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Jorge Vergara 2


Enviado por   •  16 de Marzo de 2014  •  1.608 Palabras (7 Páginas)  •  409 Visitas

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Hace poco, México entero se sorprendió con la noticia de que un empresario de Guadalajara había comprado la mayoría de las acciones del Club Chivas, prometiendo convertirlo en el mejor equipo de México y el mundo.

El nombre de este empresario empezó entonces a dar la vuelta al mundo: Jorge Vergara, quien ha hecho una inmensa fortuna fabricando bebidas alimenticias en Guadalajara, bajo la marca Omnilife.

Un hombre que sin duda hace honor al dicho de que Jalisco nunca pierde, porque él es un auténtico ganador. Los cuarenta millones de dólares, unos

15 mil millones de colones que Vergara invirtió en el club, son apenas el inicio de una gran empresa, que pretende hacer del equipo el punto de partida para un verdadero emporio deportivo.

Jorge Vergara Madrigal no se parece a ningún otro de los empresarios importantes de México. Ni a los buenos ni a los malos; simplemente entra en otra categoría por la naturaleza de su negocio y las características de su trayectoria. No ha construido empresas famosas y los productos que fabrica y vende no pueden encontrarse en las tiendas; no cotiza en bolsa y prácticamente está ausente de las secciones de negocios y las columnas financieras de la prensa especializada. Hasta hace muy poco tiempo era un perfecto desconocido entre la élite de la iniciativa privada. Y sin embargo, luego de Carlos Slim, es el empresario mexicano más mencionado en los medios de comunicación en los últimos años, particularmente en el extranjero. Y aunque por su facturación de mil,200 millones de dólares anuales Omnilife se ubica apenas en el lugar 118 entre en la lista de las primeras 500 empresas, su dueño es actualmente uno de los hombres con mayor liquidez en el país, gracias a los enormes márgenes de utilidad con los que opera.

La chequera veloz de Jorge Vergara no está sujeta a un consejo de administración, a las restricciones de una calificadora de bolsa o la exigencia de alguna consulta familiar. Eso le ha permitido gastarse 30 millones de dólares en planos de arquitectos famosos de un centro cultural que no se construye, 160 millones de dólares en equipos de fútbol o 50 millones en el avión privado más caro de América Latina.

No está mal para alguien que hace 17 años pedía prestado a un amigo para pagar un boleto de avión, y 20 años antes de eso surtía carnitas a distintos puestos.

Hoy Vergara encabeza un corporativo con presencia en 19 países, a través de cuatro millones de vendedores de productos para el cuerpo y el alma, quienes lo reverencian con sentimientos normalmente reservados a un líder espiritual o a un ídolo del rock. Ha convertido a Las Chivas en una máquina de hacer dinero y en una plataforma que igual le permite enmendarle la plana a Hugo Sánchez por el manejo de la selección nacional, que encarar a Televisa y a los americanistas con desplegados en prensa para anunciar una presunta goliza. Un empresario que ha salido a comprar equipos de futbol a Europa y a ganar concursos de cine como productor en Cannes. Una mezcla de Donald Trump, y predicador mesiánico. Pero, probablemente, el único empresario mexicano que está decidido a hablar mandarín con fluidez (y con él sus hijos y colaboradores) como parte de la estrategia para conquistar el mercado chino y triplicar sus ventas en cinco años.

El vertiginoso encumbramiento de Jorge Vergara es una de las historias más peculiares en los anales del empresariado. Su imperio no es producto del espaldarazo de un presidente, ni requirió contratos oscuros que le permitieran ordeñar al erario; su dinero no procede del lavado de dinero, como algunos de los ricos tradicionales de Guadalajara llegaron a decir en algún momento; tampoco es resultado de un golpe de suerte bursátil. Nada le ha llegado a Vergara de manera gratuita. Su fortuna es producto de su portentosa habilidad para vender, su temeridad y una vocación natural para enzarzarse en todo tipo de litigios para salirse con la suya. Además, claro, de 30 años de ensayo y error y no pocos fracasos.

Vergara se encontró con Alfonso Cuarón en 1999. Su pasión por las películas lo había llevado a buscar directores de cine para sus películas corporativas. Cuarón, sin embargo, estaba más interesado en filmar Y tu mamá también, y le dio el libreto a Vergara. Él lo leyó y propuso que ellos empezarán la producción en seguida y así se creó Producciones Anhelo.

Anhelo seguiría coproduciendo películas como El espinazo del Diablo al lado de las productoras Tequila Gang (de Guillermo del Toro) y El Deseo (de Pedro Almodóvar). Anhelo también produjo Crónicas, de Sebastián Cordero. Jorge Vergara siempre les garantizó libertad creativa a sus directores y la mejor calidad posible en la producción.

En 2002, la revista estadounidense de espectáculos Variety lo nombró uno de sus «diez productores

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