Estado de la cuestión acerca de la cultura “Fast Food” y su influencia en las culturas locales (1940- 2008)
Amurg91Documentos de Investigación15 de Enero de 2021
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Estado de la cuestión acerca de la cultura “Fast Food” y su influencia en las culturas locales (1940- 2008)[a]
La comida forma parte de la cultura de una nación y su dieta puede revelar más que su literatura o su arte (Schlosser, 2002).[b] Por tal motivo, cuando alguien elige qué va a comer lo hace influenciado no solo por cuestiones económicas o religiosas sino también por preferencias éticas, filosóficas, históricas, estéticas e incluso medioambientales; analizar estas particularidades nos ayudaría a comprender las transformaciones sociales envueltas en la alimentación contemporánea (Ferreira de Almeida, 2003). Sobre lo mencionado se puede decir que:
En la actualidad, la reconfiguración y resignificación de las formas tradicionales de alimentación no solo pasan por el proceso de producción de comidas, sino también por su adaptación a ciertas formas globalizadas de consumo y sociabilidad características de la vida urbana, así como a ciertas las fórmulas que se suele llamar de ‘comida rápida’ (Ferreira de Almeida, 2003, p.3).
Como lo indica Ferreira de Almeida, podemos reconocer la influencia de la globalización en la vida cotidiana de las personas de tal modo que este fenómeno puede crear alternaciones en las “culturas receptoras”, una de ellas es la expansión de la “fórmula” del “fast food”. Esta tiene gran influencia en nuestra sociedad actual donde “más rápido es mejor”. Las consecuencias de la comida rápida son un hecho ineludible, sin importar si uno es consumidor frecuente o si nunca ha probado un bocado en su vida. Una compañía que sirve de ejemplo para hablar del predominio de la cultura de la comida rápida es McDonald’s; los arcos dorados de la “M”, que forma parte del símbolo de McDonald’s, son más conocidos que la cruz cristiana (Schlosser, 2002).
Es por esta razón que esta investigación tiene como objetivo estudiar la influencia de la cultura “Fast Food” en las culturas locales,[c] para así, poder entender si la cultura propia de una nación puede modificarse y qué consecuencias podrían ocasionarse en esta fusión. La investigación abarcará desde el inicio de la compañía Mcdonald´s (1940) hasta el año 2008 con el fin de comprender el fenómeno desde el comienzo de su compañía más representativa y, posteriormente, hasta un periodo contemporáneo. En tal sentido, se aludirá constantemente al término McDonaldnificación que no alude especialmente a McDonald’s sino que sirve para explicar “el proceso en el cual las principales cadenas de fast food dominan más y más cada sector social de los Estados Unidos y, de la misma manera, el mundo” (Ritzer, 2008, p. 1)
Con esta investigación se pretende analizar si es que la cultura propia de un país puede verse alterada gracias al consumo masivo de la comida rápida[d]. Respecto a esta pregunta, justamente los autores consultados son parte de una discusión que tiende a apostar por la influencia, masiva y poderosa del crecimiento de la comida rápida en la cultura propia de un país. Generalmente, este crecimiento del fast food genera una superposición de culturas donde la cultura dominante (cultura de masas-fast food) está por encima de las culturas locales o populares. Siendo así, costumbres de tipo artesanal pueden verse afectadas en pro de la industralización y la estandarización de productos lo que mella la individuación de cada cultura local. Como puede suponerse, estos efectos tienen aparentemente una carga tan solo negativa sin embargo para muchos la industralización de un país es sinónimo de progreso aún cuando se sacrifique con ello rasgos peculiares y formas particulares de producción. Los autores que nos ayudarán a abordar la pregunta de investigación son los expertos en este tema George Yúdice[1], Eric Shlosser[2], George Ritzer[3], Conrad Phillip Kottak[4] y Maria Cãndida Ferreira De Almeida[5].[e]
Las consecuencias del consumo masivo de comida rápida en la cultura propia de un país, según Yúdice, son las siguientes:[f] 1. la hibridación[6] cultural latinoamericana, producto de la transnacionalización; 2. la subordinación de la “cultura popular” por parte de la “cultura de masas” (fast food); 3. la dependencia cultural y 4. el capitalismo de consumo[7] que genera federalismo regional.
Yúdice, de la mano de Brunner,[8] respecto a la de hibridación, dice que lo nacional-popular conserva la vieja finalidad de brindar a la cultura una base unificadora. Así, cuando esta comienza desterritorializarse haciéndose más compleja, transformándose y asumiendo heterogeneidades en la sociedad, se industrializa y masifica: pierde su centro y se organiza según la pluralidad de la modernidad. Cuando esto ocurre, la aspiración unificadora se transforma en algo simplemente retórico. Sin embargo, esto no quiere decir que la cultura receptora desaparezca; sino, que se transforma. Según nuestro autor, la hibridación es causada también por los mercados de consumo y la difusión e internacionalización de la industria cultural. En este contexto se hace patente el segundo punto que mencionábamos líneas atrás, a saber, la subordinación de la “cultura popular” por parte de la “cultura de masas”, la que a su vez es producto de la globalización y transnacionalización. Podemos ver, entonces, que estas últimas son las que definen lo que es cultural o no. Así, por ejemplo, en Latinoamérica, la expresión “cultura popular” alude a las prácticas culturales de las colectividades subordinadas y no a la “cultura de masas”, como sucede en Estados Unidos. Esto significa que la cultura popular, en sus difusiones latinoamericanas, se considera necesariamente auténtica e intacta frente a las industrias culturales. Es por esta razón que la cultura receptora se va a ver obligada a adquirir elementos de la cultura de masas, debido a que ésta es predominante a nivel internacional y es la llamada a decidir quién lo que es o no cultural. Esta subordinación ocasionará un reordenamiento de su consumo y producción al avance capitalista. Como dice nuestro autor: “McDonald’s, Sony y otras megaempresas transnacionales son responsables de la destrucción de las culturas locales y del desgaste de las identidades y soberanías nacionales.” (Yúdice, 2002, p. 109)
La dependencia cultural, nuestra tercera consecuencia, está íntimamente relacionada con el punto que acabamos de explicar, la subordinación. En tal sentido, el fast food pertenece a la cultura del centro, la que, según la idea de la dependencia cultural, establece no solo los valores, sino los gustos e intereses de clases de la “periferia” o “tercer mundo” (Yúdice, 2002). Ya hemos visto que ciertos fenómenos, como la hibridación, pueden causar heterogeneidades, lo que a su vez genera multiculturalidad en cada país. En la actualidad, el multiculturalismo está en contacto con el capitalismo de consumo (Yúdice, 2002). Este capitalismo de consumo ocasiona división de ideas: los que están deacuerdo y se sienten identificados con este; y quienes están en contra y tienen esperanzas de un movimiento social independiente del Estado que elimine este tipo de capitalismo. Este último grupo está a favor de la “explosión de las bases”, según esta tesis:
(…) las estrategias de supervivencia de los grupos de subordinados (…) no deberían publicitarse como soluciones a la ausencia de sociedad civil, pues esta es precisamente la manera como las elites buscan absolver al Estado de sus responsabilidades (Yúdice, 2002, p. 206).
Entonces se puede decir que los grupos en contra del capitalismo de consumo consideran que la conservación de los grupos subordinados (cultura popular) no debe mostrarse como una solución a la carencia de una sociedad con una identidad no alterada por la burguesía. Estos grupos ocasionan el federalismo regional, que es una manifestación de de la autonomía, basado en institucionalizar un pluralismo político; es la división y repartición de los poderes del estado. En este se reconoce las particularidades de cada región. Así, podemos ver que:
La globalización ha transformado el ámbito tradicional sentimental-educativo de la formación de la ciudadanía. Los patrimonios nacionales, el folklore y las altas artes están perdiendo espectadores y usuarios, o bien su se ha modificado. El consumo habrá de repensarse (…) en relación con las industrias de la cultura. (Yúdice, 2002, p. 200).
Entonces, podemos ver que la globalización y la cultura de masas ha cambiado las tradiciones y costumbres de la cultura; el consumo se ha vuelto una característica de la cultura actual. Cadenas como McDonald’s o Starbucks (las más representativas de la industria) se han vuelto el símbolo de la cultura actual. El sándwich tradicional se transformó en Big Mac y el café pasado de la tarde en Frapuccino. Comos sabemos, la comida rápida desde sus inicios ha ido expandiéndose, primero en un ámbito local y posteriormente, a un nivel global. Ahora se sirve en restaurantes, cines, estadios, universidades, aviones, cruceros, estadios, grandes almacenes e incluso cafeterías de hospitales (Schlosser, 2002). Para comprender mejor esta idea, continuaremos el análisis de nuestra pregunta de investigación desde la perspectiva de Eric Schlosser.[g]
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