La historia del cheque

La Historia del Cheque

Introducción

La Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito de nuestro país define a los títulos de crédito como los documentos necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se consigna. Existen varios tipos como las acciones, los pagarés, letra de cambio, bono de prenda y los cheques.

Puede que hoy en día el cheque no sea tan usado como lo fue anteriormente, pero su invención significo toda una revolución en el comercio y el estado de derecho. El cheque es definido por la Real Academia Española como “Mandato escrito de pago, para cobrar una cantidad determinada de los fondos que quien lo expide tiene disponibles en un banco” En el mismo apartado, la RAE distingue varios tipos de cheque como al portador, cruzado, de retención, de viajero, en blanco y el nominativo.

La Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito explica en el artículo 175 que el “Cheque solo puede ser expedido a cargo de una institución de crédito. El documento que en forma de cheque se libre a cargo de otras personas, no producirá efectos de título de crédito. El cheque solo puede ser expedido por quien, teniendo fondos disponibles en una institución de crédito, sea autorizado por ésta para librar cheques a su cargo.” La ley es clara acerca del contenido que debe de tener un cheque como:

• Mencionar en el documento de que se trata de un cheque
• El lugar y la fecha en que se expide
• La orden incondicional de pagar una suma determinada de dinero
• El nombre del librado (entidad financiera)
• El lugar de pago (no es un requisito esencial)
• La firma del librador (deudor)

Un cheque que le falte alguno de estos elementos se le considera irregular. Existen varios tipos de irregularidades como:

• Cheque en blanco: No tiene la suma, dejando que el beneficiario escriba la cantidad que desee. No es común y lo vemos más que nada en películas.
• Cheque en descubierto: No tiene fondos, por lo que representa un engaño para el beneficiario. En este caso, el tenedor puede recurrir a dos formas de tomar acciones contra el librador: por la vía civil, reclamando los intereses y solicitando la indemnización de los daños y perjuicios causados. Y por la vía penal, como estada como consecuencia del engaño producido.

El cheque contiene varias características que lo distinguen de otros títulos de crédito como (Calvo & Puente, 1997; Herrero-Palomo, 2001):

• El cheque puede ser nominativo, a la orden y al portador
• El cheque es un medio de pago
• El cheque no está sujeto a ningún impuesto
• La persona que libra el cheque es quien realiza el pago
• El cheque siempre es librado contra un banco
• El cheque siempre es pagadero a la vista
• El cheque puede ser librado al portador
• La prescripción de las acciones cambiarias del cheque es de seis meses.

El cheque fue desarrollado desde la antigüedad y al día de hoy se encuentra cada vez menos en uso, debido a la proliferación de las transferencias bancarias y la banca en línea. Pero resulta bastante interesante analizar el contexto histórico del surgimiento del cheque y la historia que tiene hasta la actualidad.

El cheque en la antigüedad

Existen evidencias del uso de documentos parecidos a los cheques en la antigua Grecia, a través de los textos de Isócrates, donde relataba las operaciones mercantiles de su tiempo. Registros parecidos se encontraron en el imperio romano con Cicerón. Depende del autor, hay quienes marcan el inicio del cheque en distintos países como Inglaterra, Italia y Países Bajos. Pero muchos ubican el origen del cheque junto al de los títulos de crédito como la letra de cambio en los bancos italianos. A finales de la Edad Media y principios del Renacimiento (alrededor de año 1400) el comercio floreció en Europa, pero los mercaderes corrían peligro al transportar bolsas de oro y joyas preciosas por los peligrosos caminos de la época. Durante esa época, en las entradas de las ferias se colocaban los cambistas, cuya función era cambiar monedas de otros lugares por la aceptada en la feria. Estos cambistas se convirtieron con el tiempo en banqueros. Se les llamó así por estar sentados en pequeños banquitos de madera.  Por lo tanto, a los primeros banqueros se les ocurrió otorgar documentos a los mercaderes que representaba el oro que resguardaban en sus bancos. Esto se logró ya que tenían una guardia personal que los protegía de los ladrones. Los primeros en comenzar con estas prácticas fueron los Medicis y los Pittis en Florencia, banqueros en Venecia, Pisa y Génova. El primer banco moderno fue fundado en esta última ciudad en 1406 (Cervantes-Ahumada, 1980; Gadea-Soler, 2008).

        A finales del siglo XVI en Amsterdam, los comerciantes usaban las letras de cajero, también llamadas kassiersbreifje para intercambiar por bienes y servicios. Estos papeles eran antepasados de los actuales cheques y permitían emitir órdenes de pago a favor de terceros y a cargo de los banqueros que resguardaban el dinero. En 1577 Sir Thomas Gresham, banqueros de la Reina Isabel, viajó a Holanda para estudiar esta forma de pago y fue quien la introdujo a Inglaterra (De Pina Vara, 1991; Gadea-Soler, 2008).

        Una vez implementado en Inglaterra, el cheque comienza su desarrollo a finales del siglo XVIII. Al ser una superpotencia mundial y con un imperio que cubría una cuarta parte de la población mundial y una quinta parte de las tierras emergidas, no es de sorprenderse que el cheque se propagara por todo el globo. Los precursores del cheque actual en Inglaterra fueron los Cash-notes, títulos al portador que contenían un mandato de pago del cliente sobre su banquero. El más antiguo de estos Cash-notes se remonta a 1683 (Gadea-Soler, 2008).

Teorías del Cheque

Teoría de la cesión de crédito: Esta teoría fue propuesta por Michaud Bellaire en 1864 y por el Ministro francés Magne en 1874. Definen al cheque como una cesión de crédito: el librador cede al tenedor (quien posee el cheque) aquella parte de sus derechos contra el librado que corresponde a la cantidad indicada en el cheque; estos derechos cedidos encierran un crédito. No se trata de la cantidad material de dinero, sino de la posición del librador, parcialmente cedida. Esto significa que la emisión de un cheque afecta a la celebración del mismo contrato de cuenta corriente bancaria. El banco tiene la obligación de pagar, no por haberse creado frente a él la nueva relación, sino por la relación que tiene con el verdadero acreedor (quien otorga el cheque) que es el verdadero cliente a quien conoce, quien hace el contrato con el banco usando su cuenta de depósito y quien tiene el permiso de otorgar cheques. Sin embargo, ninguna ley ha concedido esta posición al tenedor del cheque, y si ni la ley ni la intención del acreedor se la conceden, carece de base la teoría de cesión de crédito (Vázquez-Méndez, 2000)

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