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Importancia Del Ser Humano En El Sector Turistico


Enviado por   •  17 de Abril de 2014  •  2.463 Palabras (10 Páginas)  •  430 Visitas

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Muchas son las definiciones que se plantean en relación con este concepto con mayor o menor amplitud en su acepción. Así, generalmente el capital humano se identifica con la educación formal, aunque también se introducen en ocasiones aspectos relacionados con la educación no reglada, la experiencia laboral e incluso con las condiciones de salud de los individuos.

El término capital humano designa la cantidad de conocimientos útiles y valiosos acumulados por los individuos en el proceso de educación y formación. Incluye la capacidad y el talento innatos, así como la educación y las cualificaciones adquiridas, y suele estar fuertemente condicionado por el entorno familiar.

Así, en este concepto podemos diferenciar el capital humano innato y el capital humano adquirido, el primero estaría formado por las aptitudes físicas e intelectuales de los individuos y el segundo por la educación formal e informal. Laroche et al. (1999) plantean que la educación informal se adquiere a través de variedad de aspectos como son contactos personales, organizaciones sociales, experiencia laboral (aprender haciendo) y el propio autoaprendizaje.

Asimismo, de la Fuente et al. (2004) distinguen tres componentes del capital humano: competencias generales, relacionadas con el alfabetismo lingüístico y cuantitativo y, más generalmente, con la habilidad para procesar información y utilizarla en la resolución de problemas y en el aprendizaje. Competencias específicas que son aquellas relacionadas con la operación de tecnologías o procesos productivos determinados. Y el conocimiento técnico y científico que implica el dominio de distintos cuerpos de conocimiento organizado y de técnicas analíticas relevantes para la producción o para el avance del conocimiento tecnológico.

Así, como señala este autor existen buenas razones para pensar que el capital humano es un determinante importante de la productividad, tanto en el ámbito individual como agregado. Máxime en un contexto cambiante y de continua incorporación de nuevas tecnologías de la información y la comunicación a los procesos productivos y a los servicios.

3.1.1 CAPITAL HUMANO Y COMPETITIVIDAD EN TURISMO

La necesidad creciente de adaptación a los nuevos paradigmas del escenario turístico mundial hace imprescindible considerar el capital humano como uno de los factores clave para el desarrollo de estrategias competitivas.

Así, analizamos los cambios que se han venido produciendo en las actividades económicas turísticas y qué nuevos elementos confieren al sector la posibilidad de diferenciarse y competir en este nuevo contexto.

3.1.1.1La transformación del modelo turístico

El inicio del crecimiento de la actividad turística se desarrolló sobre la base de un modelo turístico Fordiano o de masas, desarrollado en los años 50 y 60, que atendía básicamente a una demanda de producto de sol y playa, que el sector proveía con paquetes turísticos a precios reducidos, obtenidos a través de la estandarización y las economías de escala.

Poon (1993) establece en cinco categorías de cambio en el paradigma del «nuevo turismo»: Nuevos consumidores, nuevas tecnologías, nuevas formas de producción, nuevos estilos de gestión y nuevas condiciones del entorno.

Morgan (1998) describe la crisis turística de los noventa como la consecuencia de factores tales como la madurez del producto de sol y playa, un cambio generacional que aportaba mayor experiencia viajera y nivel cultural, la crisis económica mundial, la falta de renovación de infraestructuras, la nueva conciencia medioambiental opuesta a la masificación y la presencia de un turismo de bajo nivel como consecuencia de las reducciones en precios.

Knowles y Curtis (1999) analizan el post-estancamiento de los destinos de turismo de masas señalando el efecto negativo que se produce como consecuencia de un excesivo crecimiento turístico caracterizado por el deterioro del entorno medioambiental, la dependencia de los touroperadores de los países emisores y políticas de mercado basadas excesivamente en precios. Además, estos autores señalan que la viabilidad de los mercados de sol y playa no es sostenible a largo plazo por las nuevas tendencias del mercado turístico como son la preferencia creciente por destinos lejanos más exóticos y cada vez más asequibles, una demanda cada vez más sofisticada, más exigente con la calidad y consumidores que solicitan vacaciones a medida y más flexibles. Asimismo, los cambios legislativos como la liberalización del sector aéreo ha posibilitado el descenso de los precios de las vacaciones independientes4.

Buhalis (2000a) destaca la contradicción que supone las estrategias de los mercados turísticos de bajo precio. Los precios muy ajustados tienen como objetivo la captación de un elevado número de turistas que aunque supongan un bajo margen de beneficio por turista garantizarían una rentabilidad. Ahora bien, el incremento de turistas en un destino sólo se consigue garantizando un mínimo nivel de calidad en los servicios turísticos, sin embargo ese aumento en el número de turistas supone un posible deterioro del destino lo que forzaría a nuevas reducciones de precios produciéndose por tanto, un círculo vicioso.

Como señalan Aguiló y Alegre (2004) de forma general existe un consenso de que el mercado turístico está cada vez más segmentado en grupos de consumidores con intereses y necesidades diferenciadas, aumentando la demanda de formas más activas e individualizadas de turismo. Unido a esto, la tendencia al aumento del número de viajes realizados en el año junto con la minoración de tiempo de estancia, así como el deseo de nuevas experiencias5.

Nos enfrentamos pues, a una demanda heterogénea, con segmentos de mercado cada vez más diversos y una mayor exigencia de atención personalizada y calidad en el servicio recibido. También se han producido cambios en los estilos de vida y valores, de tal modo que podemos afirmar que los consumidores turistas son cada vez más experimentados, con niveles de renta suficientes para adquirir un producto turístico cada vez más asequible y dirigido a segmentos de demanda diferenciados, que ya no es considerado únicamente como un bien de lujo. Asimismo también se ha producido un aumento de su flexibilidad vacacional y tiempo de ocio disponible con un incremento del fraccionamiento de las vacaciones.

Por su parte, la tecnología ha experimentado un cambio de rol, desde sistemas de reservas internos al servicio de las cadenas hoteleras, compañías aéreas y touroperadores, que se utilizaban de forma aislada al servicio de productos estandarizados, hasta los nuevos avances de software y hardware al servicio de la producción y distribución turística,

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