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Mercado Laboral


Enviado por   •  20 de Octubre de 2013  •  3.319 Palabras (14 Páginas)  •  345 Visitas

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Mercado laboral

Se denomina mercado de trabajo o mercado laboral al mercado en donde confluyen la demanda y la oferta de trabajo. El mercado de trabajo tiene particularidades que lo diferencian de otro tipo de mercados (financiero, inmobiliario, etc.) ya que se relaciona con la libertad de los trabajadores y la necesidad de garantizar la misma. En ese sentido, el mercado de trabajo suele estar influido y regulado por el Estado a través del derecho laboral y por una modalidad especial de contratos, los convenios colectivos de trabajo.

Equilibrio del mercado con pleno empleo

El equilibrio del mercado

Habrá una situación de equilibrio entre la oferta y la demanda cuando, a los precios de mercado, todos los consumidores puedan adquirir las cantidades que deseen y los oferentes consigan vender todas las existencias.

El precio y la cantidad de producto que se intercambiará realmente en el mercado queda determinado automáticamente como consecuencia de la forma de las curvas de oferta y demanda del producto. Si el precio es muy alto, los productores estarán ofreciendo mucho más producto del que demandan los consumidores por lo que se encontrarán con excedentes, cantidades que no pueden vender, por lo que reducirán sus producciones y bajarán los precios. Por el contrario, si el precio resulta ser demasiado bajo, las cantidades demandadas serán mayores que las ofrecidas por lo que se producirá escasez. Algunos consumidores estarán dispuestos a pagar más dinero por ese bien. El precio y la cantidad producida aumentarán. Veamos esos fenómenos en el ejemplo del mercado de trigo.

Si el precio fuese de 8 mil pesetas el quintal, los agricultores producirían 9 millones de quintales, los consumidores sólo demandarían 2 millones por lo que se acumularían unos excedentes de 7 (9 menos 2) millones de quintales. Sin duda ninguna el precio tenderá a bajar y en la temporada siguiente se habrá cultivado mucho menos trigo. En el caso opuesto, cuando el precio es de 2 mil pesetas el quintal, se habrían producido 5 millones de quintales mientras que la cantidad demandada es mucho mayor, 10 millones. Se produciría escasez, tendencia a subir los precios y a que los agricultores aumentasen su producción. En el caso de que el precio fuese de 3 mil pesetas, las cantidades ofrecidas y demandadas serían idénticas, tanto los productores como los consumidores estarían satisfechos y no habría ninguna razón para cambiar las cantidades producidas ni el precio. La figura muestra cómo el punto de equilibrio, E, se produce donde se cortan las curvas de oferta y demanda, es decir, en el punto en que se igualan precios y cantidades.

Pleno empleo

El pleno empleo es la situación en la cual todos los ciudadanos en edad laboral productiva, población activa, y que desean hacerlo, tienen trabajo. En otras palabras, es aquella situación en la que la demanda de trabajo es igual a la oferta, al nivel dado de los salarios reales.

El pleno empleo era una condición necesaria para un verdadero equilibrio económico. El pleno empleo garantizaría un aprovechamiento eficiente de los recursos humanos, productivos y de inversión; alejaría la posibilidad de nuevas crisis del sistema capitalista, ofrecería una vacuna frente al malestar social que acaba desembocando en males mayores como ocurrió con la segunda guerra mundial.

Desequilibrio del mercado de trabajo

Subempleo

Situación de una economía en la que parte de la fuerza de trabajo permanece inactiva o poco utilizada, debido a la insuficiencia de capital o la falta de capacidad empresarial. Situaciones de este tipo son inevitables en determinadas fases del ciclo económico y se presentan, sobre todo, en los países subdesarrollados en los sectores agrícola y de servicios.

Tipos de desempleo

Los cuatro principales tipos de desempleo son el desempleo friccional, el desempleo estructural, el desempleo estacional y el desempleo cíclico. El desempleo cíclico es el tipo de desempleo que causa el desempleo generalizado en una población. Desempleo estacional y de fricción son las formas menos frecuentes de desempleo que son ya sea voluntaria o cambian dependiendo de qué tipo de año es. El desempleo estructural tiene que ver con la oferta y la demanda del número de personas capacitadas para llevar a cabo un trabajo en particular.

Desempleo friccional

Encontrar trabajo requiere tiempo, y a veces la razón de que una persona esté sin trabajo es porque está a la espera de encontrar un trabajo que funcione o porque se toma el tiempo para decidir entre ofertas de trabajo. Además, se necesita tiempo para que los empleadores entrevisten a posibles candidatos y decidan qué persona quieren contratar. El desempleo friccional se define como el desempleo voluntario, ya que es el resultado del tiempo necesario para que coincida con los solicitantes de empleo para puestos de trabajo. Un ejemplo de desempleo friccional es voluntariamente dejar un trabajo y tomarse un tiempo para encontrar otro.

Desempleo estructural

El desempleo estructural se debe a un desajuste entre las necesidades de los empleadores y las habilidades que una fuerza laboral de un país tiene. Por ejemplo, las escuelas de derecho en los Estados Unidos capacitan a más abogados de los que requiere el país, lo cual puede hacer que sea difícil para un abogado conseguir un trabajo como profesional. Como resultado de ello, un abogado puede ser capaz de conseguir un trabajo en una tienda, pero se niega al trabajo porque no es en el campo de trabajo que estaba entrenado. El desempleo estructural también puede ser causado por problemas geográficos. Por ejemplo, los individuos que están dispuestos a hacer trabajos de construcción podrían vivir en una zona rural, pero los trabajos de construcción sólo están disponibles en las zonas urbanas.

El desempleo estacional

El desempleo estacional es cuando una persona está desempleada porque ciertos tipos de trabajos están disponibles únicamente en ciertas épocas del año. Por ejemplo, un individuo que ara caminos de entrada sólo puede tener un trabajo en el invierno, y un socorrista sólo podría tener trabajo en el verano, cuando hace calor. Otro ejemplo es que la demanda de trabajadores de correos por lo general aumenta durante las fiestas. El desempleo estacional es causado simplemente por una menor demanda de bienes y servicios durante determinadas épocas del año. El desempleo estacional es el tipo más previsible del desempleo, ya que ocurre cada año.

El desempleo cíclico

El desempleo cíclico es el tipo de desempleo que es causado por la recesión económica y es el tipo de desempleo hablado con frecuencia en las noticias. El desempleo cíclico es causado por un crecimiento económico negativo. En otras palabras, el desempleo cíclico es cuando no hay demanda suficiente para abastecer a puestos de trabajo para personas en un país. Este tipo de desempleo puede dar lugar a la generalización del desempleo en un país.

Población ocupada

Personas de 16 o más años que trabajan a cambio de una retribución (salario, beneficio empresarial, entre otros) en dinero o especie.

También son ocupados quienes teniendo trabajo han estado temporalmente ausentes del mismo por enfermedad, vacaciones, entre otros.

Los ocupados se clasifican atendiendo a la situación profesional en no asalariados (empleadores, empresarios sin asalariados y trabajadores independientes, miembros de cooperativas, ayudas familiares) y asalariados (públicos o privados).

Población desempleada

Dícese del total de personas que, perteneciendo a la población económicamente activa, no se encuentran trabajando pero está buscando empleo.

Dentro de la población desempleada se encuentran quienes han perdido su empleo y aquellas personas que buscan trabajo por primera vez, es decir, quienes desean incorporarse al mercado de trabajo.

Población pasiva o inactiva

Aquella parte de la población total que no participa en el proceso productivo.

Está constituida por todas aquellas personas que no están en edad de trabajar, tales como niños, ancianos, jubilados, más aquellas personas que estando en edad de trabajar no intervienen en el proceso productivo tales como estudiantes, enfermos e inválidos, etc.

Empleo y desempleo en Venezuela

La población potencialmente activa, es aquella que cumple el requisito de edad mínima establecida para poder acceder al mercado laboral, en el caso de Venezuela, esta edad es de 15 años. La gran parte de la población que no tiene empleo, es la juvenil, donde de 5.353.358 en edades comprendidas entre 15 y 24 años, 471.986 estaban desempleados y 3.122.673 formaban parte de la inactividad en el país.

Froilán Barrios, del Frente Autónomo para la Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess), declaró para la prensa del país que “el mercado de trabajo es cada vez más difícil y de allí que los jóvenes sean los más afectados”. Esto es algo que a lo largo de la historia, los jóvenes han sido quienes tienen más dificultad para conseguir empleo, aunque la Ley Orgánica de Trabajo (LOT) los ampara; y existe una discusión del proyecto de Reforma de Ley de Régimen Prestacional de empleo, donde se establece que todas las empresas deben aumentar su nómina en 2,5% para empleo juvenil definido.

Venezuela ha tenido cambios demográficos, según los resultados preliminares del XIV Censo Nacional de Población y Vivienda indican que 66,6% de la población venezolana se encuentra en edad de trabajar (entre 15 y 64 años), aumentando desde el año 1990, cuando se encontraba en 58.7%. Además se pueden contar también los inactivos, quienes son los que no tienen disposición de trabajar, como universitarios, bachilleres y amas de casa.

Es preocupante la realidad económica del país producto de su inestabilidad política que ha conllevado al poco interés de inversión extranjera y aun de capitalistas nacionales. Ello se refleja además en el alto índice de desempleo en donde son muchos todavía a los que le es difícil integrase a la fuerza laboral.

Inquieta seriamente el observar en el escenario nacional cómo se manifiesta el desempleo en el país, especialmente cuando en cada esquina nos encontramos con niños, jóvenes mujeres pidiendo ayuda económica, así como en las salidas de los bancos, en las calles.

La preocupación se incrementa cuando encontramos a un gran número de profesionales sin trabajo, muchos con dos hasta tres años sin incorporarse a la fuerza laboral.

En Venezuela en la última década se ha agudizado el problema del desempleo, consecuencia de la caída de la tasa de crecimiento económico, crisis externa y desequilibrio fiscal, entre otros, lo que ha configurado una situación en la cual el crecimiento de la fuerza de trabajo supera el número de empleos, con una remuneración estable para palear la crisis y poder adquisitivo de los ciudadanos, los cuales buscan sustentar económicamente él y sus familiares, vendiendo cualquier tipo de objetos y mercancía en la calle.

El Estado tiene que preocuparse más en la elaboración de programas económicos, de proyectos que favorezcan el desarrollo de nuevas industrias, que garanticen en las ya existentes estabilidad económica, participación en pro del desarrollo de nuevos mercados, conservar los ya ganados, saber aprovechar las riquezas naturales que el país tiene, su agricultura, turismo, por ejemplo.

Venezuela ante esta realidad, demanda que el Estado, se centre más en la utilización productiva del talento humano con que cuenta, haciendo uso de las distintitas capacidades, habilidades, destrezas, experiencias que habita en el territorio nacional.

Tasa de desempleo en Venezuela

La tasa de actividad se incrementa cuando amas de casa, estudiantes e incluso jubilados, comienzan a participar en el mercado de trabajo para satisfacer necesidades que el ingreso familiar no cubre; al mismo tiempo, deberían crearse más ofertas de trabajo y como la tendencia es que esto no ocurra, se genera un aumento en la tasa de desempleo.

La última cifra con respecto a la tasa de actividad según el INE es de 66,9% a principios del 2012 y la del desempleo alcanzó en junio del mismo año la cantidad de 7,4% notándose una disminución considerable en relación a la del mes de mayo que fue de 7,9%. Este porcentaje equivale a poco más de un millón de venezolanos que se encuentran desempleados y si bien, se han tomado medidas para contrarrestar la falta de empleo, puede notarse que el progreso es muy bajo, pues se han llevado más de 10 años en reducir la tasa de un 10,4% a un 7,4%.

Sin embargo, la disminución de la tasa de desempleo no siempre es la directriz, pues en Venezuela destaca la cifra de 19,2% que se alcanzó en el año 2003 convirtiéndose en el record de la última década, como consecuencia de una fuerte crisis que se manifestó en un paro de actividades por poco más de 2 meses, exactamente 63 días.

Una característica interesante que arrojan las estadísticas del INE es que la mayor cantidad desempleados comprenden edades entre los 15 y 30 años, ocupando un 19% de la tasa total, mientras que las demás edades dentro de la población activa se encuentran en un 8%. Por su parte, la cifra más baja la registran los egresados universitarios con un 6%.

Otro dato que llama mucho la atención, es que la mayor tasa de todos los sectores que participan de la economía venezolana es la del sector de construcción que siempre ha presentado un promedio de 17% de desempleados, le sigue el sector manufacturero con un 9%.

En cuanto a división geográfica, el estado que frecuentemente alcanza la cifra más alta de desempleo, es Anzoátegui con un 19%, seguido de Yaracuy con 18% y el distrito Capital con 15%; siendo los únicos estados con cifras de un solo dígito, Delta Amacuro y Mérida con 9% y 6%, respectivamente.

Como puede observarse, en Venezuela, la tasa de empleo es un factor que permanece en la mira constante de los diferentes entes gubernamentales, privados y de la sociedad en general, pues es un problema estructural que afecta a todos, repercutiendo más sobre unos que otros.

Trabas a la creación de empleo en Venezuela

Si las fluctuaciones cíclicas de la economía venezolana contribuyen a deteriorar el salario real familiar e incrementar la tasa de actividad, el rígido marco legal que envuelve las relaciones laborales en Venezuela es el complemento que impide una dinámica más fluida en la creación de nuevos puestos de trabajo. Este país posee una de las legislaciones laborales más rígidas del mundo. Aunque las legislaciones laborales buscan la estabilidad laboral, en América Latina, y en particular en Venezuela, su efecto ha sido lograr todo lo contrario.

La legislación laboral venezolana, crea una serie de distorsiones en el mercado de trabajo, que incluye, irónicamente, incentivos a la discriminación de sectores de la población que la ley trata de proteger. Ejemplos de ello son: el beneficio de la inamovilidad laboral para la mujer durante el embarazo y hasta por un año después del parto, el programa de alimentación de los trabajadores (LPAT) y la Ley Orgánica de Protección al Niño y al Adolescente (LOPNA). El beneficio de inamovilidad incentiva la no-contratación de mujeres en edad de concebir, mientras que la LPAT incentiva la disminución del tamaño de la planta para evitar la obligación de subsidiar.

Las trabas a la creación de empleo también se originan en la complejidad de los procedimientos burocráticos para constituir una empresa en Venezuela y en la reducción del tamaño de los establecimientos de la industria manufacturera.

Solución: flexibilizar la legislación laboral

Para agilizar la creación de empleo hay que flexibilizar la regulación laboral. Por ejemplo, que las cargas impuestas a los empleadores, como los programas de guarderías infantiles o comedores, deberían ser trasladadas a un sistema de seguridad social financiado por el Estado. La regulación laboral venezolana, elaborada para responder a un clima económico de mayor empleo, se centra en demasía en la protección del trabajo que ya existe y poco en crear nuevas oportunidades laborales.

La flexibilización del marco regulatorio no significa, sin embargo, la desregulación. La flexibilización es el conjunto de medidas cuyo objetivo es ajustar las calidades, cantidades y precios del trabajo a las conveniencias del sistema productivo. El propósito es incentivar a los empresarios a la utilización del trabajo, mediante la eliminación de aquellas cualidades del marco regulatorio que se justifican durante períodos de auge económico, pero que resultan muy onerosas durante fases de depresión.

La ley del trabajo no es propiamente un instrumento de generación de empleo, es un elemento que afecta la creación del trabajo. Por esa razón, la flexibilización de la regulación laboral es un primer paso hacia el establecimiento de un clima más favorable para la reducción del desempleo.

Entre las medidas de intervención directa por parte del Estado para generar empleo y las indirectas que actúan por vía de la flexibilización de las normas de contratación y despido, Márquez prefiere la segunda. Él propone la implementación de reformas a las normas de contratación individual para favorecer los contratos de trabajo de carácter temporal y que podrían tomar varias formas. El primero sería el contrato por inicio o lanzamiento de una nueva actividad. Este tipo de contrato tendría una duración máxima de tres años y respondería tanto al lanzamiento de una nueva actividad económica propiamente dicha, como a la ulterior instalación o incremento de las ya existentes. Una segunda modalidad sería el contrato por necesidad de mercado, que es el que busca responder a fluctuaciones imprevistas en la demanda de bienes o servicios y puede ser renovado hasta por un período de cinco años. Otras variantes del empleo temporal buscan dar respuestas a necesidades de la empresa en plazos más cortos, de seis meses a dos años. Finalmente, Márquez propone los contratos por temporada, definidos como aquéllos destinados a suplir las necesidades de la empresa durante ciertos períodos del año, y que son de naturaleza recurrente.

Esta flexibilización de la contratación individual estaría seguida de una segunda etapa en la cual los empleos temporales serían transformados en empleos de tiempo indeterminado. Para ello, Márquez propone la creación de un régimen especial de contratación a tiempo indeterminado, orientado a trabajadores con particular dificultad para insertarse en el mercado laboral.

Esta transformación de empleos temporales a empleos de tiempo indeterminado se lograría mediante el otorgamiento de incentivos a las empresas que acepten los fines de esta política.

Según la propuesta de Márquez, la flexibilización de la regulación laboral en Venezuela debe a su vez modificar el régimen de despido individual, mediante la inclusión de nuevas modalidades que permitan al empleador terminar la relación laboral cuando existan causas justificadas: falta de aptitud, baja productividad, ausentismo o baja en la demanda de bienes o servicios.

Finalmente, el autor propone que se reformen las normas a la contratación colectiva, pues, de acuerdo a la Ley Orgánica del Trabajo, los contratos colectivos no pueden pactarse en términos inferiores a los pactados en convenios precedentes. En un clima económico signado por ciclos de auge y depresión, esta restricción divorcia los beneficios sociales y económicos de los trabajadores del rendimiento de la actividad empresarial.

Un segundo campo de reformas propuestas por Márquez comprende la remuneración del trabajador y la duración de la jornada de trabajo. De manera sucinta, el autor propone la implementación de un sistema de determinación del salario basado en la productividad individual y colectiva y que responda a las presiones competitivas que el mercado ejerce sobre los costos.

En segundo lugar, la anualización de las horas extras, lo que conduciría al pago de horas extras sólo cuando excedan un número de horas trabajadas durante todo el año. Finalmente, Márquez plantea la reorganización del trabajo al permitírsele a las empresas trasladar a los empleados hacia áreas diferentes para las cuales fueron contratados.

Los cambios: necesarios pero costosos

La regulación del mercado de trabajo en Venezuela debe cambiar, así lo demuestran el trabajo de Bermúdez incluido en el informe de la OAEF y el de Márquez en la publicación de Conapri.

Los argumentos presentados demuestran que la inestabilidad de la economía venezolana no promueve la intimidad con marcos regulatorios que dificultan la adaptación de las empresas a este constante ciclo de auge y recesión. Sin embargo, Venezuela se encuentra en un momento en el que este tipo de flexibilización es sumamente difícil de vender. El costo político de la adopción de un programa como éste, tanto para el gobierno de turno, como para un hipotético gobierno de transición, sería inaceptable. El clima de intransigencia que prevalece en la política venezolana –la esfera donde se negociaría un programa de flexibilización de este tipo– pudiera atentar en contra de un proceso de negociación en el cual las concesiones, y más importante, las concesiones del sector laboral, abonarían el terreno para este tipo de iniciativa.

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