupo E conforman la clase baja nacional, éste último grupo con un ingreso de hasta

$120.000.

En Chile aproximadamente sólo 18% de la población paga impuestos a la renta, mientras que el 82% restante no lo hace al no poseer un ingreso bruto mayor a $532.000. La diferencia de porcentajes puede explicarse a través del índice de distribución de la riqueza GINI, que en una escala de 0 a 1, mide la desigualdad de un país considerando el ingreso por familia, siendo 0 la menor concentración del ingreso (todos ganan lo mismo) y 1 la mayor (una familia posee toda la riqueza). En nuestro país, este índice corresponde a 0,54, posicionándose como uno de los países más desiguales del mundo. En referencia a ésto, el impacto de la disminución del impuesto a la renta de segunda categoría en la clase baja y parte de la clase media (C3) es nulo, al tratarse de un segmento de la sociedad al que no le corresponde pagar este tributo. Por otro lado, para la clase media (C2) habría un impacto no del todo significativo, al tomar en cuenta que una persona que gana $600.000 mensuales obtendrá una rebaja de sólo $5.826; en cambio, un sector de la clase alta si se verá ampliamente favorecida, considerando que una persona que tiene un ingreso de $5.000.000 recibirá una rebaja tributaria de hasta $1.122.714. En este mismo contexto, el crédito tributario para el Impuesto Global Complementario que se le otorgaría a quienes destinen parte de su ingreso en educación para sus hijos si están matriculados en un colegio particular subvencionado, beneficiaría a un sector muy reducido de la población, perteneciente al grupo C2. Dicho crédito sería efectivo para personas cuyo ingreso no sea mayor a 66 UF ($1.490.000 aproximadamente). Nuevamente se excluye a la población que no paga impuestos, y que por lo demás es la más vulnerable económicamente. Si bien esta propuesta en especial beneficiaria a la clase media, no contribuiría en absoluto a disminuir la brecha de desigualdad, al tratarse de una medida que no tendría relación con la distribución de a riqueza, según el economista Andrés Zahler.

El alza a los impuestos a la renta de primera categoría y la reducción del impuesto de timbres y estampillas apuntan a las grandes empresas y pymes, y no afectan directamente a las personas ni a la manera en que la riqueza se distribuye en nuestro país, sin embargo, existen distintas formas en que la clase alta puede eludir impuestos legalmente a través de las empresas y que la reforma tributaria no contempla. Los impuestos a la renta que deben pagar las empresas pueden ser usados como crédito a los impuestos que deben pagar sus dueños como personas naturales, así como también existe el Fondo de Utilidades Tributables (FUT), una entidad que permite diferir el pago de impuestos de una persona mientras no retire sus utilidades del fondo. Este sistema permite que el impuesto de aquellas utilidades se pague solamente cuando se retiran, declarando las que permanecen en el fondo como reinversión.

El IVA es otro aspecto que no se ve contemplado en la actual reforma tributaria y que no favorece a la equidad. Según un estudio realizado en 1998 por los economistas Eduardo Engel, Alexander Galetovic y Claudio Raddatz el 30% más pobre de la población destina más del 11% de sus ingresos para pagar el IVA, para el 10% más rico éste pago representa sólo el 6,3% de su ingreso. Ésto es porque la población más pobre del país destina sus ingresos casi totalitariamente en la compra de alimentos y objetos de primera necesidad, mientras que el sector más rico tiene la posibilidad de ahorrar parte de su ingreso, aún así existe una tremenda incongruencia: “En Chile no existe el impuesto al lujo (…) El IVA es igualitario y todos pagamos igual por todo. Entonces, el que se compró un Mercedez Benz último modelo paga el mismo 19% que el kilo de pan”, dice Hernán Calderón, presidente de la Conadecus.

Conclusión

Si bien ciertas medidas de la reforma tributaria actual apuntan a beneficiar a la clase media, como los créditos tributarios y la disminución del impuesto de segunda categoría, no hay un impacto tangible ante ninguna de las medidas para la clase baja; y aunque al promulgarse la reforma por el Senado, se buscó no favorecer tributariamente a la clase alta, aún existe un segmento con un ingreso económico bruto de hasta $5.000.000 que sí se ve beneficiado.

Según el economista Gonzalo Durán, para poder incidir en la problemáticas nacionales, una reforma tributaria necesariamente deberá referirse a la diferenciación o reducción del Impuesto Global Complementario y a la eliminación de entidades que permitan eludir impuestos, como el FUT.

Para que el impacto que genere una reforma tributaria sea positivo para todos los sectores de la población, se debe apuntar a disminuir la desigualdad y a reducir la brecha que existe en nuestro país a la hora de distribuir la riqueza. El gobierno, a través de una reforma tributaria debería velar por fomentar la equidad.

Bajo este mismo concepto, la actual reforma tributaria no tiene un impacto significativo en la sociedad en general, puesto que no contribuye a generar igualdad nacional; si bien sí existen pequeños grupos beneficiados.

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