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PRECURSORES DE LA CRIMINOLOGÍA


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  Tesis  •  6.341 Palabras (26 Páginas)  •  512 Visitas

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. PRECURSORES DE LA CRIMINOLOGÍA

Numerosos pensadores han señalado postulados criminológicos o propuestas que hoy seguimos retomando. A algunos de ellos nos referimos a continuación.

TOMÁS MORO (Sto. Tomás Moro, Sir Thomas More, 1478-1535). Abogado, político, se enfrentó a Enrique VIII al no aceptar el alza de impuestos y luego oponiéndose a que el rey figurara como cabeza de la Iglesia, por lo cual este lo hizo decapitar. Luego sería santificado.

En 1516 publica su obra La utopía, lugar que no existe. “...país ideal donde todo el mundo es feliz, trabajando en armonía, se divierten, juegan, comparten, viven...”.

Postulado criminológico: “La guerra, la ociosidad, los errores de la educación, influyen en el incremento de los delitos. El Estado debe encaminar sus esfuerzos para combatir esas causas, pues el delito es justamente tal manifestación. Hay que acabar con la miseria, impulsar la educación, asegurar la estabilidad social, es lo que conduce a una vida ideal”.

Aboga por la proporcionalidad de las penas, criticando cómo Inglaterra impone pena de muerte por igual: “a quien roba un pan, o al terrible asaltante de los caminos” (TOMÁS MORO, Utopía, México, Edit. Porrúa, 1975)

CHARLES DE SECONDAT (Barón de Montesquieu, 1689-1755). Su obra El espíritu de las leyes, publicada en 1748, en la que propone la independencia del poder judicial respecto al ejecutivo, la abolición de las penas inútiles y excesivas, y de la tortura.

“Que se examinen las causas de la corrupción de las costumbres, y veremos que obedecen más a la impunidad que a la moderación de las penas”. Como hombre de leyes, propone: “...El buen legislador debe preocuparse más por prevenir el delito que por castigarlo” (Luis RODRíGUEZ MANZANERA, ob. cit., págs. 198-199), señalando que el espíritu de la ley debe ser el de evitar el delito.

JUAN JACOBO ROUSSEAU (Ginebra, 17 12-1778). En 1755 publica el Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres. En 1762, El contrato social.

“El primer hombre a quien, cercando un terreno, se le ocurrió decir: esto es mío, y halló gentes bastante simples para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, cuántas guerras y cuántos horrores habría evitado al género humano aquel que hubiese gritado a sus semejantes, arrancando las estacas de la cerca y cubriendo el foso: «Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra de nadie».

El incremento delincuencial es una muestra de la desorganización social de un Estado...” (RODRÍGUEZ MANZANERA, ob. cit., págs. 198-199)

JOHN HOWARD (1726-1790). Habló sobre las condiciones deplorables de las prisiones en Inglaterra. Apresado por piratas camino a Lisboa para ayudar a las víctimas de un terremoto, sufre en carne propia el escarnio de la prisión, y una vez liberado -se dedica a narrarle al mundo la geografía del dolor (cárceles): dramas, miseria, promiscuidad, vicios, enfermedades, lo cual repercutió para que se reformara el sistema penitenciario (RODRÍGUEZ MANZANERA, ob. cit., págs. 190-191)

CESARE BONNESSANA (Marqués de Beccaria, 1738-1794). A los veintiséis años “el divino marqués” publica en latín su libro De los delitos y de las penas, causando gran conmoción en el grupo de intelectuales de su época.

“Para que cualquier pena no sea violencia de uno o de muchos contra alguien en particular, debe ser escencialmente pública, pronta, necesaria, la mejor posible dadas las circunstancias, proporcional a los delitos y dictadas por las leyes...”. “Es mejor prevenir los delitos que penarlos...” (CESARE BECCARIA, De los delitos y de las penas, Madrid, Alianza Editorial, S. A., 1982)

JEREMIASBENTHAM (1784=1 832). Su obra más conocida, El Panóptico (pan - todo. Óptico - visión). Establecimiento circular con torre de vigilancia en medio, donde el guardián tiene el control de todos los vigilados. En tal establecimiento ha de obtenerse: 1 0) Dulzura (supresión del sufrimiento corporal). 2°) Severidad (no puede estarse mejor que afuera en libertad). 3°) Economía (no debe haber gastos innecesarios en su manejo).

Propone la cárcel ideal, en la que deben imperar el trabajo, el estudio, el orden y la paz, para lograr la readaptación de los delincuentes. El panopticum es, pues, la representación arquitectónica de la disciplina’ (DARÍO MELOSSI, “Istituzioni di controle sociale”, citado por LOLITA ANIYAR, La realidad contra los mitos, pág. 192)

EUGENE FRANÇOIS VIDOCQ (1775-1857). Terrible antisocial a los treinta y cinco años, es considerado como el hombre con mayor habilidad para fugarse de las prisiones. Su pasado, más tenebroso aún, transcurrió en medio de pandilleros que educaban a sus hijos para el asesinato; en vez de regalarles muñecos o carritos, les obsequiaban las calaveras de sus víctimas para que se fueran acostumbrando a la muerte, para que se familiarizaran con ella.

Un día se retira, pero sus excompinches comienzan a atormentarlo y extorsionarlo con la amenaza de que si no pagaba lo delataban a la policía; desesperado busca contactos con esta y se pone a su servicio a cambio de que no vuelvan a encarcelarlo.

Con estos argumentos convence a la policía: “... solo los criminales pueden combatir el crimen.., un ladrón que se siente a salvo, no tiene compasión con sus colegas...”. VIDOCQ es autorizado para organizar un cuerpo policiaco y crea la muy famosa Sureté (Seguridad), cuerpo de policía de Francia.

VIDOCQ estableció la parada, ronda de presos, y en los patios o re cintos a los presos se les hace caminar en círculo, mientras secretamente son observados por los funcionarios policiales a fin de educar su memoria y gravar los rostros de los delincuentes; así, al encontrar rostros semejantes, debe encarcelarse a los sujetos, pues es posible que sean delincuentes. Este es un fiel reflejo de las ideas de los fisonomistas, a los que hemos de referirnos para entender el porqué del manejo de las facciones’ (W. WERHNER, Historia de la criminología, Edit. Barcelona, 1974)

Los fisonomistas. Estudian la apariencia externa de los individuos y las relaciones entre dicha apariencia y su ser interno.

SAN JERÓNIMO decía: “La cara es el espejo del alma y los ojos, aun cuando callen, confiesan los secretos del corazón...”.

De los fisonomistas ha surgido la expresión “tiene cara de...”. Ellos señalan que el rostro de las personas puede revelar su carácter delincuencial. “El mismo San Jerónimo aconsejaba observar directa mente a los ojos de las personas para conocerlas”.

La fisonomía como disciplina

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