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MARCO TEORICO


Enviado por   •  3 de Agosto de 2014  •  2.793 Palabras (12 Páginas)  •  359 Visitas

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La niñez, adolescencia y el joven adulto son etapas claramente diferenciadas pero con importantes similitudes ya que son de crecimiento y desarrollo tanto físico como psicológico. Aquí es fundamental una correcta educación nutricional.

Aun siendo que los niños dependen todavía de sus papas para alimentarse, ya pueden ir tomando algunas decisiones sobre lo que quieren, gustan y no gustan. Los jóvenes ya tienen plena decisión sobre su alimentación.

El ejercicio físico, las preferencias y aversiones a ciertos alimentos, la educación nutricional recibida en la escuela y la casa, la moda, el entorno (consumo de alcohol, por ejemplo), el afán por ser independiente y la rebeldía propia de la edad influyen en la alimentación en estas etapas y deben considerarse para determinar las necesidades de energía y macronutrimentos tales como hidratos de carbono, proteínas y grasas así como micronutrimentos (vitaminas y minerales).

Pensando en todo esto, los objetivos de la alimentación serán: cubrir las necesidades nutricionales que permitan el crecimiento y desarrollo de todas sus habilidades y capacidades. Evitar desequilibrios, carencias y excesos para prevenir las posibles consecuencias (enfermedades, obesidad, entre otras) e iniciar, a través de la dieta, la prevención de posibles patologías crónicas del adulto relacionadas con la alimentación. Es importante mencionar que en esta época de la vida es cuando los niños adquieren hábitos, entre ellos la alimentación, y serán con los que se rijan en resto de su vida.

La alimentación debe ser equilibrada pero que se adapte a las necesidades y situaciones del niño. Se recomienda que el aporte sea de 25 a 30% de grasas, 10 a 15% de proteína y el 55 a 60% debe provenir de hidratos de carbono.

Hay ciertas recomendaciones de energía (en kilocalorías) que pueden aplicarse a la población, pero para casos especiales será necesario hacer un estudio y plan individualizado.

Las proteínas intervienen en el crecimiento y desarrollo de tejidos. No debe ser únicamente de origen animal, aunque son las más aceptadas por los niños. La leche, la carne, el pescado y el huevo son fuentes de proteína de alto valor biológico o nutritivo. Se deben incluir también proteínas de origen vegetal (leguminosas).

La leche es uno de los alimentos más completos. Es rico en calcio (que interviene en el desarrollo de los huesos) por lo que su consumo debe ser diario, así como el de sus derivados (queso y yogurt). El pescado contiene proteínas de buena calidad y se recomienda su consumo 2-3 veces por semana. No suele ser bien aceptado por los niños por lo que muchas veces se presenta en platillos fritos o empanizados muy altos en calorías y grasa. Es mejor ir acostumbrando al niño poco a poco al sabor hasta que lo acepte normalmente. La carne provee vitaminas del grupo B y sales minerales (fósforo y hierro) y su contenido de grasa varía dependiendo la especie y el corte.

Es importante procurar que las carnes que se elijan no contengan gran cantidad de grasa y no se preparen fritas. Se puede combinar la carne con verduras y así aprovechar a que el niño las consuma. Las carnes frías deben moderarse ya que suelen tener sal, grasa y menos proteína. El huevo es buen alimento pero tampoco debe exagerarse su consumo ya que aporta importantes cantidades de grasa, por lo que dos o tres por semana serán suficientes para aprovechar el aporte de vitaminas A, D, E y hierro. Las leguminosas (frijol, haba, lenteja, garbanzo) aportan proteína de origen vegetal y deben combinarse con cereales (pan, pasta, arroz, tortilla, papa).para mejorar su aporte nutricional.

Existe la creencia de que las leguminosas engordan, por eso muchas veces son rechazadas pero no es así, aportan pocas calorías en una ración y muchos nutrientes indispensables.

Los hidratos de carbono son la principal fuente de energía. El pan, cereales de caja, azúcar y pastas suelen gustarle a los niños pero no se debe exagerar su consumo ya que si el niño no realiza actividad física, la rápida energía que los cereales aportan no será aprovechada por el organismo y se acumulará en forma de grasa corporal teniendo como consecuencia un aumento de peso y después obesidad.

Las grasas o lípidos ayudan a funciones básicas del organismo y en su desarrollo, es importante que se consuman pero no en forma saturada (manteca, mantequilla, productos que los pudieran contener) sino en otras formas como las que están en los aceites vegetales (siempre en frío, no calientes) aguacate, nueces, almendras y demás oleaginosas.

Las frutas y verduras aportan vitaminas, minerales y fibra por lo que se recomienda consumir 5 raciones mínimo al día. Los jugos naturales (no los comerciales) son una buena opción. Es recomendable no colarlos para mantener su aporte de fibra. Los cítricos aportan vitamina C por lo que deben incluirse en la dieta.

Finalmente, es recomendable realizar 5 comidas al día: desayuno, colación o luch, comida, colación y cena. En el desayuno el niño debe ingerir con calma sus alimentos, por lo que debe ser despertado con suficiente tiempo para ello. Puede desayunar un vaso de leche o yogurt, una fruta y algún pan o cereal. No se recomienda el consumo de pan dulce ni galletas. A media mañana se debe comer un sándwich, hot dog o equivalente. Se deben evitar dulces optando por fruta y/o verduras. No se aconseja el consumo de refrescos ni jugos industrializados, es mejor optar por agua de sabor endulzada con poca azúcar o sustitutos sin calorías. La hora de la comida debe realizarse en un ambiente cordial y tranquilo. Se debe comer despacio. Debe estar integrada por verduras ya sea en sopa, puré o ensalada, carne, pollo o pescado con arroz pasta o tortilla de maíz y de postre una fruta o gelatina. Es decir, un menú que incluya todos los grupos de alimentos. A media tarde se puede comer una fruta o jugo y por la noche algún cereal, tortilla, pan o pasta con proteína y grasa de origen vegetal (una quesadilla con aguacate por ejemplo).

Es importante establecer un horario de comida y respetarlo evitando comer entre comidas, así se mejorarán los procesos de digestión. No deben consumir azúcares en exceso ni grasas y hay que vigilar el consumo de sal. Es importante también respetar los gustos de cada quien siempre buscando como padres orientar hacia lo que es mejor, pero con cariño y respeto. Recordar que una dieta variada es la clave de una buena alimentación.

En los niños el uso de suplementos y vitaminas no se recomienda, generalmente sus necesidades están cubiertas con los alimentos que consumen. En procesos de enfermedad, será tarea del médico evaluar si se necesitan.

En el caso de niños o jóvenes con sobrepeso, estos kilos extra deberán perderse con la ayuda y orientación

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