Planificación Estratégica, Complejidad E Incertidumbre

Actualmente en Europa y fundamentalmente en Latinoamérica se plantea una nueva teoría de la estrategia, cuyo origen se remonta al año 2001, cuando un profesor de la Complutense de Madrid, Rafael Pérez, escribió los fundamentos de cómo realizarla en 671 páginas, estableciendo en ella “Una nueva teoría estratégica menos geométrica y más hermenéutica, menos racional y más relacional”. “Una teoría de la estrategia refundada desde la comunicación”.

Mediante este escrito estableció pasos concretos para lograr esta nueva teoría:

1- La clave de toda teoría estratégica es recuperar al ser humano de las limitaciones de la racionalidad, introduciéndolo en el campo de la complejidad.

2- Comprendiendo a la estrategia como una expansión de discernimientos valorados, poniendo en primer plano los procesos cognitivos y valorativos, recuperando la concepción aristotélica de la acción como parte del discurso del hombre.

3- Colocando al hombre en la posición del otro (Consideración), volviendo más dialógica la teoría estratégica y colocando en primer plano la negociación y el diálogo.

4- Añadiendo factores relacionales e intangibles a los factores económicos, entre ellos la comunicación, la cultura y los valores. Hay que acompañar los cálculos y la exactitud matemática con características del comportamiento humano, para poder comprender mejor el juego de la vida cotidiana. Existe una teoría matemática de la estrategia, sin embargo, nuestra conducta no se rige por tal paradigma.

5- Aplicar otras reglas no paradigmáticas y exactas a la formulación de estrategias, hermenéuticas y de decisión narrativa, que permitan reducir la incertidumbre y gestionar el discurso para guiar el comportamiento del estratega con su entorno social, superponiendo las relaciones sobre los sujetos.

Propone la creación de la estrategia desde la perspectiva de la comunicación, permitiendo construir mapas para comunicadores y una teoría estratégica a la comunicación, tomando en cuenta que “Una teoría estratégica que no tenga en cuenta el poder de la comunicación para crear y compartir valores y promover transformaciones se quedará irremisiblemente corta.”, derivado de la afirmación de que la política, el marketing y los negocios no pueden realizarse sin el uso de la comunicación, concepto que se define como todos los procesos a través de los cuales la gente se relaciona e influye recíprocamente.

En el contexto de una sociedad globalizada en sus mercados y redes de información pero claramente fragmentada en sus reglas y valores, se hace necesario tender puentes entre las partes de los conflictos/oportunidades. Esto da pie a una nueva orientación estratégica proclive a la negociación, a la cooperación y al consenso, para disminuir las fracturas sociales y los conflictos entre las partes implicadas mediante la comunicación.

Los modelos científicos de la comunicación son los más apropiados para explicar desde la perspectiva personal los aspectos físicos, intrapersonales, interpersonales, y culturales de las relaciones humanas y sus diferentes sucesos.

“Necesitamos una nueva teoría para la vida cotidiana que sea menos geométrica y más cualitativa, menos racional y, en cambio, más hermenéutica y relacional (...) La buena noticia es que en esa nueva teoría la comunicación cumpliría una serie de funciones importantes:

• Función integradora: dotar a la comunidad de una visión unitaria del mundo.

• Función transformadora: En los cultural, lo social, lo organizativo.

• Función autorreguladora.

• Función de desarrollo sin perder la identidad.

• Función de articulación con organizaciones, comunidades.

Esta necesidad viene dada por cuatro causas principales:

• Vivimos un mundo cada vez más marcado por la incertidumbre.

• Los sesgos economicistas y las limitaciones de la actual teoría estratégica producida desde el management.

• Las carencias de modelos estratégicos adecuados para aquellas situaciones en las que se producen variaciones en los modelos de referencia.

• Las exigencias del nuevo entorno de comienzos del siglo XXI.

En encuentros internacionales, los expertos consideraron que la nueva teoría estratégica podría ser re-pensada y re-formulada desde la comunicación, ya que es la forma de interacción mas axiológica de que disponemos y que ofrece un campo teórico único para estudiar las relaciones humanas, y los nuevos mapas que necesitamos son “mapas relacionales”. Igualmente, la teoría estratégica debe ser realizada desde ciertas premisas:

• La complejidad.

• La trans y multidisciplinaridad.

• Los hallazgos de las distintas ciencias que estudian al hombre (sin distinción entre duras o blandas).

• La concepción dinámica de los sistemas y la oportunidad de abordarlos desde el paradigma de lo fluido.

• Una matriz relacional y participativa, para abordar a la comunicación.

• La comunicación concebida como lugar de encuentro y de generación de significaciones, espacios y símbolos compartidos.

• Los valores y derechos humanos de primera, segunda y tercera generación de los ciudadanos del siglo XXI.

• “Se cuestionan la validez tanto teórica como aplicada de las actuales formulaciones y de los modelos estratégicos en uso, y se coincide en la necesidad de aportar nuevos mapas que permitan a los hombres de acción navegar en este siglo y responder a sus retos y oportunidades”.

Por otro lado, ciencias como la economía, la neurología y las ciencias cognitivas han avanzado en estudios que ponen en tela de juicio sus fundamentos teóricos, resultando la complejidad humana, la emocionalidad y el empirismo, factores influyentes en las decisiones humanas y por tanto modificadores de los modelos tradicionalmente aplicados. En general, los importantes avances de las ciencias neurocognitivas nos están desvelando a un “homo strategicus” que difiere sustancialmente del “homo oeconomicus”.

Existen detractores que dicen que no se puede crear una teoría estratégica en tanto que las estrategias son en esencia contingentes, la realidad impredecible. Por ahora es un proyecto de teoría, que se apoya en el pensamiento sistémico y la complejidad de las organizaciones, y surge de la fusión de cuatro paradigmas:

1- La insuficiencia de la teoría actual para atender efectivamente los cambios del entorno y los nuevos problemas.

2- La necesidad de reincorporar al ser humano en la teoría.

3- La nueva comprensión de la vida y del ser humano.

4- Incorporar el factor cultural en el diseño estratégico.

La estrategia es una capacidad humana, una disciplina que debe atender lo inmanente, que explica los causes de acción del hombre, la adopción de estrategias y procesos estratégicos para entender los sistemas sociales.

La planificación estratégica es una disciplina que puede plantearse en las organizaciones como prevención a las posibles situaciones no esperadas a las que se puede enfrentar la empresa, bien sea por agentes externos como el medio ambiente en el que se encuentra o por situaciones internas a las que se enfrenta dentro de la organización, pero normalmente no es algo común entre los altos directivos prever estas situaciones o bien realizar anticipadamente los posibles planes de contingencia para salir con éxito de éstas situaciones.

Lo común es que las organizaciones se enfrenten a los problemas o cambios no esperados, y en la medida en que toman decisiones van aprendiendo; no es lo más ideal, ya que estas decisiones son productos de la crisis por la que atraviesa la organización y la presión de salir de éstas. Y, aunque se haga frente de la mejor forma a la situación por la que se atraviesa, no son soluciones ni inversión de tiempo que logre resultados exitosos a largo plazo, sino, a corto plazo, ocasionando en muchos casos que la situación se vuelva a presentar con más fuerza y más impacto en la empresa. Ver oportunidades dentro de la situación de crisis por las que se atraviesa en un momento determinado no es fácil, pero sí es una capacidad adquirida que se puede ir reforzando con el tiempo.

A pesar que ninguna organización puede tener los conocimientos suficientes para saber solucionar situaciones a futuro, o resolver dichos problemas anticipadamente, si se puede mantener una constante actualización de los posibles cambios a los que se pudiera enfrentar la organización, o tener una amplia visión de la realidad de forma objetiva. La empresa pudiese preparase, aunque no en su totalidad, para hacerle frente a las situaciones contrarias, situaciones ambiguas y no rutinarias que traen como consecuencia la afectación de toda la organización y no solo a una determinada operación en particular.

Como bien plantea Morín, sobre la teoría del pensamiento complejo, define la complejidad como un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades.

Los principios fundamentales de la complejidad son tratados por Edgar Morín en su libro “Introducción al pensamiento complejo”.

La palabra complejidad implica popularmente incertidumbre, confusión y desorden. En la primera definición del texto no se explica con claridad, Lucía Solís explica que “lo complejo no puede resumirse en el término complejidad”, haciendo un intento de definir lo real partiendo de una acepción del pensamiento simple o lineal.

Se parte de dos premisas para aminorar la brecha entre lo ilusorio y el verdadero problema de la complejidad. Morín comenta que “la complejidad conduce

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